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"Desarrollo con democracia" entrevista con Amartya Sen, Premio Nobel de Economía

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"Desarrollo con democracia" entrevista con Amartya Sen, Premio Nobel de Economía

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El Premio Nobel de Economía 1998 habló con el periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro sobre democracia, crecimiento económico, pobreza y dereechos ciudadanos. Las empresas estatales, dice, solo pueden funcionar con una estricta rendición de cuentas. Y el crecimiento económico no siempre es sinónimo de beneficios para la mayoría de la población. El economista de la India traslada lecciones aprendidas en su país para insertarlas en el debate actual de Centroamérica, una región con altos niveles de desigualdad y pobreza.

Por Carlos Fernando Chamorro de Confidencial

Amartya Sen nació hace ochenta años en Bengala en un campus universitario asociado al gran poeta y escritor Rabindranath Tagore, donde su padre enseñaba química y su abuela había sido profesora de sánscrito. De ancestros intelectuales, ha vivido prácticamente toda su vida en un ambiente académico, saltando de una a otra universidad, entre la India, Gran Bretaña y Estados Unidos, hasta recalar en Harvard donde actualmente enseña. Pero su inmersión a profundidad en el mundo riguroso de la academia, nunca significó el aislamiento en una torre de marfil. De hecho, algunos de sus conceptos seminales como la prevención de la hambruna, que más tarde desarrollaría en investigaciones memorables, nacieron del contacto con la realidad de la miseria en su país.

Este economista, matemático y filósofo indio, considerado uno de los más influyentes pensadores contemporáneos en temas de desarrollo, sostiene que el “debate público” es una fuerza de cambio social y propone que los intereses de la gente sean colocados en primer plano, a la hora de balancear la relación entre sector público y privado. Hay que asegurarse, sugiere, “que el dominio de una visión estrecha en busca de ventajas económicas y réditos no sacrifique los intereses del público en general”.

En colaboración con su amigo y antiguo compañero de estudios en Cambridge, el economista pakistaní Mahbub ul Haq, entonces director del Programa Mundial de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Sen es uno de los “apóstoles” del desarrollo humano sostenible y sus investigaciones sirvieron de sustento para conceptualizar el índice de desarrollo humano en la década de los noventa. “Para que el desarrollo humano sea sostenible debe existir un sistema democrático”, afirma con convicción, el autor de una veintena de libros, entre ellos “Sobre la desigualdad económica”, “Pobreza y hambruna”, “Etica y Economía”, y “Desarrollo y Libertad”.

En 1998, Amartya Sen recibió el premio Nobel de Economía por sus aportes a la teoría de la “elección social”, y se le considera el inventor del concepto de “capacidad” que evalúa las posibilidades de ejercer la libertad que tienen los individuos.

La semana pasada, el profesor Sen visitó Managua para clausurar un seminario internacional sobre desarrollo humano sostenible, auspiciado por el PNUD, la Universidad Centroamericana (UCA) y el Consejo Nacional de Universidades (CNU). En medio de su apretada agenda, Amartya Sen accedió brindarme una entrevista para el programa televisivo Esta Semana.

Conversamos en inglés un poco menos de treinta minutos. Cálido, amable y paciente, Sen responde a mis preguntas como si estuviera dando una lectura en el aula de clases. Para ilustrar sus tesis utiliza con frecuencia ejemplos de la experiencia de China y la India, su país, tema de su libro más reciente “An Uncertain Glory”, sobre las contradicciones del modelo indio de desarrollo económico. Unicamente sube el tono de la voz, y está a punto de perder la paciencia, cuando le pido su opinión sobre algunas descripciones que han hecho de él como la “madre Teresa de la economía” o “la conciencia de la profesión”.

-“Son comparaciones idiotas”, dice. “Yo no aporto conciencia, aporto razonamiento económico”.

Este es un fragmento de la conversación.

Profesor Sen, usted vino a Managua a participar en una conferencia sobre Desarrollo Humano. ¿En qué se diferencia este concepto de lo que conocemos como crecimiento económico?

Tradicionalmente, el crecimiento económico se ha visto en términos de la expansión del ingreso nacional, el producto bruto total del país, o alguna otra medida del ingreso. El desarrollo humano difiere de eso en dos maneras. No se preocupa tanto por los productos y bienes que se poseen, sino por el tipo de vida que tiene la gente. Cuánto tiempo vive, qué tan bien viven, si son pobres, analfabetos, ese tipo de cosas. Toma en cuenta los ingresos, pero como uno de muchos factores. Y se preocupa no sólo por los valores agregados de una nación, sino en cómo esos agregados se reflejan en la vida de los individuos. No se puede capturar todo eso en una cifra, pero el desarrollo humano es un esfuerzo (de medición) en esa dirección.

