Cito directamente del libro ¿ Quién dijo totalitarismo? Cinco intervenciones sobre el (mal) uso de una noción: ´El "totalitarismo" es –lo ha sido siempre– una noción ideológica que cumple la precisa función estratégica de garantizar la hegemonía del demoliberalismo y la necesidad de inscripción en él. Todo intento de quebrantar en profundidad el orden establecido es denunciado como un peligro inaceptable ética y políticamente, ante la posibilidad de una resurrección del fantasma totalitario´.
La cita viene como anillo al dedo ante los comentarios opositores a la victoria del Chavismo. Y como todo hecho polémico, hay muchas aristas por interpretar.
Hay un miedo fanático a suponer que alejarse de las posturas demoliberales (como les denomina Zizek) es el paso per se a formas totalitarias. De fondo, lo que hay no es un temor en realidad a la pérdida de las libertades políticas sino al disfrute de las cosas materiales. Zizek alegoriza este tipo de falsas motivaciones cuando en el capítulo III (del referido texto) menciona la figura de Antígona y la muerte de esta última. Zizek habla de una “falsa infinitud”, la ´Cosa falsa´ por la que uno hace algo. Dice Zizek,… ´sí, Antígona es sublime en su triste enumeración de lo que está sacrificando:…. matrimonio, hijos´…. Muere, pero en su misma muerte biológica sobrevive en la memoria colectiva como caso ejemplar de una vida enaltecida, de una finalidad que va más allá de la vida (biológica) y de la muerte. Zizek es un autor complejo y dado a juegos de lenguaje pero, en esencia, pone en cuestionamiento los motivos de Antígona y lo que verdaderamente se pierde y se gana.
Lo mismo parece suceder con el proyecto Chavista.
Vamos, es claro que lo que comienza a suceder es lo expuesto por Zizek: El matrimonio entre capitalismo y democracia se está acabando. Los teóricos tradicionales conceptualizaban linealmente los procesos democráticos suponiendo que el progreso económico acabaría trayendo la democracia y que el capitalismo era el mejor amigo-amante de la libertad. Sin embargo, frente al hecho de las aparentes dos opciones: a) un capitalismo hegemónico con valores asiáticos o b) un moribundo capitalismo con valores anglosajones…. si bien ninguna de las opciones es preferible, las propuestas de cuestionamiento a estos modelos resultan ser, las satanizadas.
Y a veces sin razón puesto que, como ya lo hemos explicado, desde antes del arribo del Chavismo, los presupuestos en Venezuela han sido petroleros y los programas de ayuda social han sido rentistas.
Como bien reconoce el novelista-cronista alemán Raul Zelik en su libro Venezuela más allá de Chávez. Crónicas sobre el "Proceso bolivariano”, cito: …Durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, de 1974 a 1979, el Estado venezolano también gastaba mucho dinero en programas sociales e, incluso, desarrollaba una política de solidaridad petrolera con algunos países caribeños.
Digo yo ahora, esto parecía no molestar a nadie porque, la grosera sociedad estamental venezolana (los hijos que Antígona hoy pierde, los elementos valorativos demoliberales) no estaba siendo cuestionada ni puesta en jaque. Perder el acceso a la riqueza, y al monopolio del poder es lo que hoy duele pero se sublimiza la fantasía de un Estado rentista que siempre fue, rentista.
¿Cuál es entonces la diferencia entre la Venezuela pre-Chávez y la post Chávez? Afirma Zelik,
'el pueblo' se despertó políticamente.´ Para algunos por las malas, para otros en un camino hacia la ´democracia social permanente´. Y esto pareciera no tener una salida fácil porque, aún reconociendo el desprecio que Zizek tiene por el socioliberalismo, no deja de ser cierto que resulta muy difícil que la oposición en Venezuela valore de corazón las conquistas sociales y aprenda de los errores del pasado; e igualmente difícil pareciera ser que el proyecto Chavista llegue a apreciar las ´libertades burguesas´.
Estamos entonces en un punto muerto pero no ante el ´peor de los totalitarismos´ cómo recientemente los críticos de derecha extrema refieren al régimen en Venezuela.
La pregunta de fondo, y más clara la planteaba Ignacio Ellacuría en un famoso debate televisivo con Carlos Alberto Montaner: ¿Cuál es la primacía entre las libertades reales (necesarias) y las libertades elegantes?
¿Y si, en realidad, quienes desde Miami hoy lloran la muerte de las libertades elegantes en realidad lo que no soportan son los mayores grados de egalitarismo que hoy tiene la sociedad venezolana?
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