Los medios de difusión y las redes sociales están a reventar entre noticias, primicias, opiniones, especulaciones, confabulaciones, condolencias, enojos, chistes, etc. al respecto. Debo admitir que a mí también me distrajo mi tarde.
Entre tanto que se ha dicho, destaco algunas cosas:
Uno, se logró hablar más del show del harinazo que del contenido del informe (eso de pan -con harina como principal ingrediente- y circo para el pueblo). No me refiero tanto al contenido en sí, como...
Los medios de difusión y las redes sociales están a reventar entre noticias, primicias, opiniones, especulaciones, confabulaciones, condolencias, enojos, chistes, etc. al respecto. Debo admitir que a mí también me distrajo mi tarde.
Entre tanto que se ha dicho, destaco algunas cosas:
Uno, se logró hablar más del show del harinazo que del contenido del informe (eso de pan -con harina como principal ingrediente- y circo para el pueblo). No me refiero tanto al contenido en sí, como a las reflexiones que esto nos debe provocar respecto al sistema político, partidos políticos, funcionarios, gobierno, Congreso, Estado, etc. Esas reflexiones que nos hagan decir ‘ya basta, no se vale, no somos pendejos; tomémonos al país y a su gente en serio’.
Dos, las reacciones hipócritas de algunas personas. Se lamentan por la “falta de respeto” y la “agresión” a una alta funcionaria para ser políticamente correctos, pero no lamentan la corrupción, la impunidad y la violencia que afecta a diario a millones de personas de a pie, lo cual se traduce en vidas y almas muertas.
Tres, la Vicepresidenta de la República optó por asistir a un hospital privado, de los más caros del país. ¿Acaso no es su gobierno el que relata maravillas de lo que han logrado en educación, salud, etc. en su informe de gobierno? Debió habernos demostrado que podemos confiar en el sistema de salud, pero no, por supuesto que no se iba a arriesgar en el Roosevelt o en el San Juan de Dios, tal y como lo tiene que hacer la mayoría de guatemaltecos y guatemaltecas –cuando tienen los recursos para asistir a uno de estos hospitales en la capital. Además, logró que le receten un reposo de cuatro semanas. Ese lujo no se lo puede dar la clase trabajadora por más conjuntivitis que tenga. En fin, la salud la tiene quien la puede comprar.
Cuatro, el sistema de justicia sirve únicamente cuando le conviene a algún poderoso. Ya ligaron a proceso a cuatro capturados. ¿Para cuándo un proceso legal contra toda esa partida de políticos y empresarios que nos están robando a mano armada día con día, año con año, decenio a decenio? (Ah, y dicho sea de paso, ¿para cuándo Ríos Montt enfrentando a la justicia?). En fin, la justicia la tiene quien la puede comprar.
Cinco, no sé si podemos hablar de la degradación de la política o más bien es que hechos como éste nos hacen caer en cuenta cuán degradada/podrida está la política en Guatemala. Así de baratas y burdas son las estrategias políticas en este país.
Ojalá algún día tengamos funcionarios políticos que hagan carrera, que sean realmente servidores públicos (es decir, que sirvan al pueblo y no que se sirvan del pueblo), que entren a puestos por capacidad, que tengan ganas de verdad de ver un país más justo, solidario, equitativo, con oportunidades para todos y todas. Ojalá algún día tengamos una democracia real y participativa, que no sea solo de votar cada cuatro años para cambiar de partidos y de actores cada cuatro años mientras sigue la función.
Mientras eso llega a pasar, cuídese que no le caiga harina (o cal) porque su vida podría correr peligro y usted, téngalo por seguro, no tendrá la misma suerte que la Vicepresidenta.
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