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“La lucha es interna, con la clase política, que no quiere la reforma electoral”

“Tenemos una iniciativa de ley en la que realmente los temas a ceder son muy pocos. Hablamos de temas de redacción y gramática para no caer en inconstitucionalidades y temas que no afecten el fondo de la reforma.”
“Los que están rompiendo la alianza de la agenda mínima legislativa son ellos, el PP, que está anteponiendo sus intereses partidarios o, incluso, personales a los intereses de la nación. Ahí es donde no vamos a ceder.”
Archivo. Fotografía de Cindy Espina.
Archivo. Fotografía de Cindy Espina.
Cuarto por la derecha en la fila de abajo, Roberto Alejos encabeza Todos, una nueva agrupación política integrada por diputados electos por otros partidos. Fotografía: www.robertoalejoscambara.com
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“La lucha es interna, con la clase política, que no quiere la reforma electoral”

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El principal escollo contra las reformas electorales está en la oposición del PP, cree Roberto Alejos. El pulso entre el partido de gobierno y Todos por el cambio en las reglas del juego electoral rompió con la alianza para desentrampar la agenda legislativa pactada en septiembre.

La Ley electoral y de partidos políticos cumplió su cometido. Así inicia hablando Roberto Alejos –ex presidente del Congreso con la Unidad Nacional de la Esperanza, constituyente con el Partido Revolucionario y ahora diputado del partido Todos, amalgamado durante este año con diputados que, como él, salieron de otras agrupaciones– sobre la necesidad de las reformas electorales. Veintisiete años después de su creación observa, se puede ver que dio lugar a la lo que él llama pluralidad política, a la creación de nuevas instituciones políticas y al respeto al ejercicio del sufragio.

Lo básico para romper con lo que se vivía antes de la Constitución de 1985.

Hoy, dice, toca cambiar de nuevo para mejorar los puntos débiles del sistema electoral: los partidos políticos, los principales opositores de la reforma.

¿Se necesita una nueva reforma o una nueva Ley electoral y de partidos políticos (LEPP)?

Esta es una ley constitucional y el Congreso no tiene la potestad de hacer una nueva, solo reformar la existente. La LEPP ha cumplido con su cometido: pluralismo político, respeto a un proceso electoral más transparente y evitar los fraudes electorales. Además, de haber hecho del proceso algo independiente del Ejecutivo y Legislativo.

Esta una ley de 1985 y la realidad electoral ha cambiado. ¿Cuántas reformas se le han hecho ya? ¿Una? ¿Dos?

No, más. Digamos que han ido saliendo ocho o más parchecitos. La reforma de mayor calado fue la de 2004, que se tuvo que arreglar antes de las elecciones de 2007. Lo demás son parches sumamente pequeños.

¿Y ahora son parches de nuevo?

No, el nuevo enfoque está en la debilidad de los partidos políticos. Estos no son verdaderas instituciones de carácter público que representan los intereses de la mayoría, porque es tan fácil hacer un partido que las élites comenzaron a construir sus propios partidos, formar parte de los procesos electorales y, además, copar los cargos públicos.

Los partidos políticos en Guatemala son partidos “taxis”: los diputados y alcaldes se suben en ellos para tener una bandera con la que participar en las elecciones.

Sí, el sistema es débil por sus partidos políticos. Los partidos en este país no tienen ideología. La reforma tiene cuatro grandes ejes. Uno de ellos es el fortalecimiento de los partidos y que hagan de ellos instituciones más grandes, más sólidas y verdaderamente democráticas en la elección de sus cargos a lo interno, incluyendo la alternabilidad de sus dirigentes y que se tengan más fondos públicos que privados. Después de 27 años de la ley no se tiene que hacer un parchecito sino que lograr que estos no sean instituciones que nacen, crecen, se reproducen y mueren rápido.

¿Qué ideología tiene un diputado o un alcalde que ha cambiado de camiseta cinco o seis veces para asegurar un cargo?

Los partidos políticos no tienen ideología. El candidato no es el que se cambie de ideología, cambia el medio que lo llevó al poder porque el partido no es lo suficientemente fuerte, constante, sólido como para que a él le de miedo dejarlo. Al contrario, si no lo abandona, se hunde con el partido.

Yo, como votante, elijo una bandera y después veo al diputado de esa institución que se cambia de partido. ¡Esa no fue mi elección! ¿Dónde está el respeto a mi voto?

Es más complejo. Por ejemplo, yo era de la UNE, entré al Congreso por la UNE  y luchamos porque la UNE se mantuviera en el Gobierno. Pero, Sandra Torres insistió con ser la candidata, una candidatura ilegal e inviable, y prefirió llevar al partido al borde del precipicio y de no tener un candidato presidencial por intereses personales. Entonces, uno no se quedaría en un partido que tiene dueña y donde no existe la participación democrática. Eso no merece ser llamado ni siquiera partido político y estás obligado a irte de él. Eso no es transfuguismo. Esos defectos son los que se tienen que corregir con la reforma.

