Un lugar

El territorio establece los límites geográficos entre un Estado y el otro.  Este elemento era antes de la globalización un elemento sumamente importante.  La territorialidad y el concepto de soberanía eran evidentes en los textos legales y en la conciencia de las personas. Ahora con la globalización, las tecnologías de la comunicación y la información  y el crecimiento del derecho internacional y los sujetos que lo conforman, creo que pasa a jugar un rol menos importante. Solo en un contexto en el que la soberanía está suavizada es que existen entidades como CICIG,  que es una institución que muchos consideran necesaria para la impartición de justicia en el país. En ese mismo contexto, solo en un país que no tiene control de su territorio es posible que se trasieguen drogas sin ningún obstáculo.

En cuanto a la población, la nuestra que está en búsqueda de identidad y de cohesión.  Y eso nos complica bastante la cosa porque nos cuesta ser ciudadanos. No encontramos el poder en el grupo que nos daría las fuerzas para imponernos ante los abusos de los gobernantes. Los intereses particulares de los distintos grupos prevalecen sobre los del Estado.  A muchos, les interesa más vivir en un lugar que en un país, pues no se conmueven por las situaciones ajenas.

La aprobación del Presupuesto 2015 hace evidente que no vivimos en un Estado, vivimos en un lugar. Pues aquí las leyes son irrisorias. El sistema jurídico que es lo que sustenta y legitima el ejercicio del poder es producto de los arreglos de un par. Da vergüenza llamar a ese documento el Presupuesto Anual de un estado. El presupuesto es una planificación que debiera reflejar las políticas públicas del Estado.

Cualquiera podría decir que Guatemala es un Estado Fallido, la etiqueta ya nos es común. Pero yo creo que nunca hemos sido un Estado, más bien aquí coexistimos con la ley del más fuerte. Y en ese escenario la única esperanza es cambiar al segundo elemento, la población.