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Caso Borrayo-Chacón: Juicio en Miami, caja de Pandora para Guatemala

El nombre de Chacón está notoriamente ausente en el expediente de Borrayo y Barrera, en la Corte del Distrito Sur de Florida —aunque el Departamento del Tesoro de EE.UU. los vinculó a la misma red de lavado—.
El Departamento de Justicia de EE.UU. no estableció un vínculo directo entre Joumaa, Borrayo y Chacón, pero sí descubrió que recorrían las mismas avenidas de lavado de dinero y narcotráfico entre México, Sudamérica y Europa.
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Caso Borrayo-Chacón: Juicio en Miami, caja de Pandora para Guatemala

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En 2012, Estados Unidos señaló a la guatemalteca Marllory Dadiana Chacón Rossell como la lavadora de dinero más activa de Guatemala. El anuncio puso en aprietos a las autoridades guatemaltecas porque, según reportes de prensa, ella tenía amistad con la vicepresidenta Roxana Baldetti, y porque no promovieron investigaciones criminales en su contra. En marzo de 2015, una corte de Miami iniciará juicio penal en contra de Hayron Borrayo Lasmibat, supuesto socio de Chacón. Se espera que ese proceso desnude las operaciones de ambos en Guatemala.

Una fiscalía de Estados Unidos comprobó, otra vez, que tiene brazos largos. Entre 2013 y 2014, capturó a los guatemaltecos Hayron Eduardo Borrayo Lasmibat y Marllory Dadiana Chacón Rossell, y al colombiano César Barrera, quienes sabían que estaban en la mira desde enero de 2012. Ese mes el Departamento del Tesoro estadounidense anunció que el trío integraba una red de narcotráfico y lavado de dinero. Cada uno eligió una forma distinta de salvarse.

Barrera se entregó a la DEA (Agencia Federal Antidrogas de EE.UU.) en Panamá en enero de 2013. Se declaró culpable en una corte del Distrito Sur de Florida y cumple una condena de 10 años de cárcel. Borrayo cayó en Francia. Lo extraditaron el 13 de marzo de 2014 a Florida, donde se atrincheró tras la declaración de “no culpable”. Ahora le espera un juicio en Miami programado para el 23 de marzo de 2015, en la misma corte que condenó a Barrera. Es un misterio cuándo y dónde los franceses capturaron a Borrayo. También lo es la captura de Chacón.

En mayo pasado, dos meses después de la extradición de Borrayo, Chacón ofreció una entrevista telefónica al diario Prensa Libre, para asegurar que estaba de vacaciones en Francia (donde estudiaba su hija, Christina Stefanel Castellanos Chacón), y no capturada como publicó otro medio.

Chacón le dijo a Prensa Libre que en noviembre tenía una audiencia con la Oficina de Control de Bienes en el Extranjero (OFAC), del Departamento del Tesoro de EE.UU., para esclarecer su situación, y que su esposo, Jorge Andrés Hernández Carbajal, y su hija, vinculada a la red de lavado en 2012, ya estaban librados de todo cargo.

Pero el 10 de septiembre, Chacón, de 42 años, apareció encarcelada en Miami, como la reclusa número 05626—104 del Federal Detention Center de Miami, según Chris Burke, portavoz del Buró Federal de Prisiones de EE.UU. No obstante, su nombre no aparece en ningún expediente accesible al público, en ninguna otra corte estadounidense. Burke reveló que Chacón no fue transferida desde ninguna otra prisión, y la Fiscalía del Distrito Sur de Florida, que lleva el caso de Borrayo, se rehúsa a hablar de ella.

El nombre de Chacón está notoriamente ausente en el expediente de Borrayo y Barrera, en la Corte del Distrito Sur de Florida —aunque el Departamento del Tesoro de EE.UU. los vinculó a la misma red de lavado—. En dos comunicados de prensa, de enero y agosto de 2012, les señaló de lavar dinero para el narcotráfico y de traficar droga para diversos carteles mexicanos, incluyendo Los Zetas. El segundo comunicado hizo extensiva la acusación a la hija de Chacón, y a otra supuesta socia, identiicada como María Corina Sáenz Lehnhoff o Corina del Pinal.

