Desde una posición claramente economicista se puede argumentar que en razón de la preocupación judía con respecto a la obsesión reproductiva por subsistir como grupo separado, la moral sexual hebrea tendría formas muy particulares. En esencia, se construyó una moral imperativa-sancionadora con respecto a determinadas ´faltas sexuales´ como el adulterio, la fornicación, la sodomía, el onanismo. Demás está decir que, la sanción cristiana expresada en ´aquel que codicia en su mente a la mujer ya ha cometido el acto en sí mismo´ expresa una moral más que draconiana.
Volviendo sin embargo, al aspecto relacionado con la moral semita, resulta muy representativo que el rostro benigno del Yahweh hebreo se muestra, por ejemplo, en el paralelismo de la historia de Oseas: ¿Qué más amor que, aquel que públicamente se une a una prostituta y la hace su esposa? Y sin embargo, cual aspecto paradigmático, no hay prohibición alguna (explícita) en el judaísmo antiguo o en el moderno en contra del sexo prematrimonial, quizá de nuevo en cuanto a la necesaria cuestión reproductiva.
Sin embargo, el sexo no tuvo mayor elemento de reflexión alguna en el mundo semita y ello se corrobora en razón de una carencia de estética del erotismo en la cosmovisión judía la cual debe entenderse para empezar, como resultado de la prohibición de representar cualquier cosa que estuviese ´arriba, en la tierra o debajo de ella´. Pero aparte de esto, hay que ser honestos: Una sociedad pastoril, analfabeta y pobre poco podía aspirar a producir… Muy bien lo retrata Celso en el Discurso Verídico[1]. Celso categoriza a los primeros cristianos como judíos apóstatas[2] y, a los judíos per se como egipcios apóstatas dados a las tareas más vulgares y más simples. Dice Celso: ….´a los cristianos solo les queda buscar a la gente más vulgar´… ´vemos, efectivamente, en las casas privadas a cardadores, zapateros y bataneros, a la gente, en fin, más inculta y rústica, que delante de los señores de casa, hombres provectos y discretos, no se atreven a abrir la boca; pero apenas toman aparte a los niños, y con ellos a ciertas mujercillas sin seso, ¡hay que ver la de cosas maravillosas que sueltan!” (Celso, Discurso Verdadero, III, 55).
La referencia a ´niños y mujeres´ como limitados en su capacidad de reflexión filosófica que demanda evidencia es un aspecto increíblemente Platónico. Cuando Jacques Derridá aborda la cuestión en referencia al ´ideal democrático´ traza una genealogía conceptual que es paralela a la referencia de ´niños y mujeres´. Nos recuerda Derridá que Platón reconoce que la Democracia parece el más bello de los sistemas políticos precisamente a quienes se dejan engañar por aspectos meramente ´externos´ o por las meras apariencias, a decir: mujeres y niños.[3]
En suma, para Celso no había en el mundo cristiano (y semita por residuo) capacidad ni filosófica, ni política y mucho menos artística.
Pero regresando al tema del artículo, en cuanto a la carencia de una estética del erotismo en el mundo semita, el contraste con el mundo greco-romano es increíble. Quien quiera que visite los vestigios de Pompeya puede dar fe de la evidencia arqueológica que recuenta más de 40 prostíbulos, perfectamente montados y adornados con lámparas, ánforas, paredes y habitaciones llenas de símbolos sexuales. Son, hasta el día hoy, impresionantes los graffitis[4] y la enorme cantidad de pinturas de contenido sexual. La arquitectura urbana de lo erótico en Roma fue algo fascinante: Por lo general la figura de un pie con un tamaño determinado representado en una pared cualquiera hacía referencia a la ubicación próxima de un prostíbulo o lupanar [5] así como el lado de la calle donde hallarlo; en otros casos esa misma representación del pie incluía la edad mínima de ingreso. En otros casos, la cuestión era más obvia: En la parte exterior del edificio con la figura de un gran falo que se iluminaba durante la noche para guiar el ingreso de los clientes. Hablamos de la tolerancia en el espacio público para el disfrute del sexo, la representación estética del sexo en él espacio público y el ´privado´ para mostrar la apetencia de lo erótico tanto en hombres como en dioses: Afrodita, Eros y Pan en una situación de ´cortejo´; Pan fecundando a una Cabra; recordemos también el famoso fresco de los Epigramas en Pompeya que muestra a Sátiro y Ménade en el momento de iniciar el ´foreplay´ o, la imagen de Leda copulando con el cisne. Y por si fuera poco, la incitación directa al mismo es parte de la literatura de la época: [...] Mientras tengáis la sangre viva y la cara sin arrugas, aprovechad la oportunidad y la juventud de que disfrutáis, que tan pronto se desvanece”.[6]
Increíble tolerancia de la cual tanto hemos ya hablado. Pero el punto de interés, para la siguiente entrega, parte del siguiente aspecto polémico: El bajísimo número de escenas representadas en esta estética del arte que muestra hombres copulando con sus esposas. De hecho, y esto es interesante, cuando se representan coitos heterosexuales, las modelos femeninas son siempre heteras, cortesanas o prostitutas, nunca esposas.
[1] En mi opinión, el mayor logro de Orígenes ha sido, debido a su respuesta contra Celso, que sean conocidos la mayoría de los argumentos articulados en el Discurso Verídico.
[2] En ello tiene Celso bastante razón. La premisa con respecto a que el Mesías ´no ha llegado aún´ es una cuestión fundamental en el judaísmo. Incluso, hasta el día de hoy, los judíos denominados Mesiánicos o ´Jews for Jesus´ son considerados como un grupo herético, deportados si viven en Israel, no pueden reclamar la ciudadanía israelí y son desconocidos por sus comunidades religiosas si expresan abiertamente la fe en Jesús). Cuestiones de una teocracia light muy particular en la democracia israelí.
[3] Derridá no está haciendo otra cosa sino describir un típico prejuicio griego: El ancestral principio que supone únicamente al principio viril (del hombre adulto) la capacidad vocación filosófica necesaria para penetrar en el mundo de las esencias. Jacques Derridá, Voyous, Paris, Galilée: p. 49.
[4] Argumentábamos en el artículo anterior que la serie ROMA elaborada por HBO y basada en el texto de Max Gallo titulado ´Cesar Imperator´ tiene gravísimas distorsiones históricas. Sin embargo, hay dos cuestiones que sí resultan ser acertadas y ambas son parte de la introducción en la serie: 1) la representación de los graffitis como sección de ´chismes´ a manera del periódico de las masas y, 2) el fondo musical acertado, que recrea la música romana antigua de fuerte influencia etrusca con base en el uso de las tibiaes, la tuba, el corno y el lituus. El elemento no etrusco y propiamente romano sería el uso del pandero, quizá de influencia griega.
[5] VEYNE, Paul, El Imperio Romano en Historia de la Vida Privada,
[6] PROPERCIO, Poemas, IV, 5, obtenido en: LICHT, Hans, Vida sexual de la antigua Grecia, Ediciones FELMAR, Colección Abraxas, España, 1976, p. 277.
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