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Bipolaridad del corto proceso de la (cada vez menos) extensa reforma constitucional

“¿Cuál Reforma?”, cuestiona José Alejandro Arévalo, diputado del Partido Unionista, al ser consultado sobre la postura de su agrupación política. Según el legislador, no es posible saber cuál es la línea que se tomará si todavía no se conoce con exactitud el contenido de la propuesta debido a los cambios que ha sufrido antes de llegar al Congreso.
Carlos Mejía sostiene que no importa si la propuesta del Ejecutivo fracasa, su partido tiene la idea de sostener sus propuestas e impulsarlas ante el Congreso. Si bien el diputado critica la propuesta del Gobierno por no haberse creado con base en el consenso, admite que en las mesas de la URNG tampoco hay un consenso total.
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Bipolaridad del corto proceso de la (cada vez menos) extensa reforma constitucional

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Hace menos de un mes que el Gobierno hizo pública una propuesta de reforma constitucional que, a juzgar por las opiniones publicadas, no dejó satisfecho a nadie -aunque quien más quien menos vio algunas modificaciones con buenos ojos (fase maníaca) y otras con espanto (fase depresiva)-. En ese mes el proceso se ha ido varias veces de un extremo a otro, y mientras en una fecha tan reciente como esta semana, algunos –diputados oficialistas incluidos– la daban ya por muerta, el presidente salió ayer a anunciar que reformulaba su propuesta… por segunda vez.

La tarea parecía complicada desde el inicio. Aprobar o modificar una ley requiere de consensos entre las diferentes bancadas del Congreso. Si esta Ley es la Constitución Política, la búsqueda de acuerdos es uno de los doce trabajos de Hércules.

La posibilidad de las reformas daba mucho de que hablar, tanto en el sector público como en diversas instancias de la sociedad, incluso cuando el Gobierno no había dado a conocer el contenido de la reforma.

El anuncio del Presidente Otto Pérez Molina de que la iniciativa llegará finalmente al Congreso reaviva el tema, aunque para varias de las bancadas parece ser un tema ya descartado de la agenda y para otras, la reforma es un asunto necesario, pero con contenidos muy distintos a los que propone el Gobierno.

Los primeros espacios cedidos

Pérez Molina anunció este 19 de julio que el documento base ya estaba casi concluido y se esperaba que en un plazo de no más de dos días se hubiera terminado de redactar.

Esta versión final que casi por sorpresa presentó el Ejecutivo no escapó de más modificaciones y al final quedó en 35 artículos.

En comparación con la original, es una propuesta menguada. Las duras críticas que enfrentó desde que fue presentada llevaron al Ejecutivo a replantear algunos puntos y, a principios de este mes,  ya había hecho públicas algunas modificaciones del contenido con la supresión de algunos artículos, de tal manera que el total de 55 se redujo a 49. Dos artículos más se retiraron la semana siguiente, a pesar de que aún no había una propuesta concluida y se preveía que no sería sino hasta el 1 de agosto cuando la iniciativa llegara formalmente al Congreso.

Fernando Carrera, titular de la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan) y miembro del equipo técnico del Ejecutivo encargado de la reforma, explicó que los cambios en las propuestas han sido el resultado de negociaciones y acuerdos con diversos sectores.

Sin embargo, la queja de la mayoría de bloques del Congreso es que el único acercamiento se dio el día en que se reunieron los representantes de los partidos políticos con el Presidente y no pueden considerar esto como una negociación.

Es por ello que bancadas como la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), el Bloque Independiente y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) coinciden en más que una negociación, lo que persuadió al Gobierno de cambiar el contenido es el rechazo generalizado que han encontrado sus planteamientos de reforma.

La última versión de la reforma conserva los mismos cuatro “macro temas” que tenía en la propuesta original: seguridad y justicia, fortalecimiento del sistema político, transparencia y fortalecimiento fiscal del Estado. Aunque varios de ellos quedaron notablemente disminuidos.

Unos temores se disipan, otros quedan

Con el más reciente anuncio del mandatario se eliminan ciertas dudas que se habían generado también dentro del Oficialismo. Un diputado distrital del PP que prefirió el anonimato señaló dos días antes de el Gobernante anunciara la más reciente versión de la propuesta que ni siquiera se tenía claro si se iba a enviar el documento en el tiempo indicado.

En ese momento el Ejecutivo esperaba que el Congreso avanzara en la aprobación de otras leyes, como la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, el paquete de leyes transparencia y la Ley Anticorrupción.

Oliverio García rodas, diputado oficialista, miembro de la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales del Congreso y asesor del presidente Otto Pérez para la propuesta de reforma, explicó que al cubrirse varios puntos con estas leyes, la reforma podría enfocarse en aspectos más específicos.

