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Arte salvavidas

Apareció la figura del gran maestro Orellana y la orquesta dio inicio. Lo que vino después es digno de vivirse más que escribirse.
Tipo de Nota: 
Opinión

Arte salvavidas

04 de Diciembre de 2012
Palabras clave

Tenía unas ganas incontenibles de ir a este concierto. Primero, porque es un privilegio ser audiencia en cualquier presentación musical del maestro Joaquín Orellana. Pero además, porque era la clausura de un año de homenaje a su trayectoria, y ya se había anunciado un atractivo repertorio que iba desde estrenos de obras inconclusas de su pasado, hasta obras recientes adaptadas a sus útiles sonoros.

Aunque el evento no era a hora pico, me tocó lidiar con situaciones típicas de final de jornada. Lo primero, el tráfico. Ese que vivimos los guatemaltecos a diario, unos con más sufrimiento que otros. Por un lado, rostros de quienes esperan en las paradas o van ya en las camionetas. Las miradas van perdidas, como volando hacia un afuera que los lleve lo más lejos posible de esa realidad sobre ruedas. Después de un día completo de trabajo, todavía faltan dos, tres... cuántas horas para llegar ...

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