Volví a los Redonditos, y especialmente a Oktubre, tal vez su álbum más importante, a partir del correo electrónico de mi amigo Ricardo, que me refiere las noticias del contrato de Santiago el Bigote López con el Villa Española, club de la segunda división en el Uruguay y referente del barrio homónimo al norte de Montevideo.
Una crónica de La Diaria cuenta la historia del Bigote, a quien describe como un «militante» del Villa Española: creció en el barrio, debutó profesionalmente en ese equipo y tiene su casa allí, a la vuelta de la sede del club. En 2012 vino a Guatemala para jugar con el Municipal.
El Bigote dejó Guatemala decidido a retirarse del futbol y volvió a Montevideo. Pero el Villa Española pudo más, y él decidió volver a jugar.
El Villa Española no es un equipo que viva en una situación económica boyante: los jugadores y el cuerpo técnico cobran el salario mínimo. De hecho, el club registra un descenso administrativo en sus anales. Pero, desde el retorno del Bigote, el club ha estado permanentemente peleando por ascender (finalmente lo consiguió el año pasado), con López convertido en el capitán del equipo. Además del goleador del Villa, López es un referente de los derechos de los jugadores uruguayos al plantar cara a la federación y cuestionar los repartos de derechos de televisión y la estructura del negocio. Todo un activista.
Y este activista, al firmar su renovación a inicios de este año, hizo noticia por una cláusula insólita e incluso extravagante: si los Redonditos de Ricota o el Indio Solari tocan, el Bigote, previa comunicación por escrito, está autorizado a ausentarse y no jugar.
[frasepzp1]
Yo entiendo las razones para colocar una cláusula de esta naturaleza. Los Redonditos son seguramente la banda más grande de la Argentina —sí, mucho más que Soda—. El Indio es un personaje mítico que a sus 70 años mueve multitudes pese al párkinson. Su banda, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, es un fenómeno de culto.
Sin embargo, el último concierto del Indio se dio en 2017 en Olavarría y es recordado por las dos personas muertas y los varios heridos. Una asistencia de más de 400,000 personas, varias avalanchas y fallos en la organización llevaron a abrir una causa judicial aún en curso. El último trabajo solista del Indio, El ruiseñor, el amor y la muerte, fue lanzado en 2018 y no se ha anunciado ninguna gira, así que es poco probable que la cláusula llegue a ejecutarse.
¿Por qué colocar esa cláusula entonces? Tiene mucho que ver con la personalidad del Bigote, que no se achica en defender sus derechos y en plantear sus prioridades. Un militante de su barrio que define con tranquilidad en su área.
Le doy otra lectura a la crónica de La Diaria mientras Notre Dame arde y, casi inmediatamente, la policía del pensamiento te advierte en las redes sociales que no deberías atreverte a lamentarlo si antes no has mostrado tu consternación por la selva amazónica, la guerra en Siria, el heteropatriarcado, el cambio climático o el expolio de la época colonial.
Me desconecto de lo virtual, dejo que Black and Red, del álbum Hear Me Out (2019), de Reignwolf, me oriente sobre estas aguas profundas y me quedo con la lucidez del Bigote y de su contrato.
Más de este autor