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Mockus renuncia a los Verdes

Pero la renuncia deja a Mockus en un escenario muy parecido al de su derrota en las elecciones presidenciales cuando se le vio como un filósofo gigante en la política y en su visión sobre la moralidad, pero también como un político poco hábil.
En el resto del país, para muchos de los jóvenes que se habían metido a hacer campaña por primera vez con los verdes, la salida de Mockus es un golpe duro a sus ilusiones de militar dentro de un partido innovador con una forma diferente de hacer política.
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Mockus renuncia a los Verdes

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La decisión de los otros dos fundadores, también alcaldes de Bogotá, de aliarse con el partido de Uribe hizo que el ex candidato presidencial matemático de Colombia abandonara a la agrupación. Podría terminar así una ilusión política continental.

Por Dora Montejo Carvajal, Juan Esteban Lewin y Juanita León (La Silla Vacía)*

No fue un golpe que llegó de repente. Desde febrero, Antanas Mockus le había puesto a Enrique Peñalosa la condición de que se distanciara de Álvaro Uribe para apoyar su candidatura. Ayer la Dirección Nacional aprobó la alianza con La U y con ello precipitó la salida de quien le había dado al partido su espíritu de alternativa independiente. Era un divorcio anunciado, pero no por eso, menos duro.

La renuncia de Antanas Mockus afecta al  Partido Verde en diferentes medidas. En su mito fundacional, la salida de Mockus es un golpe muy duro. Con su salida, el pragmatismo se impone en un partido que se construyó alrededor de una ilusión. En lo práctico, es posible que los votos que pierda en Bogotá con la salida de Mockus los compense con los que sumará la alianza con los uribistas y en las regiones, especialmente en Antioquia, donde Sergio Fajardo aspira a la Gobernación, el golpe inmediato en las urnas podría también ser menor.  El verdadero costo es más intangible.

Se va un ícono

La decisión de Mockus y de Liliana Caballero de renunciar al partido es coherente con el discurso de la moralidad de los visionarios y la visión de una forma alternativa de hacer política que inspiró a la Ola Verde. El mensaje es fuerte y radical: no aceptar de ninguna manera aliarse con un partido que no le ha hecho ningún debate fuerte a la corrupción de la política en Bogotá donde fueron aliados de los Moreno durante toda su administración, ni en el gobierno nacional pasado a los falsos positivos, la yidispolítica y muchos otros temas que tienen hoy enredado al ex presidente Uribe. Mantienen su discurso del “no todo vale”, que impulsó la ola verde.

Pero la renuncia deja a Mockus en un escenario muy parecido al de su derrota en las elecciones presidenciales cuando se le vio como un filósofo gigante en la política y en su visión sobre la moralidad, pero también como un político poco hábil.

Una de las ideas que se ventila en las redes sociales es que Mockus es un mal perdedor, lo que da fe de esta sensación. Muchos lo tildan de caudillista y de ser incapaz de estar en un partido que no gire exclusivamente alrededor de sí mismo, donde se requiere conciliar y ceder, aceptar hoy una victoria y mañana una derrota.

Su salida no sorprende, pero sí defrauda que los ex alcaldes no hayan logrado consolidar un partido fuerte, que fue la promesa inicial que hicieron Mockus, Lucho y Peñalosa, cuando crearon el partido y dijeron que, más que sus ambiciones personales, lo que querían ofrecerle al país era otra alternativa de hacer política. 

Los seguidores de Mockus, por su parte, elogiaron su decisión por ser fiel a sus convicciones. Para ellos, Mockus es el político por excelencia que no cede a las tentaciones de un politiquero. Y por eso se lleva consigo el fervor de la Ola Verde y la admiración de quienes lo ven como un faro moral. Incluso, algunos opinan que, sin Mockus, el Partido Verde es un cascarón vacío. Por eso anoche, mientras el ex alcalde hablaba para la prensa frente a la sede del Partido Verde, algunos seguidores que habían ido a acompañarlo gritaban “nos vamos con Mockus”.

Los que se quedan

La salida de Mockus fue una despedida triste pero sin melodrama. Mockus dijo que “algo doloroso ha ocurrido hoy” y habló de hacer un duelo. Enrique Peñalosa lamentó la salida de Mockus, Lucho Garzón habló de un “amargo cumpleaños” para el partido, Sergio Fajardo dijo que “el retiro de Mockus es una lástima. Él le dio valor a muchos ideales, aprendimos de él”.