Aunque la versión del mandatario da a entender que no se esperará a que el Congreso y la CSJ cumplan con la otra parte, los contenidos que se eliminaron coinciden con lo incluido en otras leyes, pues temas como el de transparencia y el del fortalecimiento fiscal del Estado quedaron reducidos al mínimo.

Lo mismo sucedió con el fortalecimiento político. Según el gobernante, se conversó con la Comisión de Asuntos Electorales para que incluyeran algunos de estos aspectos en la propuesta de reforma que plantean a la Ley Electoral y de Partidos Políticos y con ello se logró una armonía entre ambas leyes.

Pérez Molina explica que es del área de Seguridad y Justicia la que más artículos conserva de la redacción original (un total de 14). Entre los artículos de esta área se encuentran dos relacionados con la institución armada.

Entre los puntos de seguridad y justicia que García Rodas señala que no podían quedar fuera se encuentra también prorrogar el período de los magistrados de la CSJ, quitar la presidencia rotativa de un año dentro de este organismo, incluir a los magistrados de la Corte de Apelaciones en la carrera judicial y establecer nuevas regulaciones para las comisiones de postulación.

Pero hay un temor que aún no se elimina con las declaraciones del Presidente: que la iniciativa no logre el apoyo para concretarse. Carrera señala que para evitar que se repita el rechazo por exceso de artículos,  de la forma en que sucedió en la consulta popular de 1999 para reformar la Constitución, se separarán por temas.

Un aspecto importante es que también en el referéndum de 1999 estaban separados por temas, pero según Carrera, en esa oportunidad había “mucha asquerosidad mezclada con los artículos importantes”.

Los escépticos…

No obstante, antes de llegar a las urnas se debe vencer el rechazo que se pueda suscitar dentro del Congreso, pues no todos comulgan con la idea de reformar la Constitución, o al menos no en este momento.

Para algunos la causa del rechazo estaba en el simple hecho de la propuesta de reforma y la desconfianza que generaba. Para otros, como Orlando Blanco, diputado de la UNE, el problema está en que el Gobierno intentó meter demasiados aspectos en esta iniciativa. Según Blanco, el objetivo fue tratar de quedar bien con todos, pero se obtuvo el efecto contrario.

Su compañero de bancada Carlos Barreda, expresa que uno de sus principales temores era el desequilibrio que podía generar darle tanto poder a la Corte Suprema de Justicia, principalmente porque las reformas del Ejecutivo planteaban que fuera esta entidad la responsable de nombrar a los magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC) y Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Esta razón para temer a las reformas tendría que haberse reducido, pues los artículos que hacían mención a estos planteamientos se eliminaron en el primer grupo de reducciones.

Otro motivo de recelos es el uso de algunos términos poco explicados dentro de la propuesta, como cuando se define como “permanente” al Ejército de Guatemala. Barreda señala que esto implicaría la imposibilidad de eliminar el Ejército en algún momento en que se llegara a tener condiciones similares a las de Costa Rica, país que eliminó su institución armada en 1948.

En otros bloques ni siquiera se plantean estas dudas, más bien se decidió no tomar en serio el tema hasta que haya un panorama más claro o se concluyan algunos procesos previos.

“¿Cuál Reforma?”, cuestiona José Alejandro Arévalo, diputado del Partido Unionista, al ser consultado sobre la postura de su agrupación política.  Según el legislador, no es posible saber cuál es la línea que se tomará si todavía no se conoce con exactitud el contenido de la propuesta debido a los cambios que ha sufrido antes de llegar al Congreso.

José Gándara, miembro de Compromiso Renovación y Orden (CREO), y Ovidio Monzón, del Bloque Independiente, coinciden en que antes de discutir cualquier punto de la reforma es necesario avanzar en los cambios a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, que discute la Comisión de Asuntos Electorales del Congreso y que también podría emitir un dictamen favorable en los primeros días de agosto.

La oposición a las reformas no sólo llega desde afuera del sector público. El Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif) también ha manifestado su inconformidad.

Carrera sostiene que después de haber presentado el planteamiento a varios sectores sin que se manifestara una oposición frontal, le llama la atención que se haya dando tanto realce a la postura manifestada por el Cacif.

A pesar de que algunos de los motivos de inconformidad del presidente del Cacif sobre el tema estaban relacionados con los derechos de los pueblos indígenas, los artículos que hablan del tema permanecen de momento en la propuesta, según lo explicó el mandatario.

… y los creyentes de la reforma

Pero tampoco se puede decir que la reforma constitucional esté enterrada. Algunos bloques del Congreso han manifestado mucha ilusión al respecto. No obstante, la reforma de la que hablan no es necesariamente la misma que plantea Pérez Molina.

