Mientras que la Baronesa Thatcher fue vanagloriada en su país por sus logros políticos, específicamente sus exitosas políticas económicas, el sentimiento hacia Roxana Baldetti fue una completa antítesis. elPeriódico publicó un suplemento dedicado por completo a la Vicepresidenta con la intención de ser una especie de exposé sobre el enriquecimiento exorbitante de la misma, a través del tráfico de influencias.
Ambas protagonizaron nuestros diferentes canales de información, sin embargo los motivos son drásticamente opuestos. A pesar que había personas que se oponían a sus políticas públicas, la Baronesa Thatcher es considerada como una de las figuras más influyentes de la política actual, específicamente porque logró resucitar el movimiento conservador en los años ochenta. No podemos decir lo mismo de la vicepresidenta Baldetti, quien antes de la campaña electoral proclamó ser una ferviente luchadora en contra de la corrupción, sin embargo la realidad es opuesta.
Estos acontecimientos me llevaron a pensar en las nuevas tendencias de liderazgos políticos, específicamente los ejemplos de figuras femeninas. Me propuse hacer un ejercicio que consistía en buscar lideresas que causaran inspiración por sus logros políticos o sus ideas innovadoras, decidí enfocarme en aquéllas que ocuparan puestos importantes en la administración pública de Latinoamérica. Hubieron varias cosas que me llamaron la atención, sin embargo dos características me impactaron. La primera fue la cantidad lamentable de mujeres que tienen la oportunidad de participar en espacios de la administración publica. Ésta a pesar que puede ser obvia o ya conocida en el siglo XXI sigue siendo impactante porque nos recuerda que seguimos viviendo en sociedades desiguales con respecto a las relaciones de género.
La segunda es que específicamente en Latinoamérica existe una ola creciente de liderazgos femeninos caudillistas que están emulando a sus homólogos masculinos como lo fue en su tiempo Chávez y lo son Ortega y Morales entre otros. Este grupo de mujeres exhiben características que se asemejan a los conocidos caudillos de la región , principalmente su disposición de violar los reglamentos legales con tal de asegurar el poder. Lo más curioso es que a diferencia de figuras influyentes de la región como lo es Michelle Bachelet , estos nuevos liderazgos llegan a puestos públicos con limitada formación y una carrera pública nula. Más preocupante aún es cómo llegan al poder, ya sea por nepotismo, relaciones clientelares, trafico de influencias y algunas recurren a utilizar su sexualidad. Esto significa que somos gobernados por personas que están dispuesta a romper el orden constitucional y personas que no poseen experiencias ni capacidades políticas.
Lo cual resulta en viudas que se convierten en presidentas, primeras damas que se divorcian para optar a la presidencia , cónsules que se especializan en la cosmetología y conductoras de televisión como vicepresidentas. Dejando atrás las peculiaridades cómicas, las consecuencias son serias ya que no sólo resultan en una degradación de los liderazgos femeninos sino que también en la debilitación de nuestros sistemas democráticos. En muchos casos, candidatas que poseen todas las cualidades necesarias para ser una excelente labor pública, son relegadas por las influencias de las anteriores. Al igual que sus contrapartes masculinas, estas caudillistas deberán ser juzgadas no sólo por la sociedad sino también por el sistema judicial de sus países. La equidad de género no significa promover falsos espacios de participación, a través de cuotas fantasmas, que no se basan en la meritocracia; la igualdad se logra con una abertura real de participación.
En la segunda parte de esta columna explorare la primer característica mencionada , que es el otro lado de la moneda.
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