Mucho más por razones de morbo político que por el contenido del texto, la presentación atrajo a un enorme número de curiosos, partidarios del movimiento MORENA y algunos cuantos académicos vinculados a distintas instituciones. La actividad, más a manera de un conversatorio que un foro académico, contó con la presencia del historiador del Colegio de México, Lorenzo Meyer, y la presencia de Elena Poniatowska cual comentaristas del texto. Hay que decirlo, fue prácticamente imposible seguir el hilo de los comentarios pues, cada vez que alguno de los invitados hacía referencias a López-Obrador no se hacían esperar los aplausos y gritos de apoyo al dirigente de MORENA. Hubo también una cortísima mesa redonda organizada por el COLMEX en la cual participaron Lopez-Obrador, Lorenzo Meyer y Ariel Kuri, la cual resultó ser bastante más agradable, alejada de los clichés políticos, pero, en realidad, tampoco allí aparecieron las categorías teóricas que uno esperaría. (Sobre todo cuando un político se aventura a escribir sobre etapas críticas de la historia nacional). Una breve reseña de esta mesa redonda la puede encontrar aquí: https://www.youtube.com/watch?v=7u5NPyh9vTI
Al margen de esto, se debe reconocer que el texto de López-Obrador tiene un impacto grandísimo, si se considera que pertenece a la literatura estilo Sanborns.[1] El público no especializado en materia política o en historia encuentra en este texto un abordaje que replantea y critica el legado del histórico Porfirio Díaz, lo cual dicho sea de paso es bastante sano si reconocemos que el régimen priísta ha intentado a través de muchas propuestas mediáticas (en mancuerna con Televisa dicho sea de paso) reinterpretar la figura de Díaz.[2] Es más, frente a la coyuntura política del México actual, en la cual resultan gravísimos los intentos de regresiones autoritarias y las suspensiones democráticas que el gobierno de Peña Nieto desea implementar, debería resultar beneficioso generar algún tipo de contra crítica.
El problema reside en las confusiones teóricas, que aunque poco interesan al público, en realidad resultan graves cuando sirven a intereses políticos.
Hablemos del susodicho libro. En el texto de López Obrador hay citaciones directas a una de las mejores obras escritas sobre la historia moderna de México. El libro Historia Moderna de México (de Editorial Hermes y autoría de Daniel Cossio Villegas) es una obra con más de 50 años en su realización y una metodología perfecta. Es una de las obras cabeceras del Colegio de México cuando a historia de México nos hemos de referir. Pero el texto de López-Obrador no tiene ´entradas históricas interesantes´ aunque si, anécdotas muy ricas sobre el comportamiento político de Díaz.
En cuanto a las cuestiones estrictamente teóricas, es claro (y así lo hizo saber López-Obrador en su cortísima exposición para el COLMEX) que resiente que clásicos cómo Cossio Villegas no se atreven a denominar dictador a Porfirio Díaz. Esto en razón que para autores como Cossio Villegas todas las acciones generadas por el Porfiriato se apegaron a total legalidad. López-Obrador replica, inteligentemente, que la misma ley puede estar diseñada a imagen y semejanza de quien la necesita. Y esto debe entenderse en términos de legitimidad política para el proyecto de López Obrador, porque si el ex regente de la Ciudad de México puede catalogar la etapa del Porfiriato cual ´dictadura tradicional ´ entonces también puede redirigir su lucha política contra el residuo dictatorial que subyace (según él) en la etapa del Neo-Porfiriato (donde por cierto incluirá a De La Madrid, Salinas, Zedillo y actualmente, a Enrique Peña Nieto).
Pero las fronteras entre la dictadura y el autoritarismo no están claras en la argumentación del Peje.
Eso es muy grave.
De hecho, no hay muchas cosas claras en este texto.
Quizá lo más destacable del mismo sea el tratamiento moderado que recibe la figura de Francisco Madero. Es interesante que desde la posición de un político de izquierda (y así lo enfatiza López-Obrador) la figura del ex político y acaudalado empresario mexicano es clasificada como un ´profundo convencido de la democracia´. Esto es interesante porque, cuando la Revolución Mexicana es desmitologizada, queda claro que la misma no fue otra cosa sino un movimiento financiado por los empresarios blancos del norte de México contra el Porfiriato en el cual, simplemente, el universo indígena mexicano resultó instrumental. La figura de Francisco Madero ha sido útil para la mercadotecnia política de las vertientes más institucionalistas del PAN y ahora, el líder más mediático de la izquierda mexicana lo hace suyo también.
Pero volviendo al tema que nos interesa aquí, es lamentable que el texto de López-Obrador se deje llevar por las necesidades del imaginario social de la izquierda mexicana. Pierde mucha seriedad cuando no sabe distinguir entre dictadura y autoritarismo. (Parece estudiante de Ciencia Política).
