Gerónimo para las autoridades y colonos norteamericanos o Goyaalé para su comunidad, fue un jefe apache, nacido en Arizona, junto a la frontera con México. El asesinato de su esposa e hijos en manos de militares, lo condujo a rebelarse, a luchar. Se une a otra tribu mapache diferente a la suya, en la que llegó a ser su líder. La lucha que comenzó como una venganza personal, se convirtió en una lucha política contra los colonos y el Gobierno, en pro de la defensa de la tierra, contra el encier...
Gerónimo para las autoridades y colonos norteamericanos o Goyaalé para su comunidad, fue un jefe apache, nacido en Arizona, junto a la frontera con México. El asesinato de su esposa e hijos en manos de militares, lo condujo a rebelarse, a luchar. Se une a otra tribu mapache diferente a la suya, en la que llegó a ser su líder. La lucha que comenzó como una venganza personal, se convirtió en una lucha política contra los colonos y el Gobierno, en pro de la defensa de la tierra, contra el encierro en reservas, contra la esclavitud de todo un pueblo. Años después, en 1876, se le obligó –como a muchos otros–, a permanecer dentro de una reserva india como contra las que luchó. No duró mucho tiempo antes de escapar. Alrededor de cinco mil soldados estadounidenses siguieron órdenes de buscarlo. Lo encontraron y lo volvieron a castigar de por vida.
Más allá de si Bin Laden debía morir, saldar cuentas con el Gobierno y la sociedad estadounidense, se le vio como la versión moderna de Gerónimo, como ese Otro que tenía que desaparecer, al que había que castigar. No puedo dejar de pensar en cómo los “Gerónimos” siguen existiendo y seguirán existiendo mientras hayan luchas por hacer e inconformidades que no puede dejar de ser dichas y que no son fáciles de acallar. Pero también tendrán que luchar contra la criminalización y la satanización extrema y a veces absurda. Siempre será una lucha que arriesga la vida y como en el caso de Bin Laden una lucha en la que se celebra la muerte y se olvida la justicia. Peor, se confunde la muerte con la justicia.
En Guatemala muchos procesos de organización, de movilización, de protesta, son vistos precisamente como actos de criminalidad. Si se defiende recursos naturales como la Laguna del Tigre, las playas de Puerto San José, Punta de Manabique, es porque se es Otro radical que no comprende nada del desarrollo y de su camino inevitable y necesario para el bienestar económico de la sociedad guatemalteca. Cuando no se deja el hogar como lo hacen las comunidades del Polochic o en tantas otras fincas, la respuesta es desplegar cantidades de policías sin miedo a disparar. En el momento en que las mujeres deciden levantar la voz en contra de la brutalidad de una sociedad que las cree menos, se les acusa de “hembristas” y son el tema de chistes de mal gusto.
Todos son “Gerónimos” guatemaltecos y existen otros tantos. Todas estas luchas buscan al final romper con un sistema social, político y siempre económico que niega a la persona humana y afirma el supremo valor de la ganancia a cualquier precio. Nada vale más que la ganancia. Construyamos el día en que los “Gerónimos” se encuentren y levantemos un gigante colectivo que camine sin miedo, convencido de sus pasos.
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