Muchos se preguntaron cuál era el objetivo o la necesidad de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamara un año específicamente para la juventud. Según el secretario general Ban Ki-moon, es importante que “reconozcamos y celebremos todo lo que los jóvenes pueden hacer para construir un mundo más seguro y más justo y redoblemos nuestros esfuerzos por incluir a los jóvenes en las políticas, programas y procesos decisorios que benefician su futuro”.
No es ningún misterio que la mayoría de la población mundial es joven. Sin embargo, los jóvenes seguimos siendo uno de los sectores más marginados y abandonados por los gobiernos. Varios estudios realizados por la ONU reportan una historia desconsoladora, ya que el 87% de las personas entre 15 y 24 años viven en países en desarrollo. Estos jóvenes no tienen acceso a servicios públicos, como educación y salud, y también son el sector más vulnerable a ser víctimas o victimarios de la violencia.
Históricamente, los jóvenes han sido alienados del ambiente público, en particular de los procesos de participación ciudadana y política. Por ejemplo, la oportunidad de acceder a cargos públicos o participar en la creación de políticas públicas, no se diga de ser incluidos en la agenda legislativa y plan de los gobiernos. Por consiguiente, ha sido la misma juventud que en el pasado ha forjado sus propios espacios de incidencia y participación, siendo en muchas ocasiones víctimas de Estados represivos.
Esta lucha por nuestros derechos humanos —en especial el derecho de ser escuchados— continua en varios países, como Irán, Egipto, Cuba, Venezuela y Nicaragua. En otros, como Estados Unidos, los jóvenes han tomado un rol proactivo en las contiendas electorales: en 2008 la juventud tuvo una participación sin precedente que determinó los resultados. Estos esfuerzos y resultados positivos nos han inspirado al resto de jóvenes y, en especial, vemos cómo en nuestro país hemos asumido un rol importante en el desarrollo del mismo.
En los últimos tres años, diferentes agrupaciones de jóvenes han impulsado campañas dirigidas a la inclusión y participación de la juventud. Dentro del ámbito juvenil, se percibe la urgencia de despertar a los jóvenes de su apatía y, al mismo tiempo, sacarlos de su espacio de confort.Cansados de la rampante violencia e impunidad que nos rodea, hemos creado organizaciones y redes de comunicación para lograr erradicar esta problemática. También hemos sido testigos y partícipes de la creación de diversas plataformas y agendas de trabajo que buscan la apertura de espacios para la participación política, con el fin de expresar nuestras demandas, objetivos y necesidades. Muchos hemos desempeñado un rol determinante en lo que podríamos llamar una nueva era de nuestra sociedad civil, como los jóvenes que impulsaron la Ley de Comisiones de Postulación y la ley para el uso del tablero electrónico en la gestión parlamentaria. En el ámbito social, la juventud guatemalteca también ha impulsado proyectos para el desarrollo social de los más marginados. Por ejemplo, varias agrupaciones de jóvenes que han lanzado campañas para combatir la desnutrición y la inseguridad alimentaria, contaminación al ambiente, y la violación de los derechos sexuales y reproductivos de las personas.
Gracias al trabajo que realizo con la Red Nacional por la Integridad he tenido la oportunidad de conocer y compartir con estos jóvenes valientes que cada día buscan la construcción de una mejor Guatemala. La semana pasada realizamos una serie de talleres en tres regiones del país sobre el uso de la Tecnología 2.0 y el fortalecimiento de la democracia. En esta oportunidad pude compartir con jóvenes de más de 35 municipios sus luchas diarias y los proyectos que realizan para fomentar la participación de la juventud.
Este viernes 12 de agosto celebraremos no solo el Día Internacional de la Juventud, sino también la culminación de este año. Y aunque muchos consideren que los resultados son simbólicos, lo que hemos vivido es una maduración tangible de nuestra participación política. Nuestro reto debe ser continuar los esfuerzos ya emprendidos y buscar la unificación de la juventud guatemalteca.
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