En ciertos pasajes del texto, se genera la impresión que el líder de Morena quiere también traer a colación a Octavio Paz construyendo sus argumentos desde la dualidad de una ‘cultura de la ciudadanía’ y una ‘cultura de la pirámide´.[3] El problema en su interpretación es que, para el imaginario social del ´Sanborns izquierda mexicana´, la cultura tipo pirámide ha estado siempre en la historia del país. Y en la posición de los hermeneutas más serios sobre el Porfiriato, este tipo de cultura aparece exclusivamente en el siglo XIX acompañando los procesos de transformación económico-políticos.
Un texto obligado para entender esta etapa de la historia mexicana lo constituye el texto ´Porfirio Diaz, del Héroe al Dictador, Una Biografía Política´ escrito por el Profesor Paul Garner. En noviembre de 2010, Garner impartió una excelente conferencia en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM. Explicaba Garner que, en efecto, sí existe un común denominador entre el Porfirismo y Neo-Porfirismo siendo éste “el crecimiento económico, la concesión de recursos y la transformación social”. Pero en el giro político, o en el comportamiento político de los actores, los límites al accionar son mucho más marcados. El Neo-Porfirismo juega con limitaciones políticas republicanas mucho más rígidas que las existentes a finales del siglo XIX.
Y aunque sea útil (por razones políticas como lo hace abiertamente Andrés Manuel) equiparar la política económica de Salinas o Zedillo a una suerte de Neo-Porfirismo ; cito: …. ´basadas estas en fomentar las exportaciones a través de las inversiones del capital extranjero, que era lo que hacía, cuando era presidente Porfirio Díaz” es importante tomar nota que la administración de Enrique Peña Nieto podrá estar ´regalando los recursos de la Nación´ pero, políticamente tiene que hacer algo que no hacía Porfirio: Las instituciones democráticas formales deben, públicamente, ser vistas por la clase política como los medios principales para obtener el poder, para ejercer la autoridad política y no simplemente como articulaciones instrumentales.
Podrá reconocerse la corrupción sistémica en el Estado Mexicano (algo también propio del Porfiriato), podrá recitarse hasta la saciedad la destrucción de los ´mitos revolucionarios´ pero no sé si Andrés Manuel Lopez-Obrador comete el error de querer bautizar un autoritarismo competitivo bajo el agua del Neo-Porfirismo y así, justificar su proyecto sin reconocer que –para variar– que hay mucha más institucionalidad hoy que en el época de Porfirio. Ni Salinas, ni Zedillo, ni Peña son ´Don Porfirio´ puesto que juegan con marcos más complejos y eso, expresamente, no está claro en el libro. Porque si Salinas, Zedillo y Peña son ´Don Porfirio´ entonces, ¿Quién es Andrés Manuel?
Es claro en la literatura política que la principal característica de los regímenes autoritarios competitivos (una forma moderada de autoritarismo les denomina Juan Liz) es la persistencia de las instituciones democráticas (para distinguirlas de las ´democracias de fachada´, de las democracias delegativas o de cualquier otro tipo de regímenes híbridos). Andrés Manuel juzga la administración de Enrique Peña Nieto como si ésta fuese una ´democracia de fachada´ y allí, es más clara la necesidad real de traer a colación el Porfiriato. Si bien es cierto que el régimen de Peña Nieto no se caracteriza por dialogar, tampoco es cierto que haya eliminado completamente al Legislativo o abolido (expresamente) los derechos políticos y las libertades civiles básicas. (Al menos aún no lo ha logrado debido a una resistencia legislativa).
¿Hay más ideología que teoría en el texto de López-Obrador?
Vale la pena leer el texto para determinarlo.
[1] Sanborns es una cadena de comida mexicana que se caracteriza por varias cosas. Uno de sus restaurantes más famosos se encuentra en el Centro Histórico de la Ciudad y se le conoce cómo el ´Sanborns de los azulejos´ por el maravilloso decorado de sus paredes. Los desayunos a media mañana y las cenas pasadas la media noche son la especialidad de esta cadena donde también se pueden adquirir libros publicados por diversas editoriales: Editorial DIANA, Editorial GRIJALVO, Editorial PRISA (entre otras). En el México de hoy, que poco a poco pierde a sus intelectuales ícono, publicar un libro y que éste aparezca en los anaqueles de Sanborns es considerado un acto de éxito.
[2] Podemos citar aquí la teleserie producida por Televisa: El Vuelo del Águila. Uno de los aspectos más interesantes de esta teleserie fue el intento abierto por darle aires de grandeza y legitimidad histórica a las decisiones políticas llevadas a cabo por Porfirio Díaz. Todas las decisiones llevadas a cabo durante el Porifiato se presentan enmarcadas por una dificultad cuasi ´tragedia griega´ en la cual el héroe, el hombre fuerte, el cacique, actúa para engrandecer la ´Silla Presidencial´ (o como diría Fuentes, la ´Silla del Águila´), ergo, engrandecer la Nación. En suma, la posición neo-porfirista intenta mercadear la idea, según la cual, la fuerza de la Presidencia en la toma de decisiones claras es la fuerza del proyecto nacional.
[3] La cultura de la pirámide se refiere a las estructuras jerárquicas del poder en referencia al caciquismo y caudillismo.
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