Alfonso Prada le dijo a La Silla Vacía: “esto es como un divorcio en buenos términos. Doloroso, pero tranquilo. Cuando Mockus se despidió de mí, me dio un fuerte abrazo y ya antes, en la reunión, me había elogiado”. Y varios de los presentes, consultados por La Silla Vacía, subrayaron que la reunión fue muy tranquila, con mucha altura y respeto. 

Este divorcio bien avenido permite a Ángela María Robledo y a John Sudarsky quedarse en el partido y no parecer totalmente incoherentes. No quieren perder su curul porque dicen que para ellos eso significaría ser irresponsables con sus electores. Creen que todavía tienen un papel constructivo que cumplir y una agenda que seguir y, por lo tanto, jugarán como una minoría. “En otros partidos y en otros lugares las minorías dentro de los partidos han podido funcionar, como Carlos Vicente de Roux dentro del Polo. Esperamos y creemos que los mismo ocurrirá en nuestro caso”, le dijo Robledo a La Silla Vacía. Sin embargo, dado que existe la Ley de Bancadas, en el Congreso no podrán actuar como minoría. Y tampoco es muy claro que su 'disidencia activa' vaya a ser igualmente bienvenida sin Mockus ya en el partido, cuya autoridad moral nadie discutía.

El senador Sudarsky dice que la decisión de ayer no busca debilitar al partido porque es mantenerse en el discurso del “no le jalo, no todo vale”, y hubiera sido peor confundir a la gente mostrándose igual a los demás partidos. Dice que dieron un llamado de alerta para que tanto la dirección como los políticos que están detrás de los avales estén atentos a este tipo de aproximaciones. “Enrique Peñalosa es un gran gerente, pero él olvida que los gerentes tienen tanto poder como su junta directiva y en el caso de la alcaldía de Bogotá su junta directiva va a ser Uribe”, le dijo a La Silla Vacía.

La pregunta que queda es igual a la del discurso de aceptación de la derrota en la segunda vuelta presidencial: “¿Y ahora qué?”. No es tan claro que la respuesta sea “ahora todo”.

El ex candidato presidencial Antanas Mockus dijo que aunque no se trata de ofender, los ocho años del Gobierno de Uribe estuvieron por fuera de los límites que exige la Constitución.

"A la ola verde, en todas sus manifestaciones, toda la gente que nos apoyó, que compartió, le decimos que puede estar tranquila porque los escuchamos, porque tenemos claro el compromiso", dijo Liliana Caballero.

"Nos vamos con Antanas" le gritaron al ex candidato presidencial los seguidores que lo esperaban a la salida de la sede del Partido Verde. 

¿Qué van a hacer los visionarios?

Tan pronto se conoció la renuncia de Mockus, las redes sociales colapsaron. En menos de una hora, los usuarios lo habían aliado con Gustavo Petro y con Gina Parody, o lo habían lanzado como candidato. Mientras tanto, el ex alcalde y sus acompañantes estaban en la sede de los Visionarios, tomando café y comenzando a asimilar el duelo.

La respuesta ante la pregunta de qué van a hacer y para dónde van a coger no la respondió ninguno. “Por lo pronto, tenemos que hacer un duelo”, dijeron Mockus, Caballero y Sudarsky a La Silla Vacía. Todos coincidieron en que es un golpe personal muy duro porque habían creído en el proyecto y aunque Peñalosa sostenga que un partido político no es un club de amigos, de cierta manera ellos sí lo sentían así. También dicen que todas sus energías estaban destinadas a convencer a la Dirección de no aliarse con Uribe. “Confiábamos en la fuerza de los argumentos, pero no la tuvimos”, dijo Liliana Caballero a La Silla Vacía.

Sin embargo, desde hace dos semanas Mockus y otros visionarios que ya se habían retirado están visitando localidades. Y eso indica que el retiro de Mockus del Partido Verde no es el final de su carrera política, ni que necesariamente se vaya a distanciar de la elección en Bogotá. En ese tema, aunque Mockus dice que aún no ha definido su derrotero, tiene varias alternativas en el horizonte.

