Por un lado, la expulsión de los connacionales de sus países de origen por falta de oportunidades debido a un modelo de desarrollo excluyente; y por el otro, el impasse de una reforma migratoria en los Estados Unidos adecuada a sus cambios demográficos y modos de producción.
Unos días después del accidente de marras, leo que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó su décimo Informe Nacional de Desarrollo Humano, exponiendo al rojo vivo la falta de oportunidades para la juventud guatemalteca. Aunque no del todo nuevo, el estudio detalla que a pesar de algunos avances en ciertos indicadores socioeconómicos, a estas alturas del siglo XXI, la mayoría de jóvenes guatemaltecos se ven impedidos en su desarrollo integral desde muy temprana edad debido a la malnutrición, el analfabetismo, la baja escolaridad, la inseguridad, el desempleo y la informalidad.
En términos del PNUD, estas limitantes perpetúan la transmisión intergeneracional de pobreza y desigualdad, reduciendo las expectativas de los jóvenes de insertarse en la vida productiva del país, particularmente en áreas rurales con población predominantemente indígena. Una de las consecuencias es verse arrinconados a emigrar ya sea hacia las áreas urbanas de por sí ya hacinadas o bien, buscar el camino del ya no tan coloso norte muchas veces en situación irregular. No es entonces de extrañar, como menciona Elisabel Enríquez, coordinadora de la Mesa Nacional de Migraciones (Menamig), que desde que cumplen 16 años, los hombres migren, dejando poblados enteros a merced de las mujeres.
Sobre el impasse de la reforma migratoria en los Estados Unidos, las expectativas no son mejores. Después de una década sin mover un ápice la agenda sobre una política migratoria integral y absorber a los más de once millones de indocumentados por cuestiones no solo económicas sino humanitarias, el debate ha sido reemplazado después de los ataques del 11 de septiembre por una política federal más restrictiva y punitiva (refuerzo de las fronteras, redadas y deportaciones a granel). Después de la indignación causada por las espeluznantes redadas en las localidades rurales de Worthington (Minnesota, diciembre 2007) y Postville (Iowa, mayo 2008), el Departamento de Seguridad Nacional trata de poner mayor énfasis en empresarios que emplean de manera fraudulenta a trabajadores con documentación falsa, o bien de perseguir a posibles criminales para su deportación inmediata.
Al mismo tiempo, cada Estado hace de las suyas tratando de legislar sobre el tema. En solo cinco años, la legislación anti-inmigrante local aprobadaen varios Estados de la Unión se multiplicó por diez, de 33 leyes en 2005 a 346 en 2010. Una de las medidas más restrictivas y emblemáticas, la leySB1070 de Arizona, ha sido revisada por un fallo de la Corte Suprema de Justicia en junio 2012, dejándola casi totalmente inhabilitada. Pero el tono xenófobo sigue intacto, a pesar del récord de deportaciones alcanzado durante la actual administración y la disminución de inmigración indocumentada desde México y Centroamérica.
La cuestión es que a la fecha, más de 22,000 guatemaltecos han sido deportados de los Estados Unidos, poniendo mayor presión en las comunidades de retorno y en las arcas nacionales, pues el envío de remesas es una de las principales fuentes de ingresos para Guatemala: $4.3 billones en 2010 de acuerdo al Banco Mundial. Según algunas fuentes, la medida adoptada recientemente por el gobierno de Obama para detener la deportación de menores y estudiantes indocumentados calificados (Proceso de Acción Diferida) no abarcará necesariamente a un contingente importante de nuestros connacionales, con lo cual el riesgo de que sean deportados es siempre inminente.
Entonces ¿Qué hacer mientras se desentrampa a nivel federal la parálisis política que no permite la legalización de millones de indocumentados en este país? ¿Cómo hacer para que el viacrucis de tantos compatriotas indocumentados, primero por territorio mexicano y luego en territorio estadounidense, vea frutos promisorios para los paisanos que se quedaron y abra esperanzas para su retorno con mayores oportunidades? ¿Cómo insertar y aprovechar de mejor manera las remesas de nuestros paisanos, sean estos documentados o no? ¿Qué papel pueden jugar las diásporas en el desarrollo de sus países de origen?
Les invito a comentar mientras se cocina la próxima entrega alrededor del tema de las diásporas.
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