La iniciativa de ley número de registro 4644 agoniza en el Congreso. Sólo falta un paso para desecharla: una propuesta legítima y efectiva que la reemplace. Sin embargo, este tránsito a una propuesta no es inmediato ni fácil.
Lo primero es el procedimiento. Acá es más fácil decir qué es lo que no debe hacerse: evitar espacios cerrados, excluyentes y opacos, como lo ocurrido en la Comisión de Economía y Comercio Exterior del Congreso de la República entre noviembre de 2013 (cuando conoció esta comisión) y febrero de 2014 (cuando emitió dictamen favorable). Resulta que, según se indica en el propio dictamen, la iniciativa 4644 se discutió solamente con entidades de Gobierno y los sectores empresariales que se beneficiarían de los privilegios fiscales propuestos.
No, para un tema nacional importantísimo como lo es la atracción de inversiones y la generación de empleo, primero la discusión debe ser incluyente, transparente y abierta. Debe incluir a los Poderes Ejecutivo y Legislativo, a los partidos políticos, a la sociedad civil organizada, sindicatos, empresarios, academia, etc. Ojalá la mala experiencia de la iniciativa 4644 nos haya enseñado que negociar a puerta cerrada, sólo con los de “la foto” y sin transparencia, es una receta para el fracaso.
Luego, la nueva propuesta para atraer inversiones y generar empleos debe ser integral, y debiese adoptar tres pilares o directrices para su marco ideológico: a) construcción de la equidad y la justicia (en particular, no privilegios); b) transformación productiva; y, c) construcción de un Estado efectivo, capaz de generar los factores realmente críticos para la atracción de inversiones. Pero sobre todo, entender que este esfuerzo nacional debe poner la inversión al servicio del Estado y la sociedad, y no al revés, pretendiendo la inversión como un fin (lo cual, inmediatamente devendría espurio), incluso sacrificando a sectores sociales.
Naturalmente este plan no puede ser inmediato y de corto plazo, pero es hacer las cosas bien. Y, perdón, pero ¿queremos algo distinto a hacer las cosas bien?
Y bueno, hay problemas urgentes que quizá no puedan esperar a implementar el plan que realmente necesitamos. Por ejemplo, se habla de la necesidad de cumplir el compromiso asumido con la Organización Mundial del Comercio (OMC) y proteger los empleos actualmente en el sector de maquila y zonas francas. Al respecto, lo primero que deberíamos tener claro es que el compromiso con la OMC es eliminar exenciones fiscales a los exportadores a más tardar el final de 2015, no ampliarlos. Y segundo, que antes de cualquier otra cosa, se deben auditar y transparentar concienzudamente los privilegios que han gozado y que gozan la maquila y las zonas francas, ya que pareciera que las predicciones del clima son más certeras que los informes oficiales sobre el número de empleos en ese sector: cada funcionario dice datos distintos en momentos distintos. ¿Cómo se pueden aprobar medidas urgentes, si ni siquiera se sabe con certeza cuántos empleos son los que habría que proteger?
El Congreso, quizá a través de su instancia de jefes de bloque, bien podría convocar a un grupo promotor del diálogo por la inversión y el empleo, representativo y con mandato y plazos específicos, el cual podría conducir consultas y elaborar una hoja de ruta con propuestas técnicamente sustentadas y políticamente viables. El Grupo Promotor del Diálogo Fiscal es antecedente exitoso que demuestra que podemos hacerlo bien.
¿Quién se suma para hacer llegar esta propuesta a los jefes de bloque en el Congreso?
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