Existe una larga lista de alimentos animales y vegetales que han sido reconocidos como portadores de la amenaza de los microplásticos y de algunos aditivos químicos que los acompañan. Hagamos un breve bosquejo del ciclo que hace de esto una verdadera amenaza.
Cuando utilizamos un palito de plástico para mezclar el café con el azúcar, dibujaremos con él unos cuantos círculos y se irá a la basura. Son los plásticos de un solo uso (como muchos empaques, las pajillas o popotes, los hisopos de algodón). También está el resto de plásticos, no importa la cantidad de veces que los usemos. Siempre que los enviamos a la basura pensamos que nuestra relación terminó, que ya no tenemos nada que ver con ellos. Se puede tratar también del millón de botellas de plástico que se abren cada minuto del día. Saque su calculadora y vea cuántas botellas se van a la basura cada día de su vida. No olvide que entre el 15 y el 20 % de la basura en los vertederos es plástico. Lo que se va al mar es más.
Los plásticos no se descomponen molecularmente. Solo se van degradando y convirtiendo en pedazos cada vez más pequeños, al punto de que no los vemos. Los microplásticos son las partículas de menos de cinco milímetros, pero al seguirse descomponiendo se convierten en nanoplásticos. Los más grandes son menores que la mitad del grosor de un cabello.
La cadena alimentaria consiste en que unos organismos se comen a otros, desde la parte microbiana hasta el rey de la cadena, que es el ser humano. Imagine unas larvas de camarón. Son minúsculas. ¿Qué comen? Zooplancton, que a su vez ha comido micro o nanoplásticos disueltos en su ambiente. Así que, cuando usted pide su cebiche de camarón, mejor haga de cuenta que su plato viene desde un lugar muy remoto, digamos que de otro planeta, y que por eso no contiene microplásticos. ¿Se cambia al pescado? Recuerde que el pez grande se come al chico y que el chico come… zooplancton, que come microplásticos.
¿Y si pide su pollito frito? Recuerde que, si no es de patio (que no ha comido lombrices, que ingieren microplásticos del suelo), seguramente le dieron de comer concentrado con harina de pescado. El resto ya lo sabe. ¿Animales más grandes? ¡Sorpresa! La harina de pescado está en más alimentos de los que se imagina.
[frasepzp1]
Solo le queda la cerveza. Pero resulta que también el mundo vegetal está contaminado por microplásticos. Hay reportes de microplásticos en el azúcar, en la sal y, mire nada más, en la cerveza. ¿No me cree? Hace bien. Vaya y pregúntele a san Google.
Los microplásticos no vienen solos. Están asociados a aditivos según su proceso industrial. Algunos aditivos están reconocidos como responsables de alteraciones en nuestros sistemas hormonales. Causan enfermedades de la tiroides, entre otras.
Y si va de salida o ya anda en la calle, dele un vistazo a la ropa que lleva puesta. ¿Poliéster puro o mezclado, microfibra? Con cada lavada de esa ropa se desprende una gran cantidad de micro y nanoplásticos que van directo adonde vaya su agua de desecho (cuide que en su largo recorrido no la usen para regar vegetales porque le saldrá premiada la zanahoria). ¿Se bañó antes de salir y utilizó ese promocionado jabón exfoliante con microesferas? Le cuento que se trata de microplásticos. Así que andamos por ahí contaminados dentro del cuerpo y también con el plástico pegado a la piel.
¡Qué desolador! Lo bueno de esto es que no es un tema como el cambio climático, con personas que lo creen o no. Es científico. Está demostrado. Los microplásticos están contaminándolo todo y a todas.
Así que, la próxima vez que le digan que necesitamos cambiar nuestros hábitos de consumo, sepa que no se trata de una moda, de una cosa de locos fanáticos o de una sugerencia para el futuro.
Recuérdese de esto con los siguientes plásticos que tire a la basura. Al menos reduzcamos la contaminación. ¿No sería mejor si ni siquiera los compramos?
Más de este autor