Asediados por los jinetes del Apocalipsis

El funcionario agregó que dicho jinete cuenta con aliados perversos, como la corrupción y el tráfico de influencias que redundan en impunidad. Por eso se decidió aplicar la política de tolerancia cero, a partir de la creación de una unidad especial en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que reciba las denuncias de estos actos cometidos por operadores de justicia. De esta manera, se pretende fomentar la credibilidad y legitimidad social en el sistema de justicia.

Como ciudadana, celebro que esta institución inicie este tipo de medidas orientadas no sólo al fortalecimiento, sino también a transparentar su administración. Sin embargo, para impulsar soluciones a la alarmante violación al derecho a la vida —tasa de mortalidad promedio de 41.8 muertes por cada 100 mil habitantes— se requiere un abordaje integral y estratégico por parte del Estado, tal y como lo estableció la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh), Navy Pillay.

No se puede hablar de estrategia y abordajes holísticos cuando el Estado no cuenta con los recursos necesarios para iniciar las acciones mínimas. Con esto no lo eximo de su responsabilidad, simplemente quiero proponer que analicemos con profundidad el fenómeno de la corrupción y la impunidad, así como los actores involucrados. En ese sentido, es importante volver la mirada hacia aquellos sectores que se niegan a cumplir con sus obligaciones y no pagan impuestos, amparados en el trillado discurso de la falta de transparencia en la ejecución estatal.

No se trata solamente de salir a conjurar a los jinetes del Apocalipsis que tenemos a la vista o de que crear acciones paliativas para intentar poner freno a problemas que son estructurales. Una vía, en aras de la transparencia, es investigar y poner en evidencia a aquellos que no sólo no contribuyen con el erario, sino que además se han enriquecido a costa de lavar el dinero que entra en el país de manera ilícita.

Habría que ponerse a analizar los casos de corrupción empresarial, la falta de ética de ese sector que vive levantando el dedo acusador, pero no es capaz de comprometerse seriamente con el fortalecimiento del sector justicia. Son los primeros en reclamar seguridad y serían felices institucionalizando la violencia, pero yo seguiré creyendo que el camino es la defensa a ultranza de los derechos humanos y el acceso a la justicia como derecho humano supremo. En esta época de discursos electoreros habría que analizar las propuestas desde este rasero.