Libertad Democrática Renovada (Lider) tiene una propuesta paralela, para modificar el sistema político del Estado. La propuesta del partido del excandidato presidencial Manuel Baldizón establece el cambio por medio de una ANC, al igual que lo había propuesto Pérez Molina el 31 de mayo cuando anunció su intención de modificar la Constitución.

Posteriormente, el mandatario optó por no llegar a ese extremo y limitarse a una modificación por medio del Congreso, ya que no se tocaba la parte dogmática de la Ley, que es la que obliga a convocar a una asamblea.

En una evaluación de los primeros seis meses de la gestión  actual, los miembros de Lider señalaron este cambio como una de las “12 mentiras” del mandatario, y señalaron que la manera de concretar los cambios debía ser por medio de una ANC, ya que de esa manera se manifestaría la voluntad popular. Sin embargo, esta idea de Lider, como el contenido de su propuesta, parece haber encontrado aun menos eco que la del oficialismo.

Pero existe otro bloque –mucho menos numeroso– que es el que más entusiasmo ha mostrado con respecto a la posibilidad de que la reforma se concrete. Se trata de la URNG

Si bien sus integrantes han manifestado no estar conformes con la mayoría de los puntos mencionados por Pérez Molina, encontraron en su anuncio la oportunidad de reactivar algunos temas olvidados y unos puntos que quedaron pendientes desde hace más de 13 años.

Según Fernando Carrera, cumplir con las reformas planteadas por los Acuerdos de Paz que no se aprobaron en la consulta popular de 1999 fue la principal motivación de Pérez Molina para empezar este proceso.

Sin embargo, Carlos Mejía, de la URNG, señala que esto ya no es suficiente, pues las necesidades del país han cambiado en los últimos años y se hace necesario formular otras modificaciones.

Para este fin, la bancada de la URNG ha convocado cada lunes, desde principios de junio, reuniones en las que participan sectores invitados. En los encuentros participan representantes de sindicatos, organizaciones de mujeres, la Asociación de Profesionales Indígenas y miembros del partido, entre otros.

La dinámica ha consistido en dividir a los participantes en mesas de trabajo por temas. De esta manera se han formulado posturas con respecto a varios temas, entre ellos: derechos humanos, seguridad y justicia, problemas socioeconómicos y fortalecimiento fiscal.

Mejía afirma que no importa si la propuesta del Ejecutivo fracasa, su partido tiene la meta de sostener sus propuestas e impulsarlas ante el Congreso.

Si bien el diputado critica la propuesta del Gobierno por no haberse creado con base en el consenso, admite que en las mesas de la URNG tampoco hay un consenso total.

Muestra de ello se dio en la última reunión. Algunos participantes se quejaban de que las propuestas de las mesas se adaptaban al mismo sistema neoliberal que ha prevalecido durante los últimas décadas y se llamaba a los otros asistentes a cuestionarse sobre cada punto hasta plantear un modelo de una “nación socialista”. Otros proclamaban la necesidad de encontrar un punto departida para construir un consenso sólido en el Congreso y luego captar el apoyo popular en un referéndum.

“No ganamos la revolución… y tenemos sólo dos diputados de izquierda en el Congreso, cada uno con una visión diferente”, interrumpió Mejía pidiendo moderación en la osadía, intentando que los pies no se le despegaran de la tierra. Si la tarea para el PP con una bancada de 61 presenta ciertas dificultades, para la URNG, integrada sólo por este diputado, es un reto de proporciones inéditas.

A pesar de todo, Mejía, un diputado que no se ausenta mucho en las votaciones (faltó a 31 de las primeras 284, casi un 11%) y que vota casi en un 80% de las veces como Valentín Gramajo, el jefe de la bancada oficialista, pretende transmitir confianza sobre la posibilidad de lograr el apoyo suficiente para propuesta.

La URNG tiene previsto llevarla al Congreso, ya terminada, el próximo 30 de julio, dos días antes de la fecha prevista para que llegue la del mandatario, pero tener más propuestas no garantiza mayor probabilidades de que se dé la reforma, pues los pocos apoyos que se han manifestado hasta ahora se dividen entre las diferentes posturas y encontrar objetivos comunes requerirá de mucho diálogo, un diálogo que pocos muestran interés por sostener.

 

Nota del editor: Se cambió la expresión "diez tareas de Hércules" por "doce trabajos de Hércules", porque, como notó un lector, había un error en la cantidad y porque la expresión más habitual para referirse a este episodio mitológico alude a "trabajo", aunque es posible encontrarlo también como "tarea".

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