Sin embargo, dando seguimiento más meticuloso y cruzando información de lo que los partidos ofrecen más concretamente en diferentes lugares y con diversas audiencias, estos mensajes se convierten en panfletería pura. El discurso se maneja de manera idealista y romántica en su forma general, pero en lo concreto se convierte en postulados confusos, contradictorios y por demás preocupantes.
Para muestra, un botón: el tema del manejo y explotación de recursos naturales (minería, hidroeléctricas...). A diferencia del pensar de muchos, éste es un tema que va más allá de lo económico o ambientalista. Por un lado, hablar del uso que se les dará a los recursos naturales es hablar del modelo de desarrollo que se desea para este país. Qué tipo de actividades económicas se privilegian, dónde, cómo, con qué consecuecias, con qué beneficios, para quiénes, por cuánto tiempo.
Pero por otro lado, en nuestro país el tema de manejo de recursos naturales involucra de forma directa un elemento por demás sensible y de implicaciones profundas: la inclusión y respeto a la diversidad cultural. Las continuas protestas y la avalancha de consultas comunitarias que se han realizado con el tema específico de proyectos de minería e hidroeléctricas evidencian que el tema es de especial relevancia para comunidades rurales, en su mayoría de poblaciones indígenas. Pasando revista a comunicados y entrevistas a líderes comunitarios y organizaciones locales, uno percibe que el punto de recursos naturales reúne casi todos los ingredientes de las demandas históricas de estas poblaciones: territorio, identidad cultural, oportunidades de desarrollo, inclusión.
De esta cuenta, el manejo del asunto de recursos naturales es clave para la gobernabilidad y estabilidad cualquiera que sea el gobierno entrante. Quienes tomen posesión, heredarán una agenda de negociaciones estancadas y desgastadas en el tema de desarrollo rural, ley de minería, licencias de explotación y reglamento de consultas comunitarias. Protestas y movilizaciones sociales cada vez mejor organizadas y con soporte internacional están a la orden del día.
Pero por otro lado, el no tratar el tema a profundidad y con claridad causa también inestabilidad al clima de inversión y competitividad del país, lo cual afecta directamente cualquier plan económico que se quiera desarrollar. Cada vez que se organizan manifestaciones, se realizan consultas comunitarias y se denuncia falta de respeto a la voluntad de las comunidades, el nombre de las empresas involucradas y de las instituciones de gobierno que no toman cartas en el asunto saltan a la prensa y la opinión pública nacional e internacional. El tema está en la mira.
Es preocupante, entonces, cuando uno analiza la información que se divulga en las campañas respecto de este punto, sobre todo de los candidatos que encabezan las encuestas de intención de voto. Por un lado, es obvio que tienen un discurso acomodadizo para no entrar en divergencia con nadie, intentando no perder votos. Ni con los grupos empresariales e industriales vinculados a la explotación de recursos naturales, ni con las comunidades que se oponen a estos proyectos. Sin embargo, extractos de los mensajes de campaña que los problemas relacionados con el tema lanzan señales de alerta que hacen pensar que los problemas más bien se acumularán como bomba de tiempo.
Por un lado, el candidato que encabeza las encuestas de intención de voto manifestó a una cadena de noticias que parte del plan económico de su gobierno para impulsar desarrollo y combatir la pobreza sería la minería “siempre y cuando se hiciera un uso responsable y con el cuidado correspondiente”. Nada más reduccionista y además alarmante dadas las condiciones económicas y efervescencia social actual.
Por su parte, el partido de gobierno coloca en la página de Internet que su candidata “manifiesta su rechazo a la Minería en San Marcos”. Nada más irónico, cuando en los cuatro años hasta la fecha, el partido oficial que la llevó a la candidatura no mostró intención firme alguna para desarrollar una política pública clara de este tema, se enredó en procesos opacos de licencias, hizo un manejo mediocre de las negociaciones con las partes en conflicto y, como epílogo, se dio a la tarea de “presentar” un reglamento de consulta comunitaria que más bien vino a exacerbar el conflicto.
Estos extractos de campaña no dan buenos augurios para una agenda clave para el país. El tema del manejo de recursos naturales es línea transversal para temas económicos, de desarrollo, sostenibilidad y diversidad. Los candidatos deben entender que más allá del discurso estos temas se traducirán al momento que lleguen a las posiciones de poder, en decisiones del día a día y en reacciones a éstas de los grupos involucrados. Ojalá en estos meses que quedan antes del cambio de gobierno, aunque tarde, se den tiempo para debatir con expertos y que puedan ver el cuadro completo y no trozos aislados —y engañosos— de éste. De lo contrario, luego de la campaña panfletera, les espera un período de realidad cruda y de ingobernabilidad tortuosa.
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