El significado y el significante se diferencian en que el segundo es subjetivo. El significante se entiende desde una perspectiva social y cultural. ¿Qué son para el presidente Otto Pérez Molina el orden y la tradición democrática? Definitivamente no son lo mismo para él que para la mayoría de los guatemaltecos que, con el legítimo poder que la Constitución les da, claman su renuncia a raíz de las múltiples sospechas de corrupción y del proceso de defraudación aduanera con el que está relacionado. El uso constante de estos conceptos de forma irresponsable nos confunde y les resta valor a las ideas y al derecho, a la vez que empodera la fuerza y recarga el hastío.
No me sorprendió escuchar en las declaraciones del presidente del día domingo una serie de conceptos que de nuevo le sirven para disfrazar, al estilo de Cantinflas, la prepotencia y la soberbia que lo mantienen hoy fuera de prisión preventiva. Por ejemplo, para el presidente, institucionalidad significa que él se mantenga en el poder. Para los demás, la institucionalidad del Estado de Guatemala solo puede sostenerse si él renuncia.
Otto Pérez utilizó los términos ley y legalidad haciendo alarde de que hasta que estas lo obliguen no va a renunciar al cargo que ahora ostenta. Para los ciudadanos esto es abominable. Como mandatario debería comprender que la ley no es para todos igual en el sentido de que él no es un ciudadano de la calle. Él ahora goza de inmunidad por ser el presidente, pero esta no es una garantía para esconder ladrones. Y sostener que la ley no lo obliga a renunciar sitúa esta sobre cualquier cosa. Y eso es un error garrafal que dictadores han utilizado de excusa para realizar cualquier tipo de atrocidad en contra de la humanidad. Ante todo está la legitimidad, y él no está ostentando ese cargo de forma legítima.
Por último y aún más importante, creo que el presidente se refirió en estas últimas declaraciones a una Guatemala rural, plural y diversa que supuestamente lo respalda, ya que supuestamente fue el centro de sus preocupaciones como presidente. Creo que esa adjetivación excesiva hace referencia a la Guatemala pobre, desnutrida y sin educación formal, que es la víctima principal de sus acciones y omisiones durante estos cuatro años.
Las palabras y sus significantes importan. Importan mucho porque son lo que nos permite construir un Estado. No dejemos que el uso de estos términos de forma cantinflesca nos quite los elementos para que de ahora en adelante podamos construir el Estado que queremos, fortalecer las instituciones que lo sostienen y llamarnos un pueblo.
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