Catalogo como suerte la clasificación hacia el mundial juvenil, debido a que ni en esa misma selección (que en su debido momento va a ser la sub23 o incluso la selección mayor) ni la actual sub 20, se ve que se lleve a cabo un trabajo profesional, específico y minucioso para poder generar un desarrollo tangible que permita que esas clasificaciones a eventos mundiales se vuelvan costumbre en nuestro futbol nacional.
Suerte porque se limitaron a “asignar” los disque mejores entrenadores. Además de no darle las mejores condiciones de trabajo (tiempo, recursos etc.) sumemos que los llevaron a jugar a un lugar donde el clima era favorable a los rivales de turno que nos terminaron por eliminar. En condiciones extremas de casi 40 grados centígrados, nuestros jugadores no se adaptaron a un clima al que los niños panameños y salvadoreños están más que acostumbrados. Sus países cuentan, en la mayor parte de su territorio, con lugares que llegan fácilmente a los 35-45 grados centígrados.
Entonces, ¿a quién favorecemos al llevar a nuestra selección a buscar una clasificación en un lugar donde las condiciones no son las ideales? ¿A los rivales? ¿A algún individuo en Coatepeque? ¿Hay favores de por medio?
Porque no estamos hoy en buscar una descentralización del futbol y de sedes de nuestra selección. Hoy lo que buscamos es obtener resultados positivos que se traduzcan en clasificación a mundiales. Pareciera que nos esmeramos en ser tan cortos de visión y en tener un dedo de frente, que nos lleva a tomar decisiones tan ineptas como esa. ¿Acaso no nos damos cuenta que no siempre las demás condiciones (como las que se dieron para conseguir la clasificación al mundial sub20: equipo aguerrido, rivales frágiles, apoyo de la gente, suerte) van a darse como para que esas decisiones estúpidas se minimicen y la gente no le de importancia?
Mientras sigamos improvisando cada ocasión que nos toque competir en lo internacional, seguiremos dependiendo de golpes de suerte y después nos seguiremos llenando la boca (como lo hacen nuestras autoridades) diciendo que es un trabajo consciente, profesional, detallado y todos los adjetivos que quieran darle y que lo único que hacen en el fondo es darle gracias a Dios, a la vida, a la casualidad, suerte y más de algún santo de que se consiguió un resultado que fue esperanzador, pero que no hace más que reflejar que nuestra federación no tiene un plan de desarrollo para nuestros jugadores, equipos y futbol en general.
La federación es un lindo trampolín para hacer contactos, lograr favores, obtener notoriedad para buscar otros fines y por qué no decirlo, hasta poder beber en el extranjero.
Me encantaría ver a mis compañeros sub20 del mundial de hace un año (Kendel, Lima, Marvin, Castillo, Moreno) poder ya contar con opciones reales de juego constante no solo en nuestra liga nacional, sino en el futbol extranjero. Que nuestras autoridades monitoreen su desarrollo y no les trunquen su juego con acciones absurdas como la no competencia por una disque falta de juramentación como la que se dio con la sub23. Me encantaría que la Confede ejerciera su autoridad y que pida planes de desarrollo del futbol nacional y de nuestros futbolistas y al final, demande resultados.
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