¿Contener los riesgos o canalizar las demandas?

Durante sus cinco días hábiles se anunció el apoyo que el Gobierno de Estados Unidos dará a la SAT bajo el argumento de la aplicación de pruebas de polígrafo al personal de esa dependencia. También se llevó a cabo una reunión entre el aún mandatario y los representantes de la comunidad internacional, en la cual hubo cuestionamientos, pero también claras referencias a la búsqueda de canales institucionales. En el mismo período se inauguraron las polémicas y poco creíbles cuatro mesas en el Congreso que buscan canalizar propuestas, pero especialmente acumular tiempo a favor de la estabilidad, todo lo cual beneficia a Pérez Molina y a su grupo cercano (el que le queda) para limpiar gavetas y borrar las pruebas que aún puedan.

Por si esto fuera poco, el viernes presenciamos una táctica de contención de un carácter distinto: mover organizaciones progobierno bajo un paraguas desconocido y con evidencias de asesoría de la inteligencia militar. Pocas personas, pero capaces de bloquear arterias clave. Eso no se hace de la noche a la mañana. Provocar miedo y hacer ver que las movilizaciones también pueden ser en favor de los cuestionados son algunos de los mensajes pretendidos. A esto se suma que los sindicatos y los movimientos campesinos beneficiados y debidamente aceitados por el gobierno de turno se han apuntado a la lógica de sacar de la jugada a las movilizaciones legítimas demandando aparentemente por la misma senda. Debilitar, segmentar, amenazar son sus principales objetivos.

La tendencia a la contención continuará. Unos canalizarán y buscarán salidas políticas al conjunto de demandas. Otros defenderán al actual gobierno y tratarán de evitar que se ponga la guinda en el pastel, lo cual conlleva sacar de la jugada y guardar a un presidente venido a menos, que no cuenta con las mínimas condiciones para defenderse a sí mismo. La dinámica ha pasado a otra etapa en la cual la parte superior del embudo ha dado paso a un canal más delgado. Queda por ver si después de ese apartado aflorará una nueva etapa de movilizaciones y más agitación o si, por el contrario, las estrategias de poner un dique seco funcionen, desatoren el marasmo y generen algunos cambios, aunque no necesariamente los dibujados semanas atrás.