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Campaña negra de otro nivel en Flores

“Campaña negra”. Espeta el primero. "Nosotros no hacemos eso. Porque no estamos a favor de los militares pero hubiéramos añadido que no votes tampoco por los otros candidatos". Es estudiante.
Y en vez de aplausos y baño de multitudes, las voces de los ciudadanos que esperan firmes bajo el sol para cumplir con sus deber, le increpan. “A la cola. Que haga cola como todos”. No parece profeta en su tierra.
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Campaña negra de otro nivel en Flores

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"Amaneció insoportablemente domingo de votaciones". El escritor guatemalteco Dante Liano no pudo describirlo mejor. O tal vez sí. El domingo antes de la segunda vuelta que promete ser larga, llenas de campañas negras de otro nivel y con más saña que ninguna otra. El domingo 11 de septiembre, en Petén, el primer capítulo.

(Por Alberto Arce, de Plaza Pública)

Desde la terminal de autobuses de Santa Elena hasta casi la misma plaza en la que se encuentra la Escuela Miguel Castellanos, centro de votación de la Isla de Flores, las calles amanecen desiertas de personas pero alfombradas de carteles reblandecidos por una humedad pegajosa que ya pesa incluso antes de que salga el sol. El conductor del tuc tuc responde cansado, molesto, harto por tener que detenerse a recoger uno de ellos. "Propaganda electoral", dice despectivamente como para evitar el esfuerzo y minimizar el valor de lo que sea que diga el panfleto.  

Una vez desdoblado el papel, su contenido asusta. Un esqueleto en escorzo sujeta varias de las ideas a transmitir. "Como SanCarlista, como estudiante, yo no votaré por militares. No voy a tener miedo a salir a la calle a defender mi libertad de cumplir la ley, de exigir justicia contra los asesinos del pueblo. Votaré por tu futuro, Guatemala".

Al lado de los huesos que bailan, y en poco sutil referencia, una bota militar ha dejado su huella en el papel. "Al pasado no regresaremos nunca jamás" y la suela, en lugar de talla y marca reza "1962-1996, 669 masacres. Hecho en Guatemala". Todo ello firmado por la Asociación de Estudiantes "Oliverio Castañeda de León" de la USAC, nombrada en recuerdo de un estudiante asesinado en 1978.

¿Es esta la Escuela Miguel Castellanos?. “Sí, aquí es donde vota la bestia. Eduardo Menéndez, fiscal del Partido Patriota responde categóricamente dejando claras sus fobias hacia el candidato de Líder. “¿Eres periodista?, ¿has visto la campaña negra de Baldizón?. Llevo uno de los carteles en la mano y lo señalo, interrogando. ¿Cree usted que esos carteles los han hecho los estudiantes?”. No lo sé, respondo. “Uno no puede comer pan si no tiene para frijoles”, responde.

Buscando a alguien más imparcial, repetimos la pregunta. La encargada de un restaurante de la Isla de Flores responde en la misma dirección. “Los estudiantes no hacen esos carteles, los ha tirado la gente de Baldizón”.

En aras de la tercera opinión, mientras llego a preguntar a uno de los hoteles de la isla, abro la mochila, muestro el cartel y repito la pregunta ante tres personas. “Campaña negra”. Espeta el primero. "Nosotros no hacemos eso. Porque no estamos a favor de los militares pero hubiéramos añadido que no votes tampoco por los otros candidatos". Es estudiante. Pero no quiere decirme su nombre. ¿De quién es el hotel? Uno de los tantos del padre de Baldizón.

Los estudiantes sancarlistas de Petén se han visto envueltos en una agria batalla contra los abusos de Baldizón –que, entre otras argucias, se apropió de un terreno municipal frente a la Isla para hacer un millonario centro comercial–. Por denunciarlo, líderes estudiantiles pasaron entre un mes y un año presos en Petén.

Sigo a los fieles que salen directamente de la misa dominical hacia los centros de votación. Tranquilidad de corrillo de anteiglesia. Colas cívicas, ambiente festivo. Isleños que se conocen las caras y los nombres. Los periodistas aún no han llegado. Llegarán, en aras de la independencia de la prensa y salvando contadas excepciones, en un avión fletado por la campaña del candidato de Líder, del Berlusconi de Petén. Que después de las galería de fotos y rondas de declaraciones del candidato petenero, les invitará también a comer por su cuenta en uno de los restaurantes que posee en la ciudad de Flores, “La Hacienda del Rey”. Quizás porque la ciudad se parece cada vez más a su hacienda. Quizás porque sólo monarcas, que lo son por gracia de Dios, y Manuel Baldizón hablan de sí mismos en tercera persona y se remiten finalmente a la voluntad de Dios para que decida sobre su futuro. Por cuarta vez, y ante la aparición de los observadores electorales de la USAC, muestro el cartel que ha alfombrado la ciudad. ¿Tienen alguna referencia sobre el origen de esta propaganda?. "Por supuesto que no". Niegan, cansados. "Lo más probable es que lo haya hecho un partido político local". ¿Cual? Silencio. El que calla otorga, sin abandonar su papel de observador, pero entre medias sonrisas cómplices.

