Como es costumbre, por tanto, los problemas políticos, económicos y sociales del país han quedado relegados a un segundo plano: ya los ecos de la discusión en torno a la ley de Desarrollo Rural, las reformas ala Constitución, las pugnas por los cambios en la carrera del Magisterio, o la polarización galopante que se derivó de los trágicos sucesos del enfrentamiento en la cumbre de Alaska, han quedados relegados a un segundo plano. Ni siquiera las imágenes desgarradoras del terremoto en San Marcos, o las noticias sobre el costo de la reconstrucción han empañado el naciente espíritu navideño que prevalece en la ciudadanía, por lo que temporalmente los problemas han quedado en pausa.
Al Gobierno de Otto Pérez Molina, esta pausa le ha caído muy bien, en especial, porque en las últimas semanas se han ido acumulando los reveses: el más reciente, la declaración por parte dela Cortede Constitucionalidad de quela Secretaríade Control y Transparencia es ilegal, por lo que no hay otro camino que disolverla. Unos días antes, el mismo Presidente declaraba que retiraban la propuesta de Reformas Constitucionales, con el argumento de que el dinero destinado ala ConsultaPopularse canalizaría para la reconstrucción de San Marcos; los opositores, sin embargo, veían en el anuncio una retirada honorable, para evitar una previsible derrota, considerando los sectores que se oponían a los cambios.
El amparo en contra del Ministerio de Educación que dejó sin efecto los cambios a la carrera Magisterial en la llamada reforma educativa, sin embargo, fue quizá el incidente más bochornoso: de nada sirvieron las declaraciones, los enfrentamientos ni las declaraciones públicas de que no iban a dar marcha atrás: un error legal ha hecho tambalear la reforma, en un desenlace inesperado de una gran controversia que habla muy mal de la titular de la cartera de Educación.
Más allá de los eventos particulares, el rumbo del país parece ser preocupante, especialmente por la creciente polarización social y política, así como por el acelerado desgaste que ha tenido este Gobierno: su mayor “virtud” ha sido que ha polemizado con casi todos los actores relevantes, incluidos antiguos aliados como el sector empresarial. De hecho, si el Gobierno de Otto Pérez terminó de esta forma en su primer año, en donde supuestamente tiene mayor margen de maniobra, ¿Qué se podrá esperar en los próximos tres?
Un aspecto adicional que preocupa sobremanera es la reiterada tendencia de todos los sectores de “inventar” nuevos experimentos institucionales: los ponentes dela Leyde Desarrollo Rural (iniciativa 4084), que plantea la creación de otro Ministerio, el de Desarrollo Rural, pero de esa forma hay ya propuestas para la creación del Ministerio de Seguridad y Justicia, para desligar las funciones administrativas de las propiamente de seguridad. Otras iniciativas para transformar o crear nuevas instituciones se replican cada cierto tiempo, como por ejemplo, los intentos por refuncionalizar el Consejo Nacional dela Juventud(CONJUVE) ola Secretaríade Planificación y Programación dela Presidencia(SEGEPLAN).
El problema fundamental es que aunque cada propuesta por separado parece muy razonable y plausible, no considera el diseño institucional en su conjunto, por lo que cada institución deberá luchar por separado para obtener recursos, generar condiciones adecuadas para su trabajo y lo más importante, impulsar programas, proyectos y acciones que no compitan o entren en contradicción con la acción de otras instituciones públicas, tal como sucedió este año con el Ministerio de Desarrollo (MINDES), que a duras penas ha iniciado actividades, pero dejando mucho que desear.
Ojala la sociedad, los partidos políticos y el Gobierno entiendan que no es posible continuar dando palos de ciego: se requiere un esfuerzo por analizar, conceptualizar y visualizar los problemas de la institucionalidad pública en su conjunto, para proponer soluciones más realistas que no hagan más complejo y frágil el ejercicio de la función pública, ya que en la actualidad, el déficit de propuestas serias de diseño institucional es el verdadero factor que nos condena al subdesarrollo.
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