El efecto en Bogotá

El primer escenario para Mockus consiste en llevarse consigo los votos de la Ola Verde para crear un movimiento por firmas ya lanzarse él mismo otra vez como candidato a la Alcaldía, o para impulsar el nombre de su esposa para el Concejo de Bogotá. Eso, por ejemplo, es lo que cree Gilma Jiménez, según le contó a La Silla Vacía.

Esa decisión es arriesgada porque corre el riesgo de no ganar y de hacer perder a Peñalosa. Esta decisión deja a Mockus con el discurso uribismo vs. antiuribismo, que fue muy efectivo durante la contienda presidencial, pero que podría no necesariamente ser el discurso que más pese a la hora de la elección de Alcalde. Cuando comience en forma la campaña la discusión se centrará en quién es la persona indicada para resolver los problemas concretos de Bogotá y le cobrarán que él haya dicho hace unos meses que era Peñalosa. 

La otra posibilidad es que Mockus busque aliarse con otro candidato. Los dos que resultan más beneficiados con su renuncia son Gustavo Petro y Gina Parody.

Mockus es amigo personal de Petro y hay varias afinidades entre el discurso independiente del ex candidato presidencial del Polo y Antanas. Ambos están alineados en sus posturas frente a la corrupción y el discurso de la ciudad alrededor del agua es coherente con el espíritu verde de la Ola Verde. Pero varios aspectos de la concepción de ciudad de Petro son opuestos a los de Mockus, de quien Petro ha dicho que siguió el mismo modelo 'depredador' de Peñalosa. Además Mockus aceptó el veto de Peñalosa contra Petro durante la campaña presidencial porque, entre otras cosas, las encuestas demostraban que no le sumaba votos. Irse con él le implicaría varias explicaciones.

La gran ganadora podría ser Gina Parody, que también está lanzando una campaña independiente y tiene votos en los estratos altos. Tal vez Mockus podría aportar algunos de los votos de los estratos medios que la ex senadora necesita para consolidar su campaña. Pero como ya se ha visto, Mockus no es bueno para estar detrás de otro político e inevitablemente si él entra de 'coequipero', él terminará atrayendo todos los reflectores.

Independientemente de si Mockus escoge a cualquiera de los dos, o si se va solo, la disputa por la Alcaldía de Bogotá con los conservadores y la U detrás de Peñalosa posiblemente se convertirá en una campaña del establecimiento vs. la alternativa. Si esto sucede, los grandes damnificados serían David Luna y Carlos Fernando Galán, que están dentro de los partidos tradicionales pero no los más fuertes.
 

"Lamento mucho, hicimos todo lo posible. Yo apoyé la campaña de Mockus, lamento que no haga lo mismo con la mía. No soy la inquisición para lanzar en juicio al partido y a sus seguidores", dijo el candidato Verde, Enrique Peñalosa.
"Es una gran equivocación de Antanas Mockus. En primer lugar, yo lo siento porque él es una persona valiosa que hace una política decente y me duele que se precipite su salida, porque hemos hecho un gran esfuerzo desde que se creó el Partido Verde", dijo Lucho en rueda de prensa.

¿Qué pasa con Peñalosa?

La decisión de la Dirección Nacional de los verdes muestra que triunfó el pragmatismo político. La mayoría decidió a favor de la unión con Uribe y con La U porque su candidato tiene grandes debilidades en los estratos uno, dos y tres, que le hicieron perder la Alcaldía frente a Samuel Moreno hace cuatro años. Y el cálculo es que Uribe podría aportarle esos votos o, por lo menos, podría neutralizar que esos votos se fueran a otro candidato.

Aunque Lucho, en la rueda de prensa de anoche, dijo que la alianza no era con Uribe y que para el Partido era más importante Antanas que el ex presidente, Peñalosa había dicho, en la reunión de la Dirección Nacional, que en este momento político él elegía a Uribe antes que a Mockus, según contó el senador John Sudarsky a La Silla Vacía.

El leve descenso que ha mostrado Peñalosa en las últimas encuestas podría ser la muestra de que algunos verdes se retiraron desde el momento en que se aceptaron los primeros coqueteos de Uribe. Pero aún falta el efecto de la retirada de Mockus, que es el símbolo de los principios que catapultaron el partido en la últimas elecciones.

