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Chile: Sin control, gigantes pesqueros diezman el Pacífico Sur

El jurel, rico en ácidos grasos, es un verdadero maná para un planeta hambriento, un producto de primera necesidad en África.
El caso del jurel es reflejo de un panorama mundial desolador: décadas de pesca sin controles fomentada por rivalidades geopolíticas, corrupción, mala gestión e indiferencia de la ciudadanía.
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Chile: Sin control, gigantes pesqueros diezman el Pacífico Sur

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El stock de jurel ha disminuido un 90% en sólo 20 años en unas aguas meridionales donde antes abundaba el pescado. Este hecho presagia una catástrofe de alcance global. Los barcos más potentes del mundo compiten por capturar lo poco que aún queda en esos mares.

Eric Pineda se asomó a la bodega del Achernar y sólo vio diez míseras toneladas de jurel después de haber estado faenando durante cuatro días. Hace un par de décadas, las aguas del Pacífico Sur eran tan ricas en pescado que se podía llenar ese barco de casi 18 metros de eslora en apenas unas horas.

Este agente marítimo, como cualquier otro habitante de esta vieja ciudad portuaria de Talcahuano situada al sur de Santiago, creció conviviendo con ese pescado lleno de espinas y de tonos bronce llamado jurel chileno, una especie que deambula agrupado en bancos por las aguas del Pacífico Sur.

“Se está acabando muy rápido”, admitió Pineda, “tenemos que pescar lo más posible antes de que se agote todo”. Cuando se le pregunta qué le dejará a su hijo, se encoge de hombros: “Tendrá que buscar otra cosa”.

Pero, ¿queda algo por buscar?

El jurel, rico en ácidos grasos, es un verdadero maná para un planeta hambriento, un producto de primera necesidad en África. En otros lugares, la gente lo come sin darse cuenta, ya que la mayoría del jurel capturado se transforma en harina de pescado para ser consumido en la acuicultura y en las granjas de cerdos. Se necesitan alrededor de cinco kilos de jurel para producir un kilo de salmón de criadero.

En tan sólo dos décadas, el stock de jurel ha caído en picada: de unas 30 millones de toneladas a menos de 3 millones en la actualidad. Los barcos arrastreros más grandes del mundo, después de haber esquilmado otros océanos, ahora ponen rumbo hacia las aguas cercanas a la Antártida para disputarse lo poco que queda.

Un trabajo realizado en ocho países por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) sobre la industria pesquera en el Pacífico Sur revela por qué el estado crítico en el que se encuentra el humilde jurel presagia de forma clara el alarmante y progresivo deterioro de las especies marinas en todos los océanos.

 

El caso del jurel es reflejo de un panorama mundial desolador: décadas de pesca sin controles fomentada por rivalidades geopolíticas, corrupción, mala gestión e indiferencia de la ciudadanía.

 

Daniel Pauly, eminente oceanógrafo de la Universidad de Columbia Británica, ve en la grave situación del jurel del Pacífico Sur una señal de alarma. “Éste es como el último de los búfalos” contó al ICIJ en referencia a la época de la colonización de Norteamérica. “Cuando se haya ido, entonces todo lo demás habrá desaparecido con él… Marcará el final de los territorios conquistables”, añadió Pauly. La pesca será una cosa del pasado.

*Este artículo es parte de  IDL-Reporteros  y es reproducido con su autorización por Plaza Pública.

 

 

 

 

 

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