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Aprender a comer letras

Mi mente descansa sobre páginas enteras escritas con amor, fulgor y fantasía. Mis pies sobre la simple objetividad de mi existencia.
Tipo de Nota: 
Opinión

Aprender a comer letras

15 de Julio de 2012
Palabras clave

Mi relación con los libros fue siempre afortunada, hasta que el placer de los primeros días fue reemplazado por la obligación.

Algo similar me pasó con el aceite de oliva. Me supo a gloria hasta que mi abuela decidió usarlo como purgante habitual: dos cucharadas grandes y unos granitos de sal…

De niña, viví la enfermedad con cierta complacencia. Sabía que no solamente me quedaría en casa, sino además, sumaría uno o dos libros nuevos a mi colección de cabecera. Era un obsequio de “consolación”, que aliviaría el aburrimiento y la soledad del dormitorio. Recuerdo la varicela con especial estima, pues tres semanas...

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