Abogados pilas (o pillos)

Pero los políticos no son los únicos responsables; y no todos son corruptos. Empresarios y abogados también lo son; y no todos son corruptos.

A mí me cae mal que en reuniones familiares o de amigos, cuando mi hermano dice que trabaja de político, es el centro de todas las mofas. Pero cuando algún primo dice que trabaja en un banco u otro amigo que es empresario, despiertan admiración. Y ambos pueden ser trabajos muy nobles o muy corruptos.

Ayer, Asier Andrés y Francisco Rodríguez publicaron en elPeriódico una preciosa investigación que muestra como el bufete Díaz-Durán y asociados usa trabajadores muy humildes (lavandero en un manicomio, antes mensajero en moto, Bergil Yas) para ser el representante legal de empresas para que la justicia o los ciudadanos que fiscalizamos no podamos dar con los nombres de quienes hacen negocios sucios. Al menos Q85 millones ha recibido en contratos públicos. Q85 millones de empresarios escondidos detrás del nombre de este testaferro.

Lo hacen gracias a un agujero legal que les permite esta ficción. Agujero que el Congreso (los políticos) intentó suprimir en el artículo 31 de la nueva ley Antievasión, que el diligente Colegio de Abogados ha pedido que se suprima por “reñir con la Constitución” (pamplinas). Y la diligente Corte de Constitucionalidad les ha dado un amparo provisional.

Muchos abogados en este país procuran impunidad. Y deberíamos empezar a señalarlos con nombres y apellidos, como a los políticos corruptos. Juan Manuel Díaz-Durán aparece como la cabeza del bufete denunciado por la investigación de elPeriódico. El licenciado es el flamante decano de Derecho de la Universidad San Pablo, fundada por el canciller Harold Caballeros. Otro socio es Juan Pablo Carrasco, presidente de Amcham en 2011. ¿No tendrían algo que decir ambas instituciones, tan prestigiosas y anti-corrupción?

Si queremos empezar a acabar con la corrupción no tenemos que enfocarnos sólo en los políticos, sino en todos los que permiten el engranaje perfecto para que funcione este sistema corrupto. O bueno, también podemos mirar hacia otro lado y que los de traje y corbata que trabajan en este lado sur de la Ciudad (zonas 9-15) siempre reciban nuestras indulgencias, y que sean los que trabajan de traje y corbata en la zona 1 y 4 quienes sufran el desgaste. Reportajes como éste del nuevo equipo de investigación de elPeriódico nos muestran que al final de cuentas, como bien escribió Andrés Zepeda, no tenemos el gobierno que merecemos sino que tenemos el gobierno que somos.

 * Este artículo fue publicado originalmente en elPeriódico el 19 de junio.