Al escribir estas líneas, ya son públicos algunos análisis acerca de lo que se espera en Guatemala para los siguientes 12 meses. A nadie escapa que la campaña electoral se ha adelantado en exceso, y que quienes se consideran presidenciables empiezan a sacar cuentas; mientras, el control del Legislativo se juega por aparte, con diputados que cambian sin disimulo de colores y bancadas.
Esta columna no ahondará en lo político interno, y se concentrará en el análisis del entono, en cuatro condiciones de la región, con una potencial incidencia en lo nacional. Los temas elegidos, a excepción del último sobre la salud del presidente Chávez, son de orden estructural, y como suele suceder en estos casos, escapan al interés de los hacedores de política hasta que tienen tintes de novedad.
El Banguat prevé un crecimiento entre el 3.5% y el 3.9% en la economía guatemalteca, previsión muy similar a la de años anteriores. El pasado septiembre, Standard & Poors mejoró la calificación a Guatemala con un BB+, es decir estable. Estas optimistas cifras deben ser contrastadas con un constante crecimiento poblacional de más del 3%, que deja la situación en tablas. De la misma forma, la estimación de los ingresos fiscales por concepto de la Reforma Tributaria presenta una incertidumbre sobre si las metas podrán realmente ser alcanzadas. A partir de estos datos, al menos cuatro factores deberían ser tomados con especial consideración:
Crecimiento del empleo informal. Las economías de la región centroamericana se caracterizan por un alto porcentaje de su población ocupada en condiciones de informalidad, esto es en empleos con ingresos precarios e inferiores a los mínimos legales y sin acceso a los beneficios de salud y pensiones del sistema de seguridad social. Guatemala no es la excepción. La ENEI 2012 cifra el sector en 74.5% el total nacional de informalidad, esto es 4.5 millones de hombres y mujeres. La mayoría de estos trabajadores se ocupan en el agro, y son indígenas.
Una población en estas condiciones de precariedad es un caldo de cultivo perfecto para el populismo y el clientelismo político. Informalidad, pobreza e inseguridad alimentaria, son condiciones que van aunadas, y que sin duda influyen en la conflictividad social. Abordar la informalidad debe convertirse en prioridad, a través del apoyo a Mypimes, fortalecer el cumplimiento de la ley laboral, mejorar el acceso a seguridad social y generar empleo decente.
La roya. La presencia de esta plaga se convirtió en el último trimestre de 2012 en una preocupación para los cafetaleros de Centroamérica, que anuncian los efectos sobre las cosecha del año cafetero 2013-2014. La Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos de Nicaragua estima que se ha perdido un 35% de las plantaciones de café en ese país. El Salvador estima que un 70% de sus cultivos están afectados. Algo semejante sucede en Honduras.
El café representa para Guatemala la segunda fuente de ingreso de divisas, por debajo de la industria textil. Según cifras del Banguat, las exportaciones de café en 2011 se estiman en 1,174.2 millones de dólares. En Guatemala, fuentes de Anacafé señalan que la cosecha del año cafetero 2013-2014 podría tener una disminución de hasta el 30% si no se toman acciones para detener esta plaga. Parece necesario recordar que una eventual crisis en el café incidirá dramáticamente en sectores como los trabajadores temporales agrícolas, cuyos ingresos podrían ser las víctimas a sacrificar en este escenario.
El abismo fiscal y la crisis europea. Un acuerdo sobre la hora ha salvado a Washington de la adopción de medidas desesperadas. Sin embargo, la crisis económica goza de buena salud en la Europa de los recortes, y en el caso de los Estados Unidos, una situación semejante a la de este fin de año se vivirá otra vez en un par de meses, cuando deba abordarse el techo de deuda pública.
Es poco probable que las fisuras del Partido Republicano en la Cámara de Representantes se hayan cerrado para entonces. Con toda seguridad, una nueva solución negociada deberá ser llevada más allá de los plazos límite.
La incertidumbre sobre el desempeño de estos procesos y la dependencia de los países centroamericanos de los mercados de Estados Unidos y Europa parecería hacer necesaria la búsqueda de nuevos destinos para las exportaciones.
La sucesión venezolana. La salud de Hugo Chávez se ha convertido en un tema de enorme interés mundial. La forma en que el gobierno venezolano maneja la situación recuerda como el politburó veló a Brezhnev o Andropov. Lo cierto es que Chávez no parece listo para la investidura del 10 de enero, y a partir de entonces, varias posibilidades se avizoran en el horizonte.
El impacto será especialmente sensible sobre países como Nicaragua, que dependen a través de Albanisa de los recursos venezolanos. En los movimientos sociales de toda la región, la eventual falta de Chávez puede incidir en una dirigencia de izquierda que ha tomado de Caracas la inspiración de los vientos que soplan desde el Sur, y en algunos casos recursos económicos.
Estos escenarios y sus consecuencias estarán presentes más allá de los vicios y virtudes de la política interna. Por cierto, el columnista ha hecho propósito de año nuevo el responder más puntualmente a los comentarios de los lectores.
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