A 15 años de la paz, brotan los fantasmas del pasado

No como un lema más, sino como la aspiración que todas y todos los guatemaltecos tenemos: Una Guatemala próspera, en donde todos tengamos una fuente de trabajo y un pan que llevar a nuestra mesa, donde nuestros niños y niñas puedan crecer con un presente lleno de oportunidades, una Guatemala sin violencia, donde se respeten nuestros derechos, sin discriminación, sin desigualdades, exclusiones e inequidades. Pueden parecer frases gastadas, pero es lo que soñamos, y es lo que quisiéramos que se hiciera realidad, es por ello que hombres y mujeres de todas las edades, acudimos a las urnas electorales a elegir a nuestras autoridades.

2011 fue un año de avances en materia de justicia tanto de casos del pasado como del presente, y sin lugar a dudas, esta es una de las principales demandas de la población guatemalteca. Hoy los familiares de víctimas del conflicto armado interno han abierto el sendero de la justicia y como consecuencia lógica de ello, también los familiares de las otras víctimas del conflicto armado interno, empiezan a pedir justicia. Y digo que es normal porque así como los derechos humanos son inherentes a toda persona y son irrenunciables, igual nos pasa con la justicia es un derecho de todos y nadie quiere renunciar a ella. Hoy nos toca enfrentar nuestros fantasmas del pasado, y como sociedad tenemos el reto de actuar con madurez, sabiduría y responsabilidad.

Es importante que cada denuncia que se presente se realice de forma seria, apegada a ley, consistente, que permita a las autoridades investigar, esclarecer los hechos y aplicar la justicia. Hemos avanzado, no es tan fácil manipular la verdad, ni la justicia. Guatemala ha cambiado en estos 15 años a pesar del pesimismo que a veces nos embarga, hemos logrado ir cambiando este país, ir fortaleciendo al Estado. Por ello mismo, no podemos caer en procesos de desgaste. La realidad de hoy nos supera, Guatemala necesita que centremos nuestros esfuerzos en el presente para construir un futuro diferente. Y por supuesto el presente se debe de construir sobre bases sólidas y eso es posible, si se aplica la justicia en los casos del pasado, pero con seriedad y coherencia. No es posible querer que se procese personas que ya murieron, o personas que no habían nacido o eran niños cuando los hechos pasaron, porque eso solo desgasta a las autoridades, y a la sociedad porque empieza a generarse un ambiente de zozobra y de tensión, en lugar de tener sentimientos positivos de expectativa hacia las nuevas autoridades, como constructoras de algo bueno, de avances, de ser el punto de encuentro, de unión de la sociedad guatemalteca, porque eso esperamos de ellos, para eso los eligió el pueblo.

Si vamos a traer de vuelta los fantasmas del pasado, solo pido que dejemos fuera a nuestros niños, niñas y adolescentes. Ellos no tienen por qué asumir un pasado que es solo responsabilidad de nosotros los adultos. Ya una vez desperdiciamos la oportunidad de construir una paz real, a 15 años de haberlo intentado tenemos la responsabilidad de retomar el intento y hacer de la paz una realidad para Guatemala, es lo mínimo que podemos hacer por las nuevas generaciones. Que estas fiestas de fin de año nos sirvan para reencontrarnos con nosotros mismos, como familia, como comunidad, como sociedad, para ser constructores de paz.