De profecías y encuestas…

Algunos elementos han quedado para el análisis. A simple vista, la diferencia entre el primero y el segundo lugar no es  la vaticinada por las encuestas. Los más de 20 puntos o la victoria en primera vuelta se han transformado en un 13% de diferencia que no constituye una ventaja definitiva y que, más bien, ahora que los contadores se ponen nuevamente a cero, nos prometen una disputa cerrada hasta el 3 de noviembre.

Por igual, en el Congreso, la teoría de la apisonadora ha sido contrastada con la formación de dos bancadas fuertes —PP y UNE-GANA— que tendrán necesariamente que buscar un desequilibrio que solo puede aportarlo una tercera agrupación, que con una bancada minoritaria, tendrá poder de decisión y marcará diferencias. Sin duda, asistiremos a un capítulo turbulento de deserciones y  negociaciones tras las bambalinas.

Se ha repetido hasta la saciedad el estribillo de que el voto no se endosa en Guatemala. Y quienes lo han dicho tienen razón.  Los ahora ex candidatos a la primera magistratura no tienen el magnetismo de influir en sus seguidores para enviarlos a votar por las dos opciones que quedan.

Sin embargo, los alcaldes municipales sí suelen tener ese peso en incidir en la decisión de los electores, especialmente en los departamentos. Y es aquí, en el nivel municipal, que se desarrollará la batalla principal en la segunda vuelta. Dados los convulsos incidentes de la jornada del 11 de septiembre, no parecería atrevido sugerir que debemos esperar un mayor escenario de conflictividad local.

Por aparte, debe reconocerse que además de los finalistas, dos figuras parecen guardar sus enteros y no deben ser perdidas de vista: Sandra Torres y Alfonso Portillo. En el caso de la primera,   parecería haber conseguido su objetivo manifiesto de conseguir el mayor número de diputados y alcaldías para su coalición. En el caso del segundo, es válido especular que su mensaje radial de la semana pasada parecer haber empujado a la UCN hasta casi un 8% de votos…

 ¿Qué viene a continuación? Ojalá una campaña con algo de debate real, y no con lo que hemos visto hasta ahora. Los candidatos, y sus equipos de asesores deben esforzarse en desmarcarse del estilo populista y de reality show que nos han brindado hasta ahora.

¿Qué queda por destacar de esta jornada? A mi criterio, una buena noticia: la llegada de Amílcar Pop al Congreso. Una alternativa en un horizonte muy parejo.