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El Departamento del Tesoro identificó a Chacón como “la lavadora de dinero más activa de Guatemala” y una de las narcotraficantes más prolíferas de Centroamérica, pero el Ministerio Público (MP) en este país aseguró que no encontró pruebas contra ella y no pidió su captura. En 2013, una publicación de El Periódico reveló que Chacón y la vicepresidenta Roxana Baldetti tenían una amistad de muchos años, algo que ambas niegan. El Periódico también publicó que Chacón y Borrayo dieron US$2 millones a la campaña del oficial Partido Patriota en 2011.

Chivo expiatorio

La fiscalía de Florida acusó a Borrayo de narcotráfico, aunque el Departamento del Tesoro dijo en 2012 que el guatemalteco también manejaba las operaciones de lavado de dinero en Guatemala para Chacón, por medio de las empresas Bingotón Millonario y Revoluciones Por Minuto Aceleración S.A., además de otras 22 compañías. Las autoridades estadounidenses no revelan detalles acerca del modus operandi de Borrayo, pero relacionan a su esposa, Mirza Hernández, con la administración de las empresas fachada.

En 2014, después de su captura, Borrayo se encontró como el eslabón más débil de la cadena. Estaba orillado a declararse “no culpable”, para no colaborar con la justicia estadounidense (como lo hizo Barrera). Era su única carta para callarse la boca, y evitar una venganza contra él o su familia por colaborar con la justicia. En marzo del próximo año, la fiscalía de Florida descargará todo el peso de la acusación contra Borrayo.

En Guatemala, Borrayo mantuvo un perfil bajo. Cuando ya llevaba encima la etiqueta de lavador de dinero y narco, cortesía del Departamento del Tesoro, viajó a Belice el 27 de diciembre de 2012, y regresó a Guatemala cuatro días después, según registros de la Dirección General de Migración. Volvió a salir de Guatemala hasta el 1 de julio de 2013, hacia México. Pero nunca regresó.

Se supone que Borrayo salió de México hacia Francia. El único documento que lo ubica en ese país europeo es la orden de captura de una corte del Distrito Sur de Florida, “por conspirar para distribuir cocaína”, emitida el 13 de marzo de 2014. Una anotación escrita a máquina junto a la fecha indica: “sujeto fue traído (a EE.UU.) en extradición desde Francia por USMS (el Servicio de Mariscales de EE.UU.)”.

En la Fiscalía del Distrito Sur de Florida, la oficial de prensa Marlene Fernandez-Karavetsos dijo que su oficina no podía divulgar en qué circunstancias fue detenido Borrayo. La oficina de prensa del Palacio de Justicia en París, Francia, no respondió a un pedido de información al respecto. Ningún periódico francés reportó la captura, y la embajada estadounidense en París no emitió ningún comunicado de prensa del tema, según la agregada de prensa en la embajada de EE.UU. en Guatemala, Maureen Mimnaugh.

La captura de Borrayo, en EE.UU., se reportó como ocurrida el 13 de marzo de 2014, fecha en que fue extraditado a ese país. Sin embargo, su expediente sugiere que su captura ocurrió meses antes en Francia. El documento número 27 del caso indica que el 1 de agosto de 2013, el abogado Peter Raben se registró en la corte de Florida como el defensor de Borrayo. La diligencia ocurrió un mes después que éste viajó hacia México, y sugiere que él ya estaba capturado en París. Para entonces, el trámite de extradición a EE.UU. ya estaba en marcha.

El 18 de marzo de 2014, cinco días después de llegar a EE.UU. y ser recluido en el Centro Federal de Detención de Miami, Borrayo se declaró “no culpable” ante el juez Edwin G. Torres. El juez le estableció una fianza de US$250 mil, que se presume Borrayo no pagó, pues para octubre pasado el Buró Federal de Prisiones aún lo mostraba como el recluso número 02222-104 en la cárcel de Miami.

El 28 de julio de 2011, la fiscalía y un gran jurado acusaron formalmente a Borrayo, dos años antes de su viaje a México y Francia. La corte pidió su captura seis días después. La acusación también involucró al colombiano César Barrera, de 48 años, cómplice Chacón y Borrayo, según el Departamento del Tesoro.

