Para muchos, el pasado fue el “viernes negro” por la tradición gringa de ofertas que estamos adoptando. Para el ámbito serio de la economía y la política nacional, el viernes pasado fue negro por la forma lamentable en la que fue aprobado el presupuesto para 2015. Pocas veces la corrupción y la intención de saquear el erario público han sido tan explícitas y descaradas como lo que aprobaron el Gobierno de Pérez Molina y su Partido Patriota (PP), y el partido LIDER de Manuel Baldizón.
El análisis del Decreto 22-2014 del Congreso de la República revela los siguientes escándalos, robos y desfalcos explícitos y descarados:
- sustraer Q 1,965 millones bajo el eufemismo “Otros aportes a cargo del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda”, dentro de las Obligaciones del Estado a Cargo del Tesoro, pero que en realidad son casi Q 2 millardos que se dilapidarán entre los diputados que votaron por el presupuesto y la campaña electoral del PP y de Lider;
- se revierten las medidas de transparencia aprobadas en octubre de 2013, y ahora los Consejos Departamentales de Desarrollo pueden volver a contratar ONG para malversar el presupuesto de inversión pública;
- también se revierte la obligación de las constancias de disponibilidad financiera, una medida incluida en la “ley de transparencia” aprobada en 2013 para frenar la denominada “deuda flotante”;
- se concede el manejo discrecional de subsidio al transporte urbano, como es bien conocido, una de las cloacas de corrupción, violencia y tráfico de influencias más pestilentes en nuestro país;
- manejo discrecional de las asignaciones para cubrir las pérdidas operacionales del Banco de Guatemala;
- vigencia ambigua de los componentes de la ley aprobada;
- y un largo y pestilente etcétera.
¡Ladrones!
Pero lo peor y más asqueroso, es que el Gobierno condujo dos negociaciones: por un lado negoció con un grupo de bancadas en el Congreso un dictamen en el cual se incorporaron propuestas técnicas y legítimas, que hubiesen fortalecido la transparencia y la calidad del gasto público; pero, simultáneamente, con sigilo y de forma totalmente artera, negoció también con la “oposición” del partido Lider la versión que resultó aprobada, en la que se incorporaron los vejámenes y robos ya referidos.
Da asco pensar que el Gobierno de Pérez Molina y el PP tenían la oportunidad de hacer las cosas bien y honrar a sus electores, podían elegir entre una propuesta honesta y legítima, o entregarse a la orgía de la corrupción, en sucio aquelarre entre Ejecutivo, PP y Lider. Hoy celebran y se ceban por su “éxito”, la victoria de la corrupción, el tráfico de influencias, el desfalco del erario público y lo que, según ellos, les asegura grandes ganancias, por encima de la dignidad y el trabajo honrado de la ciudadanía.
¿Qué gana Pérez Molina y el PP? Le compraron a Lider impunidad, para no ser perseguidos por sus fechorías de hoy a partir de 2016. ¿Qué gana Baldizón y su partido Lider? Recursos para su campaña y cebarse con la ciudadanía guatemalteca durante el período 2016-2019.
¿Ganamos algo nosotros? Pues nos toca decirlo. A ver si ahora nos indignamos un poco. No en contra que las mineras o telefónicas paguen impuestos, sino que esos recursos no se usen en lo que el presupuesto de 2015 ya dice. Urge fiscalizar socialmente el gasto en 2015. Pérez Molina, el PP y Lider nos han retado a duelo.
O gana la corrupción PP/Lider o ganamos como ciudadanos activos y responsables. Decidamos pues…
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