Pero hay partidos a los que les interesa llevar a sus filas a los caciques electorales, a los candidatos que tienen base electoral. Es una herramienta que han utilizados todos. Tiene a Lider, al PP y a la UNE, en diferentes momentos, por ejemplo. Con todo esto, ¿realmente le interesa a los partidos hacer una reforma electoral?

Los partidos que están acomodados con el sistema y les ha ido bien; los propietarios de los partidos –como la dueña que tenía la UNE o los que tiene el PP–, no están de acuerdo con las reformas electorales. Nadie ha dicho que esto será fácil. Los que estamos promoviendo la reforma somos los que nos hemos aliado a las organizaciones sociales, a la academia, a la sociedad civil y que creemos que si no se cambia esto, aún en contra de la voluntad de la clase política, será ella misma la que lo va a pagar caro. El desgaste de los partidos políticos es tal que estamos a punto de tocar piso, si no es que ya lo tocamos, en materia de credibilidad.

¿La LEPP es prioritaria para el Congreso?

Para nosotros, en particular para Roberto Alejos y el equipo que trabaja con nosotros, las reformas a la LEPP son prioritarias.

¿Y para los demás partidos?

Tienen que ser prioritarias o es el anuncio de su destrucción.

Pareciera que no es así, que no es prioridad y que no les importa.

La lucha es interna. Con la misma clase política que no quiere cambiar las reglas del juego con las que ya se sienten cómodas. Nuestros aliados son aquellos a los que los partidos no les abren las puertas: la sociedad civil y, especialmente, jóvenes, las mujeres y los pueblos indígenas, que fueron excluidos. El tema está aquí adentro, en el Congreso, donde el mismo partido de gobierno no quiere cambiar las reglas del juego ni aceptar el voto del migrante o, mucho menos, aceptar que la dirigencia solo pueda reelegirse una sola vez. La lucha es interna, con la misma clase política, que no quiere cambiar las reglas electorales.

Y en la mediación con otros temas, bonos o reformas a la Constitución, ¿la LEPP será moneda de cambio?

El tema no es venir y decir que proponemos estas reformas a cambio de otro o de aquello esto. Proponemos esto porque es la salvación de la clase política, porque esto viene a salvar y fortalecer un sistema electoral que está fracasando y decayendo.

En la negociación de artículo por artículo de esta reforma, ¿qué es negociable? ¿En dónde se puede ceder y en dónde, no?

Muy pocos aspectos de la iniciativa son negociables. Hablamos de temas de redacción y gramática para no caer en inconstitucionalidades y temas que no afecten el fondo de la reforma. La lucha tiene que ser que ésta pase como debe de ser y no votar por cualquier cosa que sea un parche nada más.

Pero no tienen los votos y esto es un tema de aritmética del Congreso.

Si, pero no estamos de acuerdo en dar los votos para otras cosas en las que no estamos de acuerdo, como la reforma a la Constitucional, a cambio de la reforma a la LEPP. No vamos a negociar esto, aunque signifique alargar la lucha por las reformas.

Pero, ¿puede ser esto la moneda de cambio del mismo PP?

No, porque no vamos a ceder a ello. En estos momentos, el partido oficial ha dicho que en unos temas no está de acuerdo. Ahora falta ver si es la postura oficial o solo la del jefe de bancada, Valentín Gramajo.

Él ya dijo que no quiere las reformas y señaló puntos específicos.

Y lo está pagando caro. Gramajo dijo que estaba en contra del voto de los migrantes, de fortalecer el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y las cuotas de mujeres. Entonces, la academia y los medios de comunicación lo atacan terriblemente. Él tendrá que retractarse si quiere sobrevivir políticamente.

¿O sea que la alianza por la agenda mínima del Congreso se ha roto en este sentido?

Hay que entender que la alianza era sobre cosas que le convienen a la nación.

¿Este no es un tema que le conviene a la nación?

Claro, pero los que están rompiendo la alianza de la agenda mínima legislativa son ellos, el PP, que está anteponiendo sus intereses partidarios o, incluso, personalesa los intereses de la nación. Ahí es donde no vamos a ceder.

La agenda mínima legislativa que se negoció con el presidente Otto Pérez Molina se acababa con las reformas constitucionales, la aprobación de la Ley de Desarrollo Rural Integral y la aprobación de los bonos…

… Se acaba la agenda mínima del Gobierno Central, porque nosotros colocamos la LEPP en la agenda. Claro que se rompe el pacto de la agenda legislativa, pero hay que recordar, por ejemplo, que el tema de los bonos no ha sido enviado a la Junta Monetaria, la Ley de Desarrollo Rural Integral la están consensuando…

… Pareciera que no estaba la LEPP en esta agenda.

Sí, estaba. Le pedimos al señor presidente que presentara esto ante su bancada y que se discutiera antes que terminara el año.

Pero no lo ha hecho.

Claro, pero tampoco se votó por los bonos ni por las reformas constitucionales. Seguiremos exigiendo que, para antes de que termine noviembre, se incluya en la agenda legislativa la reforma a la LEPP. Que ellos no cumplan no significa que vamos a claudicar.

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