Al rayo copiamos

Hace unos meses tuve la gran oportunidad de conocer a dos escritoras famosas: la una novelista, Carmen Posadas, y la otra periodista, Marta Robles. Durante el ameno conversatorio les pregunté qué hacían cuando no estaban inspiradas y tenían que escribir una columna. Marta, muy amablemente, me dijo que las buenas columnas se escriben 5 minutos antes de que el Editor las espere, porque con la premura se alienta a la creatividad y eso nos abre los ojos.

Evidentemente, al Diputado Mariano Rayo le hizo falta escuchar esta recomendación, al leer la noticia ayer por la mañana no sabía si reír o llorar. Cuántas veces no ha pasado que en las universidades los alumnos copian (yo ya viví la desagradable experiencia de tener que explicarle a un alumno y al consejo de la universidad qué era plagio). Existe una gran confusión respecto a cómo se cita, cuándo se cita y qué se considera plagio.

Pero sobretodo existe una gran hipocresía en cuanto a la copia. Las grandes industrias editoriales y del entretenimiento nos han bombardeado con la idea de que copiar es robar, pero nosotros lo seguimos haciendo. Nos han hecho creer que tomar ideas de los demás es un delito, cuando la historia ha demostrado que nadie tiene una idea original, todos tomamos conceptos e ideas de nuestro entorno. La mayoría de empresarios del entretenimiento paga grandes cantidades de dinero en publicidad para hacernos creer que ellos tienen el monopolio de la cultura y que nadie más que ellos pueden producir cultura. El caso ejemplar es Disney que ha copiado todas las historias populares para hacer películas, pero que ahora paga al Congreso estadounidense y a Organizaciones Internacionales por criminalizar la copia.

En el entorno digital tenemos más acceso al conocimiento, esto permite que nos rodeen más noticias, más información, más cultura. Es gracias a eso el Diputado Rayo pudo leer el artículo editorial del periódico argentino La Nación y, muy probablemente, también ha podido leer otros diarios importantes, como el estadounidense New York Times, el español ABC o el israelí Haaretz.

Entonces, ¿qué está bien y que está mal? Está bien copiar, pero está mal mentir y acreditarse los derechos de una obra que no es propia. El actual sistema de derechos de autor es un sistema precario en el entorno digital que sólo genera que las personas copien, no citen y se sientan criminales. Las licencias de Creative Commons permiten que los autores decidamos cómo proteger nuestra obra, son símbolos que cada vez son más conocidos por los cibernautas y que protegen los derechos de autor sin criminalizar la copia, sino promoviendo el respeto a la voluntad del autor.

Creo que el Diputado Rayo, al rayo debería de educarse en cuanto a derechos de autor y promover un cambio legislativo que se adecúe al entorno digital, de esta manera se incentivaría a los columnistas que se levantaron sin ideas a crear algo nuevo copiando con permiso.