Oxfam es una organización internacional cuya finalidad es mitigar la pobreza en el mundo, que nació en Inglaterra en 1995 y la integran 17 organizaciones con sede en varias de las ciudades económicamente más relevantes del orbe. Retomó su nombre del Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre, fundado en Gran Bretaña en 1942, que se ocupó de enviar ayuda humanitaria a la Grecia ocupada por los nazis.
La labor de Oxfam es importante, han participado desde su fundación en varias labores humanitarias en las catástrofes más crueles que como humanidad hemos vivido en los últimos veinte años. Por ello, cuentan con acceso a información que les permitió elaborar con datos muy crudos y reveladores la situación de la pobreza en nuestra tierra.
El informe Oxfam, titulado: “Gobernar para las élites, secuestro democrático y desigualdad económica” (http://goo.gl/8gB9hD), muestra que “casi la mitad de la riqueza está en manos de sólo el 1% de la población”, lo que causa severos daños a los órdenes democráticos del mundo, particularmente de aquellos cuyas democracias son más débiles, sin embargo, las democracias “consolidadas”, como la de los Estados Unidos, que en este siglo ha sido fuertemente cuestionada, muestra casos de concentración de riqueza muy alarmantes: “En Estados Unidos, el 1% más rico ha acumulado el 95% del crecimiento total posterior a la crisis desde 2009, mientras que el 90% más pobre de la población se ha empobrecido aún más”, no en balde el dicho, “a río revuelto, ganancia de pescador”.
Hay avances en el continente, muchos países están en la correcta ruta del progreso. Pero los pasos son lentos y el descontento social elevado. El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en América Latina en 2011 fue de 4,3%, que comparado con 2010, de 4,9%, refleja un crecimiento sostenido.
Pero el problema del mundo es que muy pocos son los invitados a pescar en los ríos de la especulación financiera, para Oxfam el problema parece ser futuro, al identificar que “si la desigualdad económica [tan] extrema no se controla, sus consecuencias podrán ser irreversibles”, ojalá que aún no lo sean, porque lo que la organización predice para el futuro, muchos ya lo identificamos en el presente, como los “monopolios de oportunidades por parte de los más ricos, cuyos hijos reclamarán los tipos impositivos más bajos, la mejor educación y la mejor atención sanitaria.”
Lo anterior, pronostica el ente humanitario, creará una “dinámica y un círculo vicioso de privilegios que pasarían de generación en generación”. Pienso que ello ya sucede, y peor, ha sucedido desde hace muchos años, tantos, que parece normal que no sólo los privilegios sean heredados de padres a hijos, sino también, la pobreza.
Para muchos el problema se resuelve con las aparentes democracias occidentales, en donde existen sistemas políticos que llevan de vez en cuando a alguien con un origen racial, social, económico o cultural desprotegido, a gobernar o a legislar, lo que hace pensar que todos tenemos oportunidades. Pero el mismo informe habla sobre la preocupación por las desigualdades en sistemas democráticos en donde “la magnitud del incremento de la concentración de la riqueza, la monopolización de oportunidades y la inequidad en la representación política suponen una tendencia grave y preocupante.
Y más, cuando “la riqueza del 1% de la población más rica del mundo asciende a 110 billones de dólares, una cifra 65 veces mayor que el total de la riqueza que posee la mitad más pobre de la población mundial”. Alarmante.
Aunque más alarmante es que “la mitad más pobre de la población mundial posee la misma riqueza que las 85 personas más ricas del mundo”, allí, podemos encontrar a los ricos de Latinoamérica, que tiene muchos, entre ellos, al más rico de todos, Carlos Slim, cuyas ganancias anuales podría brindar un sueldo legal en México a 420 mil de sus paisanos.
Oxfam propone a los hombres del dinero “no utilizar paraísos fiscales para evadir impuestos ni en sus propios países ni en otros países en los que invierten y operan”; “no utilizar su riqueza económica para obtener favores políticos que supongan un menoscabo de la voluntad política de sus conciudadanos”; o, “hacer públicas todas las inversiones en empresas y fondos de las que sean beneficiarios efectivos y finales”. Interesante, inocente.
Muy inocente si imaginamos la respuesta real que los dueños del dinero den cuando les sea presentado el informe con sus recomendaciones en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, lugar al que acudirá el Comité de Oxfam para dar sus recomendaciones a los beneficiares directos e indirectos de la pobreza mundial.
Conocemos ésa respuesta, la hemos padecido, por lo que mientras le pidamos a los dueños del dinero que lo distribuyan mejor, esperemos sentados, mientras morimos de hambre.
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(*) Jorge Luis Fuentes Carranza es licenciado en Derecho por la UNAM y es especialista en temas constitucionales por la misma universidad. Actualmente es Presidente de la Coppal – Juvenil y es asesor del Secretario de Gobierno del Distrito Federal México. De 2011 a 2012 fue asesor en Derechos Humanos de la Secretaría General de Gobierno del Estado de Puebla. A principios de 2010 fue candidato a diputado local por la Coalición “Compromiso por Puebla”, integrada por los partidos: Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), PAN, PANAL y PRD, siendo postulado por éste último.
Publicado por Asuntos del Sur, 31 de enero 2014.
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