En efecto, mientras, por un lado, el Gobierno -aunque también con detractores declarados al interior- hablaba de las bondades que traería la Ley de Desarrollo Rural Integral; por otro lado, perdió un año en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, donde se dedicaron a hacer cualquier cosa, menos aquello que pudiera fortalecer a los pequeños productores rurales. Y es que ese Ministerio, con o sin una Ley, está obligado a operar como punta de lanza del desarrollo rural, impulsand...
En efecto, mientras, por un lado, el Gobierno -aunque también con detractores declarados al interior- hablaba de las bondades que traería la Ley de Desarrollo Rural Integral; por otro lado, perdió un año en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, donde se dedicaron a hacer cualquier cosa, menos aquello que pudiera fortalecer a los pequeños productores rurales. Y es que ese Ministerio, con o sin una Ley, está obligado a operar como punta de lanza del desarrollo rural, impulsando sistemas de producción familiares más estables y progresivamente más diversificados y vinculados al mercado, según las motivaciones de cada productor. Otras carteras están obligadas a hacer lo suyo para procurar el desarrollo integral. Para cerrar con broche de oro, el ministro de Agricultura saliente confiesa que fue incapaz de arreglar lo que según él no servía para nada. Se infiere, de estas declaraciones, que al ministro le quedo grande el traje y que probablemente todo quedó peor en esa deteriorada cartera.
En relación a la aprobación de la iniciativa de Ley 4084, es imposible ignorar la candidez –otorgando el beneficio de buena fe en relación a la aprobación de la Ley- con la cual se plantó este Gobierno frente al proceso. Fueron literalmente doblegados tan solo por una cámara empresarial. Y francamente no creo que importe aquí analizar cuál es la esencia de esa cámara y sus posibilidades materiales. Lo que aquí es reprochable es que quien representa los intereses del Estado no sea capaz de actuar con la inteligencia suficiente y hacer acopio de las capacidades necesarias para conceptualizar, diseñar, aprobar e implementar una política pública cuyos destinatarios están más que identificados y justificados como sujetos de la misma. Genera vergüenza ajena constatar que todas las esperanzas del Gobierno para aprobar la iniciativa 4084 estaban cifradas en un solo diputado que al final terminó viéndoles la cara.
Ahora solo queda ver si esa derrota queda consumada. Y eso se empezará a notar conforme se conozca el perfil de la persona que el Presidente nombre para dirigir la cartera de Agricultura. O se decanta por un perfil que crea que los pobladores rurales deben esperar eternamente por el derrame de la economía para salir de la pobreza o por un perfil que crea que los pobladores rurales necesitan una plataforma económica propia, apegada a sus posibilidades y capacidades actuales, para mejorar progresivamente conforme lo permitan las inversiones públicas en caminos rurales, asistencia técnica, organización productiva, riego de pequeña escala, gestión del agua y del riesgo, acceso a mercados financieros, acceso a tierra y a otros activos y capacidades, elementos sin los cuales, ninguna persona excluida, podrá salir de esa condición. Y esos elementos deben otorgarse con la escala, continuidad, oportunidad y suficiencia para que induzcan impactos reales.
Ojala el Gobierno elija bien y no persista en los fracasos, porque estos, finalmente, solo se los endosa a los pobres rurales.
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