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Al final, siempre se es un proletario

El proletario resucitó de su tumba, para dejar de consumir primero, y luego para pagar los platos rotos de aquellos que siguen viviendo de su trabajo.
Tipo de Nota: 
Opinión

Al final, siempre se es un proletario

01 de Octubre de 2012
Palabras clave

Walter Lippmann, en su teoría de la democracia progresiva, decía que en toda sociedad existen dos tipos de seres humanos. Aquellos que son capaces de tomar decisiones y aquellos que son incapaces de hacerlo.

La clase especializada, como él mismo la llama, es aquella que está conformada por las personas que tienen la claridad de saber qué es lo mejor para todos, y sobre todo lo mejor para la clase financiera, supuesta portadora de bienestar colectivo. La otra clase, pues hace funcionar la sociedad dando su trabajo como materia y la convierte en el qué  y para qué gobernar, es decir, todos tenemos nuestro lugar en esa cadena alimenticia, digo, económica. El “rebaño desconcertado”, para Lippman...

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