Púchica, al fin. ¿Conversión? ¿Entendimiento real de nuestra situación como sociedad y como economía ¿Revelación milagrosa?
Nada de eso, cualquier opción sería mucho pedir. Sobre todo la segunda. Los señores del Cacif nos proponen tomar el 2012 para comenzar de nuevo, teniendo en cuenta las hipótesis de ese año como uno crucial en cuanto al cambio climático, la erosión de telómeros, la amenaza de una pandemia viral, el impacto de un meteorito, o tantas otras cosas que se escuchan. Pero siempre es tiempo para hacer cambios, sobre todo en Guatemala.
El documento plantea cuatro grandes cambios. El primero es recuperar los valores a través de una educación que esté enfocada en ellos, en la familia como fuente primaria. Aunque siempre depende de la familia en que nazcamos y en las necesidades que se tengan. Debe ser centrado en la persona, en el individuo, porque es la persona la que puede superarse por sí sola. Yo creo que en esto ni Harold ni don Baldizón estarán en contra.
Segundo punto de la propuesta: fomentar el liderazgo juvenil. ¿Cómo? Los dejo a ellos responder, nada mejor que la fuente misma: “Demos mayor impulso a voluntarios y movimientos de jóvenes”. ¿Estamos hablando de los camisas blancas, de los nuevos candidatos a diputados utilizados por su juventud, entre ellos los más vivos que se alinearan a proyectos conservadores? Nos invitan a “abrir espacios (…) sin prejuicios de carga histórica”. Nos invitan a olvidar y a no comprender el por qué concreto de nuestra realidad económica y política. ¿Miedo a la respuesta? En todo caso la historia no es carga, es respuesta al presente. Creo que un Otto Pérez no se opondría a una propuesta como esta.
Iluminación número tres. ¡Apostemos por la naturaleza! No se crea que son ahora ambientalistas. De cambio, nada. A través del ejemplo de países desarrollados —siempre el mismo horizonte—, nos invitan a romper mitos, a quebrar la desinformación y a dejar de chingar. Con la explotación de los recursos naturales, viene el desarrollo. Agreguémosle un acompañamiento de las organizaciones ambientalistas y de derechos humanos para legitimar esta mentira. Los financistas de Sandra de Colom se apuntan, dicen.
Y por último, pero no menos importante, el enfoque de paz. Aprovechemos el nuevo ciclo de luz que trae el 2012 (¿? Página 33 de documento completo) y logremos lo que no se ha logrado en muchos años, por muchas razones. Acabemos con la violencia, en un país en que sacar a campesinos vivos o muertos es Estado de Derecho. Pan para tu matate.
Fin. Esa es la propuesta de un nuevo principio. Eso sí, los empresarios del Cacif se comprometen a: el respeto (¿a la propiedad privada siempre?), a la puntualidad (porque el tiempo es oro), al patriotismo (el toque de civismo…), al cambio generacional (no queda claro si es por herencia), a cultivar la formación personal (¿más becas en la Marro?) y a proponer y a escuchar (lo de escuchar vendría bien).
Antes de terminar, unas preguntitas, de duda sincera: ¿Y la pobreza? ¿Y el sistema de esclavitud y de hambre que tenemos? ¿El porcentaje de muertes infantiles por no comer? ¿De madres por dar a luz? ¿Dónde está la propuesta para los campesinos que están siendo hartados por un sistema tan desigual como mortífero? ¿Dónde la solución para los jornaleros? ¿Dónde está la respuesta del trabajo digno? ¿Dónde el pagar más impuestos y fortalecer el Estado? ¿Y qué queda para los jóvenes que no tienen tiempo para el voluntariado caritativo o no tiene plata para hacer la playerita para ponerse en la próxima reunión del movimiento? ¿O la comunidad que vive a la par de una hidroeléctrica que le cobra la luz y que da chance a dos personas? ¿Y la Laguna del Tigre?
Yo no quiero una propuesta influenciada por el New Age o algo similar que no da respuesta a nada. Esto es un descaro. Y una vergüenza. Pero, esta vez, no sudo la pena ajena.
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