“Cansada de la pobreza, el hambre y sobre todo la violencia que me tocaba vivir todos los días tome la difícildecisión de abandonar mi país natal de Somalia”. Pocos conocen la trágica historia de Somalia y los que conocen algo lo han leído en los diarios del mundo occidente los cuales no llegan a contar la historia completa. Nuestra historia ha sido plagada por la pobreza, el hambre, el VIH/SIDA y principalmente por una Guerra civil que continua hasta el día de hoy. Esta guerra ha significado la pérdida no solo de mi hogar, sino de mi familia también, siento que ya no hay nada aquí para mí. Hoy martes decidí dejar la miseria la injusticia y el abuso atrás en busca de refugio y una nueva vida.
El camino será largo y en muchas ocasiones se que me tendré que enfrentar a la muerte, pero permanecer aquí es mi muerte segura. Conocí a un grupo de personas que prometen llevarnos a Yibuti , de allí nos trasladaran a Yemen en donde está el campo de refugiados Kharaz, el cual es operado por las Naciones Unidas. Me cuentan que en este campo nos darán comida y vivienda y en el transcurso del tiempo dinero para comenzar una nueva vida.
El camino de Somalia a Djibouti es largo y complicado por lo que tendremos que tomarnos varios días. Comenzamos el trayecto en un camión, en el cual habíamos por lo menos 60 personas, no había espacio para sentarse así que todos íbamos parados y muy pegados los unos a los otros. En este camión cruzamos el desierto hacia el este de Yibuti, el vehículo paró solo dos veces para que los pasajeros pudiéramos ir al baño. Este viaje duró todo el día y toda la noche y durante las 24 horas todos íbamos en silencio, aterrados y al mismo tiempo emocionados de la vida que nos esperaba. Por fin llegamos a nuestro siguiente destino, Ras Bir, a la orilla del mar en el este de Yibuti. Cinco hombres nos bajaron del camión y nos llevaron por las veredas, esa noche dormí entre el lodo la arena y los cangrejos.
Me recordó al barco que mi padre utilizaba para pescar; sin embargo, este iba lleno con mas de 40 personas. Durante este viaje varios pasajeros fueron empujados del barco para que este fuera más liviano y mas rápido, nunca supe que pasó con ellos. Después de varias horas llegamos a la orilla de Yemen y tuvimos que caminar por dos horas entre los barrancos y las rocas para llegar a los carros que nos trasladarían al campo de las Naciones Unidas.
Finalmente, estaba sentada en el carro que me llevaría a mi nuevo hogar y lejos de todas mis pesadillas. Sin embargo, después de una hora de camino vi a mi lado derecho el campo de refugiados y lo vi solo un par de segundos, ya que el conductor nunca paro y siguió de largo. Recorrimos unos caminos clandestinos hasta que llegamos a otro campo, las voces de nuestros guías cambiaron y los gritos eran cada vez más hostiles. Nos bajaron de los carros y nos pidieron dinero; en este momento me di cuenta de que nuestros guías serían nuestros captores. Los que pudieron pagar el rescate fueron liberados, pero el resto quedamos en las manos de todo lo que habíamos dejado atrás. Vi como a un señor lo arrodillaron y cinco hombres lo golpearon hasta dejarlo sangriento e inconsciente en el suelo. Varios fuimos sentamos en un círculo bajo una carpa y ocho hombres nos golpearon con palos por ocho horas. El cansancio, el dolor y el miedo permearon el ambiente y toda aquella esperanza de una nueva vida se esfumó con cada golpe que recibía. Dos hombre se me acercaron y me llevaron con quien yo asumí era el jefe del campo, agarró mi mano y me llevó afuera del campamento. *
Esta historia es la realidad de miles de mujeres y jóvenes africanos quienes son traficados todos los días a los países árabes. Los traficantes de personas van a los países más pobres y violentos de África en busca de sus víctimas. Los engañan bajo las falsas esperanzas de que los llevarán a los campos de refugiados de las Naciones Unidas. Sin embargo, muchos son extorsionados, vendidos al trabajo forzado, la prostitución y el trafico de las drogas al llegar a los países árabes. La red mas grande del trafico de personas se establece en seis países: Yibuti, Somalia, Etiopía, Yemen , Eritrea y Arabia Saudita. Las víctimas son sometidas abusos, condiciones inhumanas y torturas. El negocio del tráfico de personas en está área resulta ser increíblemente lucrativo, ya que según el reporte de Chatham House se reportan ganancias de US$20 millones al año. Esta red ha logrado operar tranquilamente, ya que las autoridades trabajan con los traficantes o se niegan a impartir castigos. Las migraciones forzadas en África resultan ser una fuente importante de las economías.
* Algunos detalles de esta historia fueron tomados del reportaje del periodista Glen Johnson “Sailingto Yemen with human traffickers”, Al Jazeera News.
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