Para mayo de 2014, ya con Borrayo capturado y extraditado, la fiscalía de Florida consignó en el expediente que tiene reportes, documentos, docenas de horas de conversaciones grabadas, fotografías, objetos tangibles y datos de edificios o lugares que utilizaría como evidencia durante el juicio contra Borrayo. La fiscalía aseguró que también tiene evidencia voluminosa de “fuentes multinacionales” y “testigos que se encuentran en diversos puntos de los Estados Unidos y al menos otros dos países”.

Además, la fiscalía tiene análisis de laboratorio de “la substancia confiscada en conexión con este caso”. No reveló de qué tipo de sustancia se trata, a quién se le confiscó ni cuándo, pero la fiscalía establece que tiene relación con Borrayo. En otro párrafo refiere que se trata de “narcóticos” el motivo de la acusación en su contra.

Narcotráfico y lavado de dinero: Enlaces internacionales

Mientras que el Departamento de Justicia, por medio de la fiscalía de Florida intentaba cazar a Borrayo y Chacón, también le seguía la pista a otra gran red de lavadores de dinero con conexiones en Centro y Sudamérica, África, Europa y Asia.

En diciembre de 2011, la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York inició una demanda por lavado de dinero contra el Lebanese Canadian Bank (LCB), y otras entidades financieras, que asocia a individuos y empresas con el contrabando de diamantes africanos, y narcotráfico, entre otras actividades ilícitas. Según la fiscalía neoyorkina, “el LCB es rutinariamente utilizado por narcotraficantes y lavadores de dinero que operan en varios países de Centroamérica, Sudamérica, Europa, África y el Medio Oriente”, con la complicidad de los gerentes del banco.

Los narcotraficantes envían cientos de toneladas métricas de cocaína desde Venezuela y Colombia hacia Europa, vía África Occidental, a cambio de millardos de dólares. El dinero llega de contrabando hacia el Líbano, en ocasiones, vía Francia (donde Borrayo fue capturado), hasta las bóvedas del LCB.

Entre enero de 2007 y febrero de 2011, la red envió hasta US$229.8 millones en giros electrónicos de Líbano a Nueva York, para adquirir vehículos usados. Los automóviles fueron enviados a África Occidental. Desde allí, cientos de millones de dólares de la venta de los vehículos, de narcotráfico y otras actividades criminales, fueron enviados al LCB en el Líbano para financiar actividades terroristas de Hizballah (Hezbolá).

Un narcotraficante africano que la fiscalía neoyorkina identificó como Ayman Joumaa, tenía operaciones y clientes en el Líbano, África Occidental, Colombia, Panamá y México. Autoridades estadounidenses también descubrieron operaciones de Chacón y Borrayo en estos dos últimos países, y en Honduras. Dos empresas que la estructura de Chacón utilizaba para lavar dinero estaban en Panamá: Andrea Yari, S.A., y Fer’Seg, S.A., que dirigía el esposo de Chacón (Hernández Carbajal, de Honduras), su fuente de apoyo logístico.

El Departamento de Justicia de EE.UU. no estableció un vínculo directo entre Joumaa, Borrayo y Chacón, pero sí descubrió que recorrían las mismas avenidas de lavado de dinero y narcotráfico entre México, Sudamérica y Europa. Joumaa y Borrayo fueron acusados formalmente en 2011, en casos separados. Pero tenían algunos clientes en común. El africano vendió cocaína a Los Zetas entre 2005 y 2007, según autoridades estadounidenses. Para agosto de 2012, la estructura de Chacón y Borrayo también había vendido cocaína a Los Zetas, y otros carteles mexicanos del narcotráfico.

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La organización de Joumaa lavaba hasta US$200 millones de dólares por mes, que incluía dinero de narcotraficantes en México, Colombia y Venezuela (por una comisión de entre el 8% y el 14%). Mientras tanto, a Chacón le bastó lavar mensualmente “decenas de millones de dólares” en ganancias del narcotráfico, según EE.UU., para llamar la atención.