¿Qué clase de relación existe entre desarrollo humano y el tipo de gobierno o instituciones políticas? Por ejemplo, ¿se requiere tener instituciones democráticas o se puede lograr el desarrollo bajo un régimen autoritario?

Esa es una pregunta muy interesante. Creo que realmente depende de cuán amplia sea tu definición de desarrollo humano. Porque si en desarrollo humano incluyes la habilidad del ser humano para vivir la vida que quiera llevar, sin las restricciones de la pobreza, o factores circunstanciales como una epidemia, hambruna, o un gobierno autoritario, entonces, tener una sociedad democrática es un requisito del desarrollo humano.

Pero no es el único requisito. Hay otras cosas, no diría más importantes, pero si diferentes: como expectativa de vida, cuan libre de enfermedades estás, si has logrado superar la desnutrición, cuán educado eres, qué oportunidades has tenido. Estas cosas a veces pueden florecer bastante bien en sociedades no democráticas. Es el caso de China, a la cual le ha ido muy bien. Por otro lado, ante la ausencia de un sistema democrático y multi-partidario, puede decirse que hay algo que falta en el desarrollo humano.

El índice de Desarrollo Humano que se utiliza mucho desde los noventa, tiende a concentrarse más en temas económicos, inmediatamente tangibles, medibles. Por eso se enfoca en expectativas de vida, analfabetismo y educación. Y realmente, son cosas que la democracia no ha garantizado. No porque no sean importantes, sino porque es difícil ponerlas en un índice. Uno tiene que tener en cuenta que estas cosas pueden tenerse aún en la ausencia de democracia pero, finalmente, para que sean sostenibles, tiene que existir un sistema democrático. Sin democracia, un país puede convertirse en Corea del Sur, que tiene muy buen índice de Desarrollo Humano. O convertirse en Corea del Norte, con pésimo índice de Desarrollo Humano. Creo que la democracia es muy importante por sí misma. Y también por qué garantiza la habilidad del ser humano para escoger en qué tipo de sociedad quiere vivir.

Usted ha investigado de manera exhaustiva sobre la importancia de la libertad de prensa, la transparencia y el debate público para prevenir hambrunas, ¿cómo funciona esa relación?

La hambruna es muy fácil de prevenirse. Es absolutamente asombroso que ocurra, porque no es como el hambre común, que ocurre mucho en el mundo. Con el hambre la gente no tiene suficiente comida, o no tiene el tipo de comida apropiada. Pero la hambruna es un estado extremo de hambre, y está conectada con la movilización de personas de un lugar a otro en busca de comida, tratando de comer cualquier cosa, incluyendo basura.En esas situaciones, la gente muere de forma masiva. La India, de donde yo vengo, padeció muchas hambrunas. El imperio británico inició su dominio en 1770, con una gigantesca hambruna. Y terminó con otra gigantesca hambruna en 1947. Las hambrunas eran muy comunes, pero cesaron con la independencia. Fue fácil hacerlo, porque en una democracia independiente y multi-partidaria, ningún gobierno se podría salir con la suya, permitiendo una hambruna.

La hambruna es fácil de prevenirse. Simplemente, se acabaron. Por otro lado, hay otro tipo de problemas, muy serios pero no tan dramáticos y catastróficos como la hambruna, como es la desnutrición regular. En la India hay mucho de esto. Recientemente escribí un libro con Jean Dréze (“An Uncertain Glory: India and its Contradictions”) discutiendo por qué la privación está tan extendida en la India, incluyendo altas cifras de desnutrición, un sistema de salud muy malo, y analfabetismo permanente. Entonces, la pregunta es ¿por qué funciona para aliviar la hambruna pero no los otros problemas? La hambruna es fácil de demarcar. La gente entiende inmediatamente la responsabilidad del gobierno. Pero cuando tienes a algunas personas más o menos hambrientas y por lo tanto, más susceptibles a enfermedades; con algo de educación, pero no la adecuada porque no hay suficientes escuelas; esa es una situación dramáticamente más difícil de enfatizar. Los indios son muy críticos de los partidos políticos y los medios. En mi libro hablo mucho sobre eso. Tenemos que trabajar mucho más para eliminar la desnutrición, el analfabetismo y la mala salud. Todo eso es prevenible, de la misma manera en que hemos lidiado con la hambruna.

Con frecuencia usted aboga por la necesidad de inversiones públicas masivas en políticas sociales como salud y educación ¿es posible lograr esto sin caer en el clientelismo político?

