Tengo varias amigas que cuando están sin novio se sienten solas, como si viniéramos al mundo en parejas hombre-mujer. En estos espacios de soltería se expresan con tristeza y lástima de su propia situación y se buscan entre ellas para consolarse por no estar con un hombre. Son períodos llenos de nostalgia y de lamentaciones, y a veces hasta de vergüenza.
Muchas mujeres viven a la espera del hombre que las va a hacer felices, aquel que las va a llevar y traer, que las va a invitar al cine o a cenar y siempre va a pagar la cuenta, que les va a comprar regalitos, etc. Esta idea convierte a los hombres en superhombres para las mujeres, esos que serán sus proveedores y protectores. Bajo este ideal, el hombre es el sujeto activo de la relación romántica, el que hace, y la mujer es la objeta pasiva de ese amor, esa que busca ser amada.
Hace poco leía un post en Facebook que decía algo así como que no hay mujeres infieles, sino que lo que hay son hombres que hacen que las mujeres se desilusionen al caer en la rutina, al no ser detallistas y al no conquistar a su mujer cada día. Y entonces vendrá otro hombre que sabrá hacerla feliz. Según esto, la felicidad de la mujer depende de un hombre, quien tiene la tarea de hacerla feliz en una relación altamente codependiente. Y si un hombre no lo logra, ella buscará otro. Pero, en todo caso, ella será feliz solo al lado de un hombre.
Y es que somos formadas en esos anhelos amorosos del amor romántico y tradicional, y es a través de esta idea del amor como los hombres se apropian de las mujeres (recordemos el reciente episodio de José y Anita, en el que simbólicamente José ha marcado su territorio públicamente). Simone de Beauvoir, en El segundo sexo, habla de cómo, bajo este esquema patriarcal hegemónico del amor, las mujeres son preparadas para ser para los hombres.
¿Por qué no podemos ser felices como sujetas? ¿Por qué depender de los hombres para ser felices? ¿Por qué exigirles todo eso a los hombres? ¿Por qué no pensar en el amor como una relación de dos iguales? ¿Por qué no pensar en el amor entre seres libres y autónomos? Marcela Lagarde, en una conferencia titulada Desmontando el mito del amor romántico, se pregunta cómo podemos construir un nuevo fundamento para explorar otras vías de la experiencia amorosa no solo para las mujeres, sino también para los hombres.
Viene febrero y, con él, el aumento de las presiones por ser parte de ese mundo del amor romántico y tradicional que tanto daño hace. Con el Facebook y demás redes, la presión se hace mayor, ya sea porque hay que demostrar que tenemos ese anhelado amor o por lo mal que la pasaremos al no poder publicarlo (forever alone). Las tiendas y los anuncios se llenan de corazoncitos para celebrar el día del cariño —lo cual, además, le viene muy bien y le es altamente funcional al capitalismo—. ¡No caigamos en eso!
Más de este autor