Chacón, en el purgatorio

En 2012, Adam J. Szubin, director de la OFAC dijo que “las actividades de narcotráfico de Marllory Chacón y sus vínculos con los carteles de narcotráfico mexicanos la (hacían) una figura crucial en el trasiego de drogas”. Para el próximo 10 de diciembre, Chacón habrá cumplido tres meses de prisión en el Centro de Detención Federal de Miami, donde Borrayo también espera su juicio, igual que otros 1.220 reclusos pendientes de sentencia. Si a Chacón no le aparece una fecha definida de salida es porque no ha sido sentenciada, según Burke. Pero ninguna autoridad estadounidense revela qué ha declarado, o si le espera una condena de cárcel.

Sólo la fiscalía de Florida sabe qué sucedió con Chacón entre 2012 y su ingreso a la cárcel en Miami en septiembre de 2014, aunque la Dirección General de Migración de Guatemala tiene algunos indicios. El registro migratorio de Chacón muestra que viajó seis días a El Salvador el 16 de abril de 2013, y volvió por cuatro días más el 16 de julio (dos semanas después que Borrayo viajó a México y no volvió). Entre el 2 y el 7 de noviembre de 2013, Chacón viajó a un destino consignado como “desconocido”. El 19 del mismo mes viajó a Honduras y regresó al día siguiente. Luego, el 9 de febrero de 2014 viajó a Panamá, y volvió cinco días después. Viajó otra vez a Panamá el 20 de febrero, y ya no volvió a Guatemala. Para mayo, según Prensa Libre, estaba en Francia.

En el expediente de Borrayo y Barrera (el caso 1:11-cr-20512-JLK), que tiene algunos documentos sellados al público, menciona a otros co-conspiradores no identificados. Pero la fiscalía de Florida, vía Fernández-Karavetsos, aseguró que Chacón no es una de ellos. Según un exagente especial de la DEA, la secretividad que rodea a Chacón podría indicar que es una informante confidencial, y que llegó a un arreglo con la justicia estadounidense.

En julio pasado, una fuente militar dijo que la supuesta cooperación de Chacón le había puesto un precio a su cabeza, y por eso viajaba con frecuencia a Las Bahamas y el Mediterráneo, para ocultarse. De esa cuenta, su ingreso tardío a la cárcel podría ser, aparte de un acuerdo para pagar por los delitos de los que se le acusa, una forma de protección. Y supuestamente eso cuanto Borrayo querría evitar. Por eso calla, y se arriesgará a ser condenado a una larga sentencia de cárcel, en lugar vivir cuidándose la espalda.

Chacón no sería enviada a juicio si se declara culpable (igual que Barrera). El término de su sentencia dependerá de su grado de cooperación (si es una informante), y de los resultados que la fiscalía obtenga en el juicio de Borrayo.

En octubre, InSight Crime señaló que Chacón podría haber hundido a Borrayo. Pero la suerte de Borrayo estaba echada mucho antes de que Chacón fuera encarcelada en Miami. La fiscalía de Florida tenía otra carta bajo la manga: el colombiano Cesar Barrera, de 48 años.

En junio de 2012, por medio de un abogado, Barrera dijo que “quería tratar de cooperar proactivamente con el gobierno (de los EE.UU.)”. En esa fecha, la fiscalía pidió sellar temporalmente el expediente “para evitar que la disponibilidad pública de las declaraciones de Barrera alertaran a Borrayo de la orden de aprehensión en su contra”, y huyera. Barrera se entregó a la DEA en Panamá el 25 de enero de 2013. La orden de captura cumplida indica que, tres días después, el colombiano fue extraditado hacia Miami, donde se declaró “no culpable”. Pero el 9 de octubre de 2013, 48 horas después de iniciado su juicio, el colombiano dio un golpe de timón y se declaró culpable.

Jay A. White, el abogado de Barrera, divulgó que la familia de su cliente era propietaria de una gran finca de ganado, razón por la cual la guerrilla secuestró a Barrera cuando éste era joven. Después de su liberación, la familia se trasladó a México. Para 2008, Barrera era narcotraficante, un enlace entre los compradores mexicanos y vendedores colombianos, según el expediente del caso. Supuestamente, se asoció con Borrayo en este contexto. Barrera dijo que transportaban la cocaína desde Venezuela a Honduras, Guatemala, y México, antes de entregarla en EE.UU.