Sí, depende de cómo se haga. Creo que no hay nada tan importante como la rendición de cuentas, a la hora de producir estas cosas. Es un error creer que lo único que tienes que hacer es fundar una empresa estatal y funcionará. Nunca funcionará de esa manera. Tienes que tener un sistema de rendición de cuentas. En muchos países han fracasado. El debate entre Estado versus sector privado, se convierte en una especie de competencia entre sistemas con rendición de cuentas y sin rendición de cuentas. Si tienes rendición de cuentas, el sistema trabaja más, mejor, y es mucho más eficiente. Tienes que poder explicar por qué algo falla, cuál es el alcance de la corrupción, cuál es el precio del clientelismo, en qué maneras diferentes se manifiesta, y qué podemos hacer al respecto. Ciertamente que puede hacerse, pero no se hace automáticamente.

He leído una afirmación suya en que de forma categórica dice que el debate público es la fuente más importante de cambio social ¿por qué?

El debate público hace que la gente entienda problemas difíciles o grandes problemas. Cuando no basta simplemente pensar, escuchar a otros discutir nos permite aprender unos de otros. También nos permite decidir qué hacer, cuáles son nuestras prioridades, debemos recordar que el debate público enriquece mucho.

Solo por dar un ejemplo, hace diez años se decía que India sería el foco más grande de la epidemia del SIDA. Y todas las predicciones de la ONU ponían el mayor número de pacientes de SIDA en la India que en cualquier otro lugar. A diferencia de la desnutrición normal, que vergonzosamente continúa, esto se convirtió en una alerta dramática, parecida a la que surgió sobre la hambruna. Se tomaron muchas acciones y cuando las acciones son demandadas por el público, en un gobierno democrático donde hay presión de la oposición, presión de los medios, entonces algo ocurre.

Ahora nadie cree que la India se convertirá en el centro de la epidemia del SIDA. El problema no se ha resuelto, pero las cifras han resultado minúsculas en comparación a las predicciones. Entonces, hay muchas maneras en las que la discusión pública es efectiva a la hora de traducir un problema en reconocimiento y remedio. En segundo lugar, nos permite discutir qué es lo que debemos enfatizar.

Veamos ahora la otra cara de la moneda. ¿Cuáles serían las consecuencias en una sociedad en donde hay una tendencia a controlar la prensa, ya sea por el gobierno o por grupos privados, para imponer un monólogo oficial?

Creo que es muy importante no suprimir información. Permitir libertad a los medios es importante para que la gente sepa qué está pasando. Es importante para que el gobierno entienda lo que está pasando, y lo que la gente demanda. Es muy importante que la gente hable entre sí para decidir cuáles son sus prioridades. ¿Es una prioridad tener un criterio mecánico de crecimiento del PIB? ¿O es una prioridad la calidad de vida humana, y cómo reducir la pobreza, en todas sus dimensiones diferentes? ¿Cómo pensamos sobre ello? Entonces, todas estas preguntas dependen mucho de discusiones públicas abiertas.

Usted ha escrito sobre la necesidad de una alianza entre el estado y el mercado, entre lo público y lo privado, ¿bajo qué reglas?

No creo que el sector público y privado formarán una alianza por sí mismos. Creo que la gente debe determinar cómo encajan en un patrón general. Digamos que estoy enfermo. Recibo medicina de un doctor, y decido que tipo de nutrición tener en base al conocimiento tradicional o el consejo de un nutricionista. No estamos ante una alianza entre nutricionistas y doctores. Estamos en una alianza entre mi persona, con doctores y nutricionistas.Entonces, igualmente para el pueblo, el sector público tiene un papel y el sector privado tiene otro papel.

El sector privado, según la experiencia mundial, incluyendo la de China, con mucha frecuencia puede hacer mucho bien en términos de industria y particularmente de agricultura. Por otro lado, el sector privado en servicios de salud puede ser bastante desastroso, particularmente cuando hace que la salud sea demasiado cara para la gente. Con la educación pasa algo parecido. A veces, también incluso con la industria. Por eso es muy importante asegurarse que el dominio de una visión estrecha en busca de ventajas económicas y réditos no sacrifique los intereses del público en general. Al hacer esto, tenemos que balancear de manera inteligente a los sectores público y privado.

A través de la discusión pública debe decidirse el rol del estado, el rol del mercado, del sector público y privado, qué balance debe haber. En el centro de esto debe estar el interés de los seres humanos, la razón, y la sociedad.Creo que no debemos pensar en que lo público y lo privado se enfrentan como dos titanes. No queremos eso, lo que queremos es que la gente esté a cargo y en control.

Cuando usted lee noticias en los medios sobre un boom económico o progreso económico, ¿a qué le pone atención?

