Por ello es importantísimo que no se pierda tiempo en iniciar campañas electorales prematuras, sino que el nuevo gobierno se centre en gobernar, el Congreso a legislar a favor del pueblo y no perderse en estrategias de desgaste a las nuevas autoridades, porque a la larga el que pierde es el pueblo. Todos estamos conscientes de la crisis económica, de las limitaciones financieras, y lo que ello implica para las nuevas autoridades que tienen el reto de devolverle la confianza a la ciudadanía. No es tarea fácil, pero no es imposible, si se tiene voluntad de hacer las cosas, si se tiene la capacidad de movilizar a la ciudadanía con mística, para que todos hagamos el esfuerzo de sacar adelante el país. No se valen excusas de ningún sector de la sociedad, hoy se trata de sumar, no de restar esfuerzos.
En esa línea, hay que ordenar la casa: los procesos de depuración de las instituciones del Estado deben de fortalecerse, la depuración de los malos funcionarios públicos debe ser una constante para garantizar servicios de calidad a la población. No podemos permitir maestros que no dan clases, un sistema hospitalario que no atiende hoy porque no hay medicinas, o la creación a última hora de sindicatos como el de Gobernación, que pareciera que fue creado para evitar la depuración de malos elementos. Hemos visto cómo se utiliza la lucha en defensa de los derechos laborales para encubrir la corrupción o tráfico de influencias, para muestra la Procuraduría General de la Nación, en donde nunca se realizó un proceso de depuración de todos aquellos que participaron del tráfico de niños y niñas; que no nos vaya a pasar lo mismo en Gobernación. Son instituciones en donde se deben de garantizar los procesos de depuración, de renovación del personal. La forma en que fue creado este sindicato deja un sabor amargo, y no se puede pasar por alto, debe investigarse. Creo que a la ciudadanía en general le genera desconfianza, ha costado mucho ir recuperando la confianza en las autoridades que tienen a su cargo la seguridad del país, y esta última acción no contribuye en nada a ese proceso.
Es común que cuando se da cambio de gobierno, automáticamente hay relevos no solo de los cuadros de dirección, sino cuadros medios, y muchas veces hasta del conserje, y no debe ser así, quien hizo bien su trabajo y tiene una carrera en la administración pública debe quedarse; pero aquellos que pasaron por la administración pública bajo el amparo de un partido, cometieron corrupción, tráfico de influencias, y se aprovecharon para enriquecerse ilícitamente no solo deben salir, sino deben ser puestos ante la justicia.
Ha sido interesante conocer con anticipación los nombramientos del equipo de trabajo del presidente Otto Pérez Molina. Hemos tenido tiempo como sociedad civil, de conocerlos, de tacharlos si lo considerábamos justo. Creo importante que el criterio que prevalezca es que sean buenos en su campo, solo así podremos fortalecer las instituciones del Estado, optimizaremos recursos, y podremos medir resultados. Es todo un reto hacer eficiente la administración pública, porque requiere de cambios de actitud, pero hoy los guatemaltecos estamos conscientes de nuestros derechos, los defendemos, y sabemos que hay leyes que nos protegen.
Como guatemalteca solo espero buenos resultados, respetando las garantías constitucionales, los derechos humanos, el diálogo, la coordinación con cada uno de los funcionarios con los que nos toca trabajar, en un ambiente de respeto, con la mística de que estamos trabajando todos por Guatemala.
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