Mientras tanto, las encuestas siguen mostrando a Peñalosa débil en los estratos uno, dos y tres. Es decir, los votos que podría traerle Uribe aún no se ven. Por ahora, como dice la analista Claudia López, "Uribe le ha endosado los odios, pero no los votos".

Sin embargo, el representante Alfonso Prada le dijo a La Silla Vacía que ellos esperan que, cuando arranque la campaña en los barrios, la presencia de Uribe en los eventos de La U sirva para arrastrar votos hacia Peñalosa.

La fuerza de La U también puede venir de que ese es el apoyo del partido del presidente Santos, como reiteró anoche Peñalosa. En realidad, lo clave será ver si el aparato de la U, es decir sus concejales y ediles, sí le meten el hombro a la campaña, sobre todo ahora que les han mandado a decir que las posturas del candidato sobre la administración de las juntas administradoras locales han cambiado.

Lo que ya ganó Peñalosa fue sacar de la contienda a dos de los que podrían ser sus más fuertes oponentes. Cuando le dijo que sí a Uribe y a la U, hizo que William Vinasco y Paulo Laserna se quedaran sin ese apoyo. Y con ello, se sacó del camino a dos candidatos muy reconocidos, pero que necesitaban la fuerza uribista para convertirse en un peligro para las aspiraciones del ex alcalde.

Sólo cuando ese apoyo sea real y Uribe, los de la U y los conservadores comiencen su campaña en los estratos bajos, será posible saber si la transacción de Peñalosa y del Partido Verde le sumó o le restó en votos. Suponiendo, claro está, que Uribe no se lance.

¿Y las regiones?

Anoche no estaba presente Sergio Fajardo, quien está muy sólido en las encuestas a la Gobernación de Antioquia con más del 50 por ciento de la intención de voto. El Partido Verde tiene entre sus posibilidades quedarse con otra joya de la corona, que es la Gobernación de Antioquia. Y esas opciones se mantienen a pesar de la salida de Mockus.

La fuerza de Fajardo en Antioquia depende, en gran medida, de él mismo. En contraste con Bogotá, donde hay tres ex alcaldes, que son tres jefes naturales del partido, en Medellín él es quien manda. El respaldo que le brinda el Partido Verde se mantiene aún sin Mockus, y la alianza que ya está cocinada entre Fajardo y Aníbal Gaviria, candidato liberal a la alcaldía de Medellín, tampoco se afecta.

Fajardo ha caminado sobre una cuerda floja en esta pelea, pues necesita tanto el apoyo de los verdes de Antioquia, como no alienar a los uribistas, que son la mayoría de sus futuros votantes. Su decisión de enmarcar esta como una 'pelea de Bogotá' y su invitación a que el Partido mire hacia el resto del país le ha permitido salir de esta discusión profunda del partido sin ningún costo político.

En el resto del país, para muchos de los jóvenes que se habían metido a hacer campaña por primera vez con los verdes, la salida de Mockus es un golpe duro a sus ilusiones de militar dentro de un partido innovador con una forma diferente de hacer política. Pero al mismo tiempo, a estas alturas les quedará muy difícil conseguir avales por otros partidos o salir a buscar firmas con las implicaciones presupuestales que esto implica. Incluso para Adriana Córdoba, la esposa de Mockus, si decide lanzarse al Concejo, es probable que lo tenga que hacer dentro del partido que dejó su esposo. En la política local, ganará también el pragmatismo. 

“Vamos a hacer acuerdos y a imponer vetos según las circunstancias de cada lugar”, le dijo Lucho Garzón a La Silla Vacía. Las elecciones de octubre se definen en gran medida por problemas locales y regionales. Por eso, en otros lugares donde el Partido Verde parece tener fuerza, como en el Putumayo o en Codazzi, Cesar, la salida de Mockus tampoco parecería tener un efecto directo en las elecciones.

Mientras el Partido Verde logre conquistar la Gobernación de Antioquia, algunos otros cargos ejecutivos, y presencia en buena parte de las asambleas y concejos, estará lejos de quedar muerto. Solo que ya no representará lo mismo. Y en política, a veces, lo que uno representa importa.

*Plaza Pública reproduce este artículo con autorización de La Silla Vacía.

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