Para la comunidad homosexual, especialmente los soldados que pertenecen a esta comunidad, esta orden ejecutiva representa el fin de la discriminación en el ámbito militar y les permite recibir los mismos beneficios y derechos que los soldados heterosexuales. Para el presidente Obama, el fin de esta política significa una victoria política importante ya que logró cumplir una de sus principales promesas electorales.
A través de la historia de los Estados Unidos, el tema de la homosexualidad en el ámbito militar siempre ha sido un tema controversial que en muchos casos ha resultado en conflictos violentos entre soldados. Por lo mismo, hasta el momento en que se deroga DADT, la vivencia de los soldados homosexuales en el ejército era una de rechazo y discriminación. Por ejemplo, cuando los Estados Unidos estaba a punto de involucrarse en la Segunda Guerra Mundial, todos los soldados homosexuales fueron rechazados ya que el ejército creía que sufrían de una patología psicológica. En 1957, la Fuerza Naval de Estados Unidos realizó un estudio cuyos resultados determinaron que la inclusión de soldados homosexuales no ponía en riesgo la seguridad del ejército, sin embargo, este rechazó el estudio y continuó con su política de discriminación sistemática.
Desde la época de la guerra de Vietnam y a pesar del escrutinio y las pruebas a que se debían someter para determinar si tenían tendencias homosexuales, muchos miembros de la comunidad LGBT lograron servir en el ejército escondiendo su verdadera identidad; en muchas ocasiones debieron pretender ser heterosexuales para poder ser parte del ejército. Sin embargo, esta política de silencio y encubrimiento comenzó a ser cuestionada a finales de los años setenta, cuando los movimientos LGBT cobraron importancia en Estados Unidos. Durante esta época, los grupos (LGBT) hicieron varias protestas que ejemplificaban la hipocresía e injusticias cometidas por el ejército en contra de soldados que habían sido despedidos del servicio por sus preferencias sexuales. Debido a las protestas, el Departamento de la Defensa sancionó una política militar en 1983, la cual declaraba que la homosexualidad no era compatible con el servicio militar.
Sin embargo no fue hasta 1992 que este tema recibió atención nacional, cuando el Oficial Allen R. Shindler Jr. fue brutalmente asesinado por su propio pelotón por ser abiertamente homosexual. Fue el candidato a la presidencia Bill Clinton quien hizo una de sus promesas electorales terminar con la discriminación y permitir a todas las personas servir abiertamente en el ejército. Sin embargo, el Presidente se enfrentó con un Congreso mayoritariamente republicano y conservador por lo que se creó la política “Don’t Ask, Don’t Tell” como un compromiso a la controversia.
Como lo dice claramente el título “No preguntes, No digas”, esta política mantenía el statu quo del silencio y el secretismo, por lo tanto la discriminación persistió. La política no logró resolver la problemática ya que a pesar de que los miembros del ejército no podían hacer preguntas sobre la identidad sexual de los soldados, a estos a su vez se les prohibía revelar su identidad. Esta política persistió por 18 años como el modus operandi del ejército, hasta el pasado martes cuando el presidente Obama cumplió su promesa y le puso fin.
Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, los soldados homosexuales podrán servir abiertamente en el ejército sin tener que esconderse ni a ellos mismos ni a sus familias en el clóset. Esta acción significa un cambio positivo para los soldados que han sacrificado sus vidas por el país, ya que podrán gozar de los mismos derechos y beneficios que el resto de sus compañeros. Es importante resaltar que las parejas de dichos soldados tendrán la oportunidad de recibir los mismos beneficios sociales que reciben las parejas de los soldados heterosexuales. Por primera vez dichos soldados podrán recibir las visitas de sus parejas no solo en las bases militares sino también en los hospitales de heridos.
Creo que es importante reconocer el esfuerzo que ha hecho la comunidad LGBT en conjunto con el Presidente para abolir esta práctica tan arcaica y dignificar el servicio de todos los soldados. Barack Obama muestra una vez más que esta dispuesto a romper paradigmas creando políticas progresistas a favor de las minorías. Ahora el pueblo estadounidense debe reconocer el esfuerzo que hacen los soldados todos los días al sacrificar su vida por la del resto y la mínima recompensa debería ser la libertad de amar a quienes quieran.
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