¿Cómo tiene conocimiento un Estado en cuanto a que determinados grupos delictivos se han apoderado de un territorio? Esta pregunta se esperaría poderla responder siguiendo las guías básicas que mandan los cánones en materia de seguridad: áreas del país registradas donde operan las bandas del narcotráfico, nombres con los que se les identifica, líderes, número aproximado de integrantes, droga que trafican, nombre con el cual se identifican, etc.
Ahora bien, tenga usted en cuenta que es...
¿Cómo tiene conocimiento un Estado en cuanto a que determinados grupos delictivos se han apoderado de un territorio? Esta pregunta se esperaría poderla responder siguiendo las guías básicas que mandan los cánones en materia de seguridad: áreas del país registradas donde operan las bandas del narcotráfico, nombres con los que se les identifica, líderes, número aproximado de integrantes, droga que trafican, nombre con el cual se identifican, etc.
Ahora bien, tenga usted en cuenta que esta información pueden obtenerla las fuerzas de seguridad de dos formas concretas. Uno: accediendo a ella directamente, ya sea por labores de infiltración o por testigos protegidos que revelan dicha información. Por ejemplo, el testimonio de Joseph Vallaci, que en la segunda mitad del siglo XX testifica en un jurado estadounidense para afirmar lo que el mismo FBI negaba rotundamente: la existencia de la Cosa Nostra en Estados Unidos. Y dos: porque estos mismos grupos así lo hacen. Este ha sido el comportamiento de buena parte de los cárteles del narcotráfico en México, en donde la violencia es su preludio.
El mundo del narcotráfico mexicano ha visto una ampliación de las familias que participan en la producción y distribución de narcóticos. Propiamente no puede hablarse de familias al estilo siciliano, pero nos referimos a estructuras sólidas, con liderazgos reconocidos, jerarquías, identidad de grupo, cohesión grupal y sentimiento de territorialidad.
El área geográfica del sudeste mexicano y toda la frontera sur es un territorio que pertenece en su mayoría al temible cártel de los Zetas. Este grupo originalmente servía cómo brazo armado del poderoso cártel del Golfo. Los Zetas es un grupo delictivo compuesto originalmente por ex militares mexicanos desertores, ex militares desertores guatemaltecos y salvadoreños.
Tanta es su violencia y poder actual que lograron convertirse en un cártel independiente que hoy rivaliza en poder y arsenal bélico con estructuras más tradicionales, como el cártel de Sinaloa. Los Zetas tienen presencia clara ya en Centroamérica, con especial énfasis en Guatemala. Tres hechos concretos alertaron al Estado guatemalteco de la presencia de otro tipo de narcotraficantes en el país. En 2008 y en 2009, dos matanzas en territorio guatemalteco en las que, según los testigos, grupos de mexicanos y guatemaltecos se enfrentaron a tiros y el arsenal, la disciplina táctica, la forma de atacar y el efecto sorpresa de los Zetas los hicieron victoriosos.
Si lo quisieran, ¿tendrían los Zetas capacidad para apoderarse del país entero? Vale la pena preguntárselo. Hasta ahora, han sabido pasar de ser un grupo minoritario a ser el grupo más peligroso: son empresa, son ejército, son comando, son mafia… son la muerte hecha personas.
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