De tal suerte que, al mejor estilo de Capulina, el cómico mexicano que hizo pareja con Viruta, el mandatario guatemalteco casi gritó: “no oigo, no oigo, soy de palo, tengo orejas de pescado”, cuando el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), presentó el informe sobre seguridad ciudadana en América Latina.
El reporte, Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014, Seguridad Ciudadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América Latina, es un estudio...
De tal suerte que, al mejor estilo de Capulina, el cómico mexicano que hizo pareja con Viruta, el mandatario guatemalteco casi gritó: “no oigo, no oigo, soy de palo, tengo orejas de pescado”, cuando el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), presentó el informe sobre seguridad ciudadana en América Latina.
El reporte, Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014, Seguridad Ciudadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América Latina, es un estudio profundo sobre la situación de seguridad en el continente. Es un estudio serio, realizado con alto grado de vigilancia científica y apegado al análisis del dato duro. De allí la importancia que tiene su análisis y recomendaciones para quien quiera escuchar y aceptar sus conclusiones y tomar en cuenta sus recomendaciones.
En la presentación, el texto resalta la necesidad de una visión integral en el impulso de las políticas en materia de seguridad. “Las distintas amenazas a la seguridad ciudadana deben ser atendidas mediante respuestas diferenciadas que tomen en cuenta su nivel de organización y los espacios en los que estas operan: el hogar, la escuela o el ámbito público”. Y añade: “Finalmente, las políticas de seguridad deben ser evaluadas periódicamente en términos de su efectividad e impactos, asegurando que éstas no generen mayores niveles de violencia y que funcionen con pleno respeto a los derechos humanos”.
El enfoque en políticas de seguridad, que consideran a la persona humana como centro de la acción del qué hacer del Estado es lo que les diferencia de los paradigmas de seguridad con perspectiva estatocéntrica, por lo general autoritarios. Típico de estos últimos han sido las políticas basadas en la Doctrina de Seguridad Nacional y su correlativa en seguridad ciudadana, las políticas de mano dura.
De acuerdo con el informe del PNUD, así como con otros académicos y estudiosos de las políticas de seguridad, las políticas de mano dura -es decir, aquellas basadas en el autoritarismo y la militarización-, han fracasado rotundamente en su objetivo. Los números están a la vista y los datos no mienten. Lejos de disminuir, los índices de violencia homicida aumentan en sociedades cuyos gobiernos -como el de Guatemala-, han optado por esta vía. El PNUD también señaló las políticas de ejecución extrajudicial que se aplican en algunos países.
En la presentación del informe no se entrega medalla de buena conducta ni se castiga por fallar. Sin embargo, al parecer las autoridades guatemaltecas no lo tenían claro y reaccionaron cual adolescente berrinchudo al estilo Capulina.
El tono lo dictó el gobernante, Otto Pérez Molina quien cuestionó la validez del estudio y aseguró que de las diez recomendaciones que contiene el reporte, por lo menos seis se aplican ya en su gobierno. “Es fundamental que se den este tipo de recomendaciones, con fundamento y base científica, ya que hablar por hacerlo es muy fácil, y les aseguro que de esas recomendaciones, al menos seis de ellas están incluidas en el pacto que fue planificado desde 2010”.
Para no desentonar, el ministro de Gobernación Mauricio López Bonilla, también aportó lo suyo y llamó a la institución a que actualizara sus datos en vista de que, aseguró, en dos años la tasa de homicidios se redujo de 38 a 34 por cada cien mil. Aunque no hubo alusión directa al país, el Ministro también afirmó que: “¡Mauricio López Bonilla no se va a ir preso por fomentar grupos paralelos!”.
Ljos de escuchar y recibir el texto como lo que es, un instrumento de análisis, una mirada crítica con acertadas y valiosas propuestas para avanzar, nuestras autoridades cerraron los oídos y patalearon su berrinche. No hay que hacerles el juego y, por el contrario, en lo que toca a la sociedad, leer y releer el estudio y requerir de las autoridades aquellas acciones que se encaminen a garantizarnos un efectivo Estado de bienestar sin amenazas por el ejercicio pleno de nuestros derechos.
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