Media hora más tarde llego a La Habana, me reciben las imágenes de Camilo y del Ché en la Plaza de la Revolución. Estas dos figuras y la de Fidel Castro, considero que son las más representativas del socialismo y de las luchas sociales en América Latina. Durante mi corta visita en Cuba conocí a Vilma Espín, una mujer de quien yo no conocía mucho, y que considero es un ejemplo a seguir; ya que, al igual que sus compañeros, luchó con pasión por una causa que ella consideraba valiosa.
La Habana es una ciudad compleja, con una historia que lo hace a uno regresar a la época de La Colonia, pero que también permite pasar por la modernidad de los años treinta, cuarenta y cincuenta. La arquitectura es resultado de un momento específico, y le permite a uno transportarse y entender los valores y situaciones de un momento determinado.
Definitivamente, La Habana de los cincuenta fue invadida por los gringos. La misma arquitectura le permite a uno percatarse que en esa época, la mafia neoyorquina estaba instalada en la ciudad y en el país. Los casinos, grandes hoteles, tiendas de lujo, nos relatan una historia que no era la de todos los cubanos, sino la de unos pocos y la de muchos turistas que iban a vivir la vida loca en ese país. El mismo Capitolio de La Habana, que es una réplica casi idéntica al de Washington; este edificio parece explicar de una forma superficial una de las causas de la revolución cubana.
Al empezar a caminar por el Paseo del Prado, me di cuenta de la paranoia que tenemos los guatemaltecos. Una paranoia por la inseguridad que nos hace tener ojos en las espaldas, sentimos que en cualquier momento nos asaltan, pero poco a poco me fui relajando. Me di cuenta que por primera vez en mucho tiempo me sentía tan libre como la brisa del Mar Caribe…
Durante el viaje tuve la oportunidad de conocer a un par de cubanos, a quienes les contaba lo feliz que me sentía de poder caminar y sentirme libre de violencia. Ellos están muy lejos de comprender qué es vivir en una ciudad como Guatemala; pero también me hicieron ver que yo estaba lejos de comprender qué es vivir en un país, donde la libertad de locomoción, de trabajo y de expresión y pensamiento, entre otras, son inexistentes o coartadas.
Contextos como el guatemalteco y el cubano nos hacen cuestionar el concepto libertad. La teoría general del derecho establece que existe un doble estándar valorativo de las normas. Existen valores instrumentales como el orden, la seguridad y la igualdad, que permiten la existencia de valores superiores como la vida, la libertad y la dignidad humana. Pareciera entonces que en ninguno de los dos países se logra sentir libertad. En el caso guatemalteco, la falta de seguridad ciudadana cada vez nos encierra más, nos limita la vida y altera nuestra dignidad. En el caso cubano, la falta de igualdad por los altos niveles de corrupción y discrecionalidad de parte de los funcionarios de Gobierno, limita la libertad, la dignidad y la vida de las personas.
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