Y no es que ese espectáculo altamente mediatizado no preocupe a los guatemaltecos, en realidad los sectores medios y populares saben mucho de futbol y, por lo que parece, los publicistas del actual régimen militar han sabido comprender al máximo las simpatías de la población y estimulado al Presidente que ha militarizado el Estado a expresar como una preocupación de política internacional la situación del combinado mexicano.
Era tal la preocupación y nerviosismo de las altas esferas gubernamentales sobre ese importante problema internacional que hasta la Vicepresidenta se ha olvidado de hacer efectivamente públicos sus bienes y las fuentes que le han permitido adquirirlos. Recuérdese que ella se erigió en el anterior período gubernamental en la contralora pública de todo lo que oliese a corrupción y negocios públicos Ahora ella misma acepta que ese fenómeno está más que entronizado en la administración pública y aunque por segundos coquetean con la decencia -despidos en FONAPAZ y Aeronáutica Civil- los actos no pasan de breves intentos, pues hasta ahora no hay ninguna información sobre los hechos, mucho menos algún detenido y procesado.
Lo cierto es que el régimen perdió la oportunidad de oro de convencer a la ciudadanía de que el grupo que detenta el poder es efectivamente un equipo honesto, pues si no hay mayores oscuridades, ¿por qué no decirnos cómo la Vicepresidenta ha logrado acumular bienes tan costosos en tan corto tiempo si sus empresas son, según dijo, ventas de brócoli y de jabón capilar de calidad nacional? La situación parecía preparada para que el gobierno retomara el control de la situación y comenzara, ¡ahora sí! A responder a las expectativas que el 36% de la población que votó por ellos en el primer turno tenía.
Ingenuo que soy, imaginé que su comparecencia a un programa de radio de amplia audiencia sería utilizada para demostrar con puntos y comas la decencia de sus bienes, y que luego de ella sabríamos también cómo las riquezas del futuro candidato presidencial se ha construido, así como la de la familia presidencial. Pero nada. Así como se han callado totalmente sobre los financistas de la millonaria campaña electoral y de cómo han distribuido las sobras, ahora nos hemos quedado inmersos en un mar de dudas y sospechas sobre la construcción de la fortuna del círculo próximo al militar que nos gobierna. La bruma y oscuridad es tan espesa como la que se instaló luego de los atentados a sus hijos en el inicio de la década pasada.
Un día sí y otro no, el Presidente militar acusa a los diputados de querer sacar beneficios económicos en las votaciones, pero son los miembros de su partido los que convocan a reuniones secretas y él, luego de sus ya clásicos exabruptos y valentonadas, salta, a otra cosa.
Uno podría suponer que si alcanzó los más altos reconocimientos en su carrera militar algo sabría de estrategias, las que con cierta creatividad podría estar aplicando a los procesos de gobierno. Sin embargo, cada día que pasa lo que notamos es una basta y complicada red de contradicciones e improvisaciones, como ha sucedido con la intervención “operativa” de la SAT, el último medallón de enredos en el que se ha sumergido.
Es cierto que los éxitos aparecen aún sin desearlos, tal los “curiosos” casos de la semanal incautación de droga en vehículos que desde hace más de un mes están bajo el resguardo policial.
Pero tal parece que no hay de qué preocuparse, si ya se compraron honores en la fundación Clinton y con empresarios brasileños, muy probablemente ya se estará cabildeando ante el Presidente Peña Nieto algún reconocimiento por su intercesión ante las cortes celestiales para el triunfo del futbol mexicano y tranquilidad de los que comercian con él, el que muy posiblemente le será entregado el 28 de diciembre próximo.
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