Sr. Ángel González
Grupo Albavisión
Su domicilio
Señor González, le escribo desde Guatemala, un lugar del que, según información que encontré en los medios, guarda usted muy tristes y también muy alegres recuerdos. Un país que forma parte de su vida y hasta, podría ser, de su destino. Ni usted ni yo podemos descartar eso.
Aunque con seguridad usted lo sabe mejor que yo, quiero contarle que el país se encuentra al borde del caos debido a problemas políticos, originados en un régimen de impunidad y corrupción sin precedentes. También existe un olvido total de la gente trabajadora, como usted fue en sus inicios. Estoy seguro de que lo recuerda.
Los guatemaltecos estamos llenos de desesperanza, señor González. ¿Recuerda usted el reciente encuentro de futbol entre Brasil y Alemania en la Copa Mundial? Terminó 7-1, con el anfitrión humillado y eliminado frente al mundo entero. Pues nos sentimos un poquito peor, algo así como un 20-0 en vivo y a todo color.
Hay una gran diferencia: aquel partido terminó luego de 90 minutos. Para nosotros todavía no termina, pero ya arrastramos los pies. Peor aún, sin tiempo de descanso, en enero principiaremos otro partido exigente, y el adversario será un equipo nuevo, fresco. Nosotros los ciudadanos, en cambio, estaremos moralmente deshidratados, sin entrenador que nos guíe y con el árbitro en contra.
Disculpe la alegoría. Quizá ni le interesa nuestro futbol.
No lo culpo si, a estas alturas, se pregunta a qué viene esta carta. Así que voy al punto.
En pocos días, la prolongada campaña publicitaria de los partidos políticos, iniciada hace ya tres años, será oficial.
Pensará que quiero pedirle que castigue a algunos candidatos por medio de limitarles el tiempo de publicidad en sus canales y noticieros de televisión. Aunque confieso que me gustaría hacerlo, creo que sería una pérdida de tiempo.
Sabemos que algunos candidatos tendrán más tiempo de anunciante que otros y que usted sabe ser generoso con los que ganan sus simpatías. En ese sentido, sólo me atrevería a pedirle que nos ayude para que no nos reviente la cabeza de escuchar las mismas cancioncitas y frases vacías, reforzadas con impostados tonos de voz. Creo que sabe a qué me refiero.
Lo que quiero pedirle, señor González, es que también sea generoso con Guatemala. No se trata de dinero. Lo que me gustaría ver es una serie de foros de discusión en los cuales los votantes tengamos la oportunidad de hacer preguntas y obtener respuestas concretas de los candidatos.
No tiene usted idea del servicio que haría a este país. Foros presidenciales con facilitadores que sean imparciales y conozcan la situación nacional. Foros en los que se hagan preguntas y en los que las respuestas permitan que los electores nos hagamos una idea de las capacidades de los candidatos. Cuatro foros serían suficientes.
Créame, señor González, el país le estaría altamente agradecido. Foros organizados por la filial de Albavisión, con todo el crédito que merezca.
No lo voy a aburrir con estadísticas sobre la inequidad de la distribución del ingreso, los bajos índices de transparencia, las escandalosas y abominables tasas de desnutrición materno-infantil. Lo que sí quiero decirle es que todo eso es resultado de nuestra propia incapacidad para sanear los partidos políticos, que deberían ser la base para construir un nuevo país, dado el mandato representativo que reciben cada cuatro años.
Yo no creo que usted sea arquitecto de este estado de cosas, pero el impacto de la comunicación masiva está allí: creando, puliendo y poniendo la opinión pública a producir a través del voto. No puedo decírselo mejor. No soy comunicador social, apenas un testigo de lo que causan las masas indoctrinadas: elección de candidatos cosificados, productos publicitarios en vez de líderes forjadores de una nueva nación.
Señor González, no apelo a su amor por Guatemala porque no sé si lo tenga, pero sí creo que tiene algún aprecio especial por este país, que, si bien tiene el gobierno que se merece, también se merece la oportunidad de elegir un buen gobierno.
Atentamente,
Byron Ponce Segura
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