Hoy, Jones y los siete egipcios coptos residentes en Estados Unidos son solicitados por Egipto para ser juzgados con la posibilidad de recibir la pena de muerte.
Es importante reconocer que el mundo musulmán no ha tenido el mismo proceso de secularización que el “Occidente” y ni siquiera ahí este proceso ha sido homogéneo.
Supongamos, sin embargo, por razones de contraste el siguiente caso: un cineasta árabe musulmán de raza negra con residencia legal en Estados Unidos, a quien llamaremos Mazen. Mazen vive en Alabama y realizó una documental donde presenta a Cristo como el hijo bastardo de un centurión romano (de hecho, ese argumento es utilizado en el documento del siglo I d.C.: Celso, discurso verdadero contra los cristianos), y además argumenta un carácter homo-erótico de la relación entre los apóstoles y Cristo -una historia de hombres que están llamados a amarse entre ellos. Para rematar, el documental ficticio hace de Cristo y Magdalena no amantes (como algunos libros populares han presentado), sino fuck-buddies.
Por si esto no fuera suficiente, para mostrar que el cristianismo también ha sido intolerante, el documental de Mazen muestra escenas en blanco y negro (documentos históricos por cierto) de miembros del KKK y de las iglesias locales del Sur de Alabama, oponiéndose al matrimonio mixto (blancos y negros), defendiendo la prohibición y ahorcando afroamericanos. Hay que recordar que el clan y las pequeñas iglesias campesinas evangélicas compartían membresía y abogaban en buena parte, por una agenda social compartida. También se muestra en el documental un listado de los médicos pro-aborto que han sido asesinados en sus consultorios por miembros de iglesias pentecostales. El documental concluye con una toma del discurso de G. Bush Jr. pidiendo la “gracia divina” al momento que habla sobre invadir Irak, pues al final “el bien prevalecerá”.
La película se haría pública en el teatro de la comunidad. Me pregunto si Mazen podría ir, esa misma tarde, al centro de la ciudad a comer un bocadillo.
Series como The Family Guy, Los Simpsons, SouthPark y la película de Bill Maher titulada Religulous (por citar algunos ejemplos) hacen sátira de la moral conservadora y la religión en general. Lo mismo sucede con los meta-relatos nacionales. Hasta donde sepamos, sus creativos y creadores, no han sido asesinados (aún) por algún fanático religioso, pero lo que queda claro es la posibilidad que el Occidente tiene, cual concepto cultural, de satirizar lo más santo, de reírse de aquello que es considerado supremo. Y si hay reacciones, estas se trasladan al plano de la discusión pública, al ágora, al foro, donde la lucha de ideas sustituye la violencia, en la mayoría de casos.
Una religión dominante que no puede considerar el respeto total a las minoritarias, en realidad es una apelativa al ateísmo. Y en este sentido, el islam, el cristianismo y el judaísmo, cual religiones dominantes, no han sabido siempre respetar las posiciones minoritarias o disidentes.
Parte de lo que ha hecho al Occidente ese ideal especial, radica en la idea del ágora como plano de presentación de todo tipo de opiniones, sin censura alguna, y donde la sátira y la burla de los mitos tienen un rol fundamental. No por nada, antes del aparecimiento de las formas sistemáticas de enseñanza de la filosofía, los griegos usaban el teatro: la tragedia y la sátira como forma de reflexión, siempre rozando los temas prohibidos.
Es ingenuo decir que el Occidente es más tolerante a toda opinión que el mundo musulmán, bastaría con escribir una columna aquí, burlándome de la encarnación del Hijo de Dios o de la virginidad de María.
El punto es reconocer el carácter de intolerancia inherente a las tres religiones abrahámicas, empezando por la suposición de un solo dios verdadero y todos los demás siendo falsos. Aunque el cristianismo, sin quererlo ver, tiene su propia tríada, tal cual etruscos y romanos. En ese sentido, el antiguo mundo pagano romano era más tolerante y respetuoso de la diversidad religiosa; y también del cinismo, de la burla, de la sorna y de la crítica como formas vitales de expresión ciudadana.
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