Un problema con un distribuidor mexicano, en una reunión cerca de la frontera con Guatemala, hizo que Barrera acabara secuestrado (de nuevo) y baleado, y luego volviera a Colombia. El 28 de julio de 2011, la fiscalía de Florida lo acusó, junto a Borrayo, de conspirar para importar cocaína a EE.UU. El 27 de febrero de 2014, poco más de un año después de su entrega a la DEA, un juez sentenció a Barrera a purgar 10 años (120 meses) en una cárcel de Georgia. Sólo dos semanas después, un Borrayo extraditado tocó suelo estadounidense.

Pistas difusas en Guatemala

Aunque al menos 24 empresas en Guatemala le sirvieron al Departamento del Tesoro de EE.UU. para anclar las acusaciones contra Borrayo y Chacón, hasta la última vez que ambos tocaron suelo guatemalteco (entre julio 2013 y febrero 2014), el Ministerio Público (MP) no había iniciado ningún proceso para llevarles a juicio.

Una fuente de la Fiscalía Contra Lavado de Dinero explicó que el nombre de Borrayo no aparece en ningún expediente de esa fiscalía. Sin embargo, reveló que el de Chacón y su hija sólo están en un proceso iniciado a la guatemalteca Karla Sagastume, porque ésta justificó la posesión de Q30 mil diciendo que Chacón le prestó esa suma. Según el MP, Mark Ludwig Canté, esposo de Sagastume, fue capturado y condenado porque fue sorprendido en 2008 en Nicaragua con US$750 mil en efectivo, cuya procedencia no pudo explicar.

No hay ninguna acusación directa contra Chacón y su hija, pero la fiscalía investiga si hay otros vínculos con ellas en el caso. El expediente consigna que en 2012 les embargaron dos cuentas bancarias en dólares a Chacón y su hija (una por US$4,500 y otra por US$3,800) en el Banco Industrial. El caso de Sagastume permanece activo.

Después de que el Departamento del Tesoro identificó a Chacón como narcotraficante, y lavadora de dinero, en enero de 2012, el MP pidió su arraigo a la Dirección General de Migración mientras la investigaba. Poco después, la Policía Nacional Civil anunció que no había ninguna investigación abierta contra Chacón por narcotráfico, según el oficio número 150-2012 de la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica, fechado el 26 de febrero de 2012. Aunque Barrera dijo que sí utilizaba Guatemala como puente de trasiego, EE.UU. no reveló si la cocaína que Chacón traficaba tocaba suelo guatemalteco.

El encargado de la Fiscalía Contra Lavado de Dinero en abril de 2012, Rolando Rodenas, dijo que su oficina y la Intendencia de Verificación Especial (IVE) no tenían evidencias de lavado de dinero contra Chacón. Y en junio de ese año, le levantaron el arraigo. Las autoridades guatemaltecas no emprendieron ninguna acción legal cuando EE.UU. reiteró los señalamientos contra Chacón en agosto de 2012. En 2014, la Fiscalía Contra Lavado de Dinero no ha solicitado información a EE.UU. de Chacón o Borrayo.

Una fuente del MP reveló que la inacción en los casos de Chacón y Borrayo obedece a no querer entorpecer el proceso legal contra ambos en EE.UU. “La estrategia es esperar a que sean condenados allá para luego proceder aquí”, explicó. Incluso hizo la comparación con el caso del expresidente Alfonso Portillo, cuya extradición a EE.UU. se demoró de 2010 a 2013 por la acusación de peculado y el juicio que enfrentó en Guatemala, entre otras acciones legales.

Mientras tanto, la capilla ardiente de Borrayo se prolonga durante cuatro meses más. Su juicio en Miami, donde enfrentará las consecuencias de su captura y la de Chacón, debió empezar el 17 de noviembre, pero se reprogramó hasta el 23 de marzo de 2015. Mientras tanto, en un oficio del caso, el juez James Lawrence King advirtió que Borrayo tiene hasta entonces para cambiar su declaración de “no culpable” a “culpable”. Esto, y que la Fiscalía de Miami anunciara tener pruebas de magnitud en su contra, y guarde hermetismo respecto a Chacón, le da a Borrayo bastante en qué pensar.

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