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Cite Soleil

Inhabilitados para amar, desear, soñar, para crear conciencia de sí mismos, así crecen los ciudadanos de la Ciudad del Sol, una ciudad que no brilla, pero tampoco duerme, como New York.
Tipo de Nota: 
Opinión

Cite Soleil

25 de Septiembre de 2011
Palabras clave

Querido Ramón:

Acostumbro leer tus cartas en voz alta, en esta mi habitación, ahora tan grande y vacía que el eco de mi voz rebota indómita en la deliberada sobriedad de las paredes. Es imposible leerlas de corrido. Las disfruto sorbo a sorbo con la sensibilidad y el deleite de quien cata uno de esos portentosos vinos que Douglas suele escoger con esmero en cada visita, tratando de compensar supuestas carencias. Entre sorbo y sorbo, prima un silencio cavilado.

La vida, Ramón, está hecha de retazos y yuxtaposiciones vibrantes, a veces bizantinas, otras tantas lúgubres. Si viera la mía representada en un lienzo sería muy parecida a una obra surrealista de Fuco Ueda cuyos personajes - a decir de los críticos- parecen estar atrapados en una pesadilla dulce y amarga. Pero al menos, tú y yo podemos distinguir “dulce de amargo”, “justo de injusto”, “bondad de maldad”, ello es un privilegio.

No olvido la primera vez que visité...

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