Consecuencia de la rancia y estructural falta de suficientes y contundentes resultados de los organismos encargados de la investigación, mucha gente prejuzgó que los asesinatos de Augusto Enrique Ovalle y Carlos Enrique Dardón —rivales de Marroquín Rivera para dirigir el ayuntamiento pinulteco— y de dos asistentes del primero —madre e hija—, serían tragados por el agujero negro de la impunidad, como la apabullante mayoría de los que ocurren a diario.
No obstante, la labor coordinada de...
Consecuencia de la rancia y estructural falta de suficientes y contundentes resultados de los organismos encargados de la investigación, mucha gente prejuzgó que los asesinatos de Augusto Enrique Ovalle y Carlos Enrique Dardón —rivales de Marroquín Rivera para dirigir el ayuntamiento pinulteco— y de dos asistentes del primero —madre e hija—, serían tragados por el agujero negro de la impunidad, como la apabullante mayoría de los que ocurren a diario.
No obstante, la labor coordinada del la Fiscalía, el Ministerio de Gobernación y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), saldada con la captura de político el martes 5 de julio, demuestra que como sociedad vamos en la ruta correcta. En esa que debería convertirse en la regla de que ningún criminal se saldrá con la suya.
La participación de Marroquín Rivera en hechos criminales —ya explicada por las autoridades— que le procurarían un buen resultado en los comicios del 11 de septiembre, también debe llevarnos a retomar las discusiones públicas sobre la necesidad de enmendar la ya agotada legislación electoral y de partidos políticos.
Producto de ingentes campañas de marketing, por ejemplo, no se descarta que a partir del 14 de enero de 2012 ocupen poltronas parlamentarias personajes de dudosos patrones, incluso vinculados a telarañas criminales, quienes compartirán espacios con representantes de intereses corporativos y con otros tantos políticos de carrera, que sí entienden y honran su papel de intermediarios, fiscalizadores y legisladores.
Casos como el de Marroquín Rivera —que ponen en la picota a Líder y a su principal dirigente, Manuel Baldizón— deben tomarse en cuenta para activar mecanismos que imposibiliten que individuos de su calaña se cuelen en las organizaciones partidarias y contribuyan al desgaste de la actividad política, la cual para un grueso porcentaje de la ciudadanía se ha convertido en sinónimo de embuste y de triquiñuela.
La lucha contra la impunidad no debe significar solo la búsqueda del castigo para quienes vulneren el pacto de convivencia civilizada, sino también contribuir a evitar los crímenes. Y esa no debe ser nada más labor de las autoridades, sino de la ciudadanía como un todo.