Ella no recuerda su edad. Solamente alcanza a decir que su nombre es Cecilia y que ya se va a ir de ahí. Ahí: es la acera de una reconocida avenida, es también el lugar donde ha dormido y pasado sus últimos 14 años. Es además el sitio que barre y limpia constantemente... Las paradojas de la vida: es afuera, la parte de enfrente de una casa que está vacía y en venta. Vale más de un millón.
A doña Cecilia le preocupa que “la saquen de la calle”. Lleva 14 años de vivir afuera de esa casa v...
Ella no recuerda su edad. Solamente alcanza a decir que su nombre es Cecilia y que ya se va a ir de ahí. Ahí: es la acera de una reconocida avenida, es también el lugar donde ha dormido y pasado sus últimos 14 años. Es además el sitio que barre y limpia constantemente... Las paradojas de la vida: es afuera, la parte de enfrente de una casa que está vacía y en venta. Vale más de un millón.
A doña Cecilia le preocupa que “la saquen de la calle”. Lleva 14 años de vivir afuera de esa casa vacía. Ese es el tiempo que Doña Guadalupe, trabajadora de la municipalidad, estima que “la abuelita” tiene de estar ahí. Antes de su llegada, Doña Cecilia era quien barría ese sitio. Y lo sigue haciendo a pesar de que lleguen los de la comuna. En su espacio, hay varias escobas, también un par de aguas gaseosas, regalos que le han dado los vecinos del lugar, en especial la señora que sale y entra por la puerta verde. Es ella quien le ha dado por varios años algo para comer.
El frío se ha marcado en su rostro, y lo cubre apenas una gorra que deja ver algunas letras azules hechas por su dueña, y una frase ajena que revela que “Todos somos la ciudad”. Ese tipo de gorras la utilizan quienes barren y limpian la ciudad capital, Doña Cecilia solicitó una porque dijo que “quiere que la respeten”…