Veo dos cosas: quién se está beneficiando, y quién se está quedando a la zaga. También veo cual es el fundamento del boom. Permítame regresar al ejemplo de India para ilustrarlo. India fue la segunda gran economía de crecimiento más rápido, creció a un 8-8.5% anual, pero una de las características era el impacto en los servicios públicos, aunque generaban ingresos, su impacto en educación y salud fue mucho menor de lo que podría haber ocurrido. Además que con frecuencia los pobres no estaban recibiendo una tajada del boom. En segundo lugar, debido a que el boom se basaba en fuerza de trabajo altamente calificada, en tecnología informática, en farmacéutica, en repuestos automotrices especializados, los que se beneficiaban eran los que habían ido a la escuela y tenían una buena educación técnica, aun cuando la mitad del país no una tiene buena educación del todo. Entonces, creo que la base del boom es muy importante. No es tanto que el boom no fue por sí mismo adecuado, pero un boom económico que no abarca al pueblo, que no crece en la gente, es muy frágil.

Usted se describe como un feminista, ¿es optimista sobre el progreso de los derechos de la mujer?

Si, lo soy. Pero soy feminista siendo hombre, debo reconocer. Creo que por dos razones. Una es que los intereses de las mujeres han sido descuidados injustamente, por partida grande. Eso es aplicable a muchos países, incluyendo a la India. Pero también en el contexto de la literatura feminista se discutieron muchas inequidades que fueron fáciles de entender por la gente, mucho más que otras como las de clase. Por ejemplo, hombres y mujeres tienden a vivir juntos en familia, por lo tanto es más fácil comunicarse sobre las privaciones femeninasCapitalistas y trabajadores no tienden a pertenecer a la misma familia. Como resultado, mucha comprensión de los problemas de la desigualdad del capitalismo vino a través de la literatura feminista, porque era más fácil comunicarse así, como a través de la familia. Entonces, sí soy feminista. ¿Soy optimista? Sí. ¿Quisiera que avanzáramos más rápido? Sí, pero avanzamos, estamos avanzando. 

Algunas personas lo han descrito a usted como “la conciencia de la profesión” o como la “Madre Teresa de la economía” ¿Es esa es una descripción justa o incorrecta?

Esas son las declaraciones más idiotas que se me podrían ocurrir. Primero que nada, tengo mucha admiración por Madre Teresa. Ella se sacrificó siempre y tenía otra manera de acercarse a la vida. No creía que debía vivir ostentosamente. Yo no vivo ostentosamente, pero no me desagrada el confort, al nivel de sacrificio que Madre Teresa ejercía. Esa declaración disminuye a Madre Teresa. Es una tontería. Por otro lado, si yo me desvelo en la noche es tratando de encontrar el sentido en un montón de cifras que no parecen tenerlo. Madre Teresa no hacía eso. Entonces, ¿por qué comparar a dos personas que no tienen nada que ver una con la otra?

Y decir que yo soy “la conciencia de la economía”, en realidad eso lo dijo un gran economista como un cumplido, pero eso disminuye a la materia. Porque justo desde el principio, cuando pensamos en economistas clásicos como Adam Smith, Karl Marx, John Stuart Mills, ellos estaban muy preocupados sobre cómo marchaba la sociedad. Entonces, en el proceso de tratar de alabarme, y no lo veo como un halago sino como una declaración extraña, denigran la materia, y creo que eso es injusto con nuestra disciplina. Y no es solo que se equivocan con la historia, también se equivocan al medir el potencial de la economía para servir como aliada del progreso humano.

Entonces, ¿cómo describe usted su propia contribución como economista?

Como el trabajo que hago con otros economistas para tratar de encontrar un poco más de sentido en el mundo, usando el razonamiento económico. Cada uno de nosotros aporta algo de comprensión, asociación, experiencia, e interactuamos. Soy muy feliz al interactuar con otros economistas. No voy por ahí avasallando a otros economistas. Me pidieron que fuera presidente de la Asociación de Economistas Norteamericanos y accedí. Pese a ser indio presido una organización internacional. Fui electo presidente de la Sociedad Internacional de Econometristas. ¿Consideré esto como un halago? No, porque la econometría tiene que ver con las matemáticas en la economía y yo he estado muy interesado en eso.

Yo no creo que el mundo en el que vivimos sea muy bueno todo el tiempo, ni para usted ni para el resto. Pero, ¿quiero influenciar a otros economistas para que piensen igual que yo en áreas en las que me siento muy competente? Sí, así es. Discuto sobre ello, sobre lo que pasa en la India. He escrito extensamente sobre por qué el euro se ha descarrilado, por qué la Unión Europea es una grandiosa idea pero porque la unión monetaria del euro fue un error. Soy un ciudadano indio viviendo y enseñado en Estados Unidos. Pero no aporto conciencia, aporto razonamiento. Yo no creo tener más conciencia que otras personas.

 

*Esta nota fue publicada por Confidencial, parte de la red de ALiados de la cual es parte Plaza Pública.

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