Cuando fotógrafos y televisiones han invadido con sus equipos el colegio electoral, un hombre satisfecho, sonriente, feliz y acompañado de su familia se baja de una camioneta agrícola negra y, con el escenario perfectamente estudiado, se dirige a la sombra del único árbol de la calle para ofrecer sus primeras declaraciones. Primero las radios, como organiza su jefe de prensa. Las referencias y los agradecimientos, a Dios. Siempre a Dios. Baldizón ha cumplido su objetivo de llegar hasta aquí y no aventura resultados. La suya es una carrera de fondo. Si no pasa hoy a la segunda vuelta, volverá a intentarlo. Es joven. Tiene fuerza y proyecto.

Después, el circo para la prensa gráfica. Tres mesas en un mismo edificio. Dos de ellas presenta largas colas. La del medio, la que le corresponde al candidato, casi vacía por casualidad, arte de magia o pulcra coordinación de votantes. Y en vez de aplausos y baño de multitudes, las voces de los ciudadanos que esperan firmes bajo el sol para cumplir con sus deber, le increpan. “A la cola. Que haga cola como todos”. No parece profeta en su tierra. Al menos no en el centro electoral. Visiblemente incómodo, se refugia en su séquito y obedece, pegado a la pared. Pero más por órdenes de su equipo, que coordina los directos con los canales de televisión que por voluntad de obedecer la llamada al civismo de las filas ciudadanas.

Se seca varias veces el sudor, visiblemente molesto por la espera, y tratando de evitar en todo momento que se le fotografíe sin gafas, hace su entrada en escena. “¿El voto es secreto, verdad?” les espeta, jocoso, a los periodistas, “pues el mío no”. Mientras le piden que vote a cámara lenta una y otra vez en varias posiciones diferentes, su guardaespaldas vigila las posiciones de la prensa y también las de la esposa del candidato. Aquí todo está medido al milímetro.

Tras la tormenta de flashes, la normalidad. Comida para la prensa, a la que Plaza Pública no asiste y avión de regreso a la capital en el que Plaza Pública tampoco vuela. El paso del candidato por su ciudad ha sido un visto y no visto diseñado paso a paso para la prensa.  

Frente al Gran Hotel, en un pequeño restaurante, Plaza Pública se reúne con José Antonio Cal, representante del pueblo q’eqchí en el Consejo de Desarrollo Local y Coordinador del Consorcio de organizaciones indígenas Na’leb’, que observan el proceso electoral. Me pregunta cómo ha transcurrido la votación. Le cuento. No le extraña. “Yo le pedí a una radio local que insertara un campo pagado sobre cuestiones agrarias y se negaron. Baldizón controla la totalidad de los medios de la provincia. 4 canales de televisión, 10 canales de radio y porque no hay diario, que si no, lo controlaría también. Es imposible criticarle de manera pública en los medios”. A la Berlusconi. Continúa: “A fin de cuentas, medio Flores es suyo. El Hotel que está en frente, el restaurante al que ha llevado a los periodistas, los dos centros comerciales, las gasolineras...”.

Según Cal, es prácticamente imposible hacer política de oposición aquí. “Hace pocos días, el Consejo de Desarrollo Local del que soy miembro compró 75.000 láminas de chapa y 5000 pilas de agua. Preocupados por el uso electoralista que pudiera dárseles, se llegó al acuerdo de que se repartieran en un almacén militar. Al día siguiente, cuatro camiones del Partido Líder los repartían por la provincia. Nadie les detuvo, nadie protestó, nadie sacó una foto”. En Petén impera, y lo asevera sin dudar, la Ley del silencio.

“Además”, continúa “es inexplicable que nunca, ni una sola vez se haya reunido con las organizaciones indígenas. Nunca ha mostrado el más mínimo interés por escucharnos ni por conocer nuestras demandas cuando somos casi la mitad de la población”. Indignado añade “en su publicidad electoral muestra quichés y kakchiqueles, cuando la mayor parte de la población indígena de Petén es queqchí. hasta ah´llega su ignorancia y su desprecio por nosotros”.

Según él, sus propuestas se limitan a la pena de muerte, el bono 15 o la unificación de impuestos. “Pero nunca le hemos escuchado ni una sola propuesta respecto a una política de tierras o los macroproyectos turísticos que invaden las zonas protegidas y esos son los problemas reales que afectan a la mayor parte de la población, que ve cómo se concentra y reconcentra la tierra para la plantación masiva de Palma, se desplaza comunidades y se cae  cada vez más en condiciones de trabajo de absoluta explotación en las plantaciones y hambre y pobreza en las familias”.

A fin de cuentas, siempre siguiendo la lógica del líder indígena "Baldizón es un candidato urbano para población urbana. Y ese no es el perfil de la población de este departamento. A media hora en camioneta de aquí, de Flores, la realidad es otra. Y él, ni la conoce ni quiere conocerla".

Lo que sí parecen conocer sus seguidores es cómo hacer campañas negras. Y sofisticadas. Hacer como que sus enemigos sancarlistas de Petén piden votar en contra del Partido Patriota, único adversario de Baldizón. Y no es que los patriotistas sean unos “bebés en el bosque”, como escribió el embajador McFarland. El día que Plaza Pública empezó a publicar los WikiLeaks en contra de Pérez Molina, empezaron a circular con vehemencia un sitio llamado Guateleaks.com, que imitaba el estilo de la página original con maneras muy finas con acusaciones contra el presidenciable de Líder. Cuando ambos pasen a segunda vuelta, probablemente vendrán ocho semanas, o quizás cuatro años, de otro